Varios mandos de las Fuerzas de Seguridad del Estado (FSE) y expertos en la materia han alertado este martes que el perfil del terrorista yihadista asentado en el Sahel representa un riesgo para la seguridad nacional «más impredecible, indetectable y peligroso» que el de Siria e Irak. Tras recordar que la solución no está cerca, han coincidido en la petición de que se potencien las soluciones «sobre el terreno» más allá de las intervenciones militares.
En el marco del octavo Foro Elcano sobre Terrorismo Global del Real Instituto Elcano, el comisario Manuel Rodríguez García-Risco, jefe de la Unidad Central de Información Exterior de la Comisaría General de Información, se ha referido al «perfil del combatiente que pueda venir» a España y el resto de países europeos desde el Sahel, en principio con rasgos distintos al detectado hasta ahora.
Según este mando policial, lo esperable es que puedan provenir de zonas no urbanas y sin que se produzca el proceso de radicalización en España. «No va a tener posibilidades de integración, las fuerzas de seguridad del Estado lo tendrán mucho más complicado para identificarle», ha pronosticado antes de sostener que «van a ser más impredecibles, indetectables y peligrosos».
Aunque la Policía solo ha detectado hasta la fecha tres casos, García-Risco también ha hablado sobre el riesgo de que los yihadistas utilicen las redes de inmigración irregular. «Los terroristas pueden colarse, tienen capacidad para adquirir documentación falsa y para usar esas redes de inmigración de forma prevalente», ha dicho.
ESPAÑA, LA PUERTA DE ENTRADA
Gerardo Otero, comandante de la Guardia Civil en el proyecto europeo GAR-SI Sahel en Malí, ha participado en el foro del Elcano por videoconferencia para advertir de la «amenaza muy sigilosa» por el adoctrinamiento salafista que está propiciando que haya un «islam más cerrado» al moderado que existía en la zona. «El Sahel es la mayor amenaza de seguridad para África y Europa, siendo España la puerta de entrada», ha indicado.
El comandante ha rechazado que se paguen los secuestros por ser contraproducentes y ha reconocido que su «mayor temor» es volver a 2009, cuando delincuentes comunes vendían a los terroristas al personal que secuestraban. La estrategia, según él, pasa por propiciar la «buena gobernanza» desde la lucha contra la corrupción y de la delincuencia, además del terrorismo.
«Hacen falta proyectos de desarrollo al mismo tiempo que seguridad», ha continuado Otero. Como ejemplo de lo que hace la Guardia Civil en Mali ha señalado que muchas veces anteponen «acciones que parecen ridículas» pero que la población agradece como ayudar en el traslado a un hospital o incluso facilitar una simple aspirina que alivia el dolor puntual de alguien. «Es lo que tratamos de inculcar a los gendarmes», ha añadido.
HACER MÁS SOBRE EL TERRENO
«La solución militar nunca va a ser la definitiva, pero es absolutamente fundamental. Si no hay seguridad, no habrá absolutamente nada. Son necesarias, pero hay que plantearse si nos falta algo más. Se trata de crear prosperidad entre la población», ha señalado Jesús Díez Alcaide, coronel jefe de la Unidad de Análisis del Departamento de Seguridad Nacional de la Presidencia del Gobierno.
Como otros participantes en el octavo Foro Elcano sobre Yihadismo. Díez Alcaide ha abogado por ayudar a los gobiernos ante la debilidad de los Estados, y «fomentar las organizaciones regionales» para buscar «soluciones africanas para problemas africanos».
En este punto, ha recordado que España aporta más del 27% de las fuerzas de la Unión Europea desplegadas en la zona y que se va a incrementar «en fechas muy próximas» la aportación para adiestrar a los policías malienses. «Aportación en formación operativa y en valores y derechos humanos», ha dicho antes de admitir que «todos» los actores pueden hacer más: «Tenemos que estar más sobre el terreno».