A pesar de que el uso de la mascarilla es obligatorio en todo el territorio nacional desde hace casi medio año, todavía no nos acostumbramos a «gestionarla» de forma correcta, lo que podría estar mermando su eficiencia. Ponerla de forma incorrecta, no llevar la talla adecuada o no cambiarla cuando es necesario son algunos de los malos usos que más se repiten respecto a la mascarilla quirúrgica.
1El tiempo de uso
La eficacia de una mascarilla no es infinita. De hecho, todo lo contrario, el tiempo de uso para garantizar su eficacia, y por lo tanto su protección viene marcado por el fabricante, pero en general debe reemplazarse cada cuatro horas. Además de perder eficacia, el problema al que nos podemos enfrentar si no cambiamos la mascarilla quirúrgica en el tiempo establecido – o si no lavamos las mascarillas reutilizables – es que estas se llenen de bacterias. Entre las bacterias que pueden «invadir» nuestra mascarilla por la humedad y la falta de higiene están los estafilococos, los estreptococos y los bacilos. Si bien no pasaría nada en un primer momento, si estas bacterias proliferan en gran número podría generarnos alguna patología.