El abogado que quiso hacer teatro: así eran las «estafas» de Víctor Valladares

  • Nacho, uno de los clientes estafados por Valladares, ha contado su relato.
  • El teatro de Víctor costó cerca de 1.400 euros a una familia. 
  • Valladares se ha hecho famoso, entre otras cosas, por denunciar al presidente del Gobierno.
  • Se llama Víctor Valladares, es abogado y le apasionan los bulldog. Es un viejo conocido de las televisiones, pero ha sido en plena la pandemia cuando más famoso se ha hecho. Se apuntaba a un bombardeo. Incluso a denunciar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por la gestión de la crisis del coronavirus y por no prohibir las manifestaciones que se produjeron el día de la mujer trabajadora. Pero lo cierto es que el modus operandi de este sujeto ha dejado a más de uno con la cartera vacía, tal y como han contado a este medio. Para Valladares, las supuestas estafas han sido en ocasiones su modo de vida; al menos es lo que se desprende de las inhabilitaciones que tiene por haberse quedado presuntamente el dinero de algunos de sus clientes sin haber realizado el trabajo por el que le habían pagado. Pues bien, esta es una de esas historias contadas por la misma persona a quien Valladares supuestamente estafó. Y no te deja indiferente.

    Un paseo al perro fue suficiente para unir en una aparente amistad a Nacho y a Valladares. El abogado era amable y nada parecía indicar que, siendo vecinos, solicitar sus servicios profesionales pudiera complicarse tanto como lo hizo. El caso es que Nacho se juntó con dos situaciones que requerían de un representante legal. No eran casos especialmente difíciles, pero lo cierto es que tiró de agenda para solucionar un problema, así que decidió llamar en 2014 a Valladares para contratarle como abogado. Y es ahí donde empezó el infierno.

    Como siempre, Valladares fue directo, amable y convincente. El primero de esos problemas que Nacho quería solucionar era por el nombre de una tienda. El cliente de Valladares había formado una tienda de bicicletas que se llamaba «Con2Pedales». Y la sorpresa inundó a Nacho cuando vio que, a pesar de que había registrado el nombre y la marca de su establecimiento, otros propietarios ávidos de originalidad habían llamado a su tienda, también de bicicletas y situada en Murcia, exactamente igual que él. «Sencillo», pensó. Así que puso en manos de Valladares este caso que a juicio de cualquier abogado tenía todas las de ganar. El otro caso que coincidió en el tiempo tenía que ver con su familia política. La suegra de Nacho se había tropezado con una baldosa mal colocada en la capital y querían denunciar al Ayuntamiento de Madrid para que se hiciera responsable de las lesiones que había sufrido la madre de la mujer del denunciante. Y también decidieron ponerlo en manos de Valladares.

    Es a partir de aquí cuando Víctor sacó su lado más artístico y se dedicó, según relatan las fuentes, a representar un papel que ni Matthew McConaughey hubiera interpretado mejor. Al principio eran llamadas relativamente frecuentes. «Igual tenemos que irnos a Murcia a realizar una gestiones», le dijo Valladares a Nacho. Y poco después volver a llamarle para decir: «¡fíjate lo que he conseguido! Ya no hace falta que vayamos a Murcia, lo voy a gestionar todo desde Madrid», comentaba. Para que, tiempo después, Nacho se diera cuenta de que en realidad no había gestionado nada de nada. Todo era fingido. Tal fue el cansancio de Nacho que al final desistió por completo y «Con2Pedales» (la versión de marca blanca de Murcia) se salió con la suya mientras que el cliente de Valladares sigue con el registro de la tienda en su poder.

    UNA OBRA DE TEATRO

    Pero quizás, el caso más sonado es el de los suegros de Nacho. En el caso de las bicicletas, era el propio cliente el que tenía trato por teléfono con Valladares, pero nada más. Sin embargo, con el tropiezo de la baldosa de Madrid el asunto era bien distinto. Víctor tuvo que ponerse en contacto con los suegros de Nacho para que acudieran al juzgado e intentar ganar un dinero al Ayuntamiento con motivo del tropiezo que había tenido en la calle, que, no olvidemos, había tenido graves consecuencias para su salud. En un primer caso, Valladares llevó a la mujer implicada en el tropiezo y a su marido a un Juzgado, les metió en una sala y él salió para, presuntamente, discutir las condiciones con los representantes del Consistorio. Cada poco, Valladares abría la puerta para comunicarles a los denunciantes cómo iban los avances. «Les he conseguido sacar 10.000 euros, pero creo que podemos apretar un poco más. Dejadme intentarlo», les comentaba mientras entraba y salía de la sala con frecuencia.

    Al mismo tiempo, Nacho también fue testigo de algunos fenómenos difíciles de explicar. Uno de ellos, el acudir junto a Valladares a entregar una documentación al registro. Él vio cómo los recepcionistas cogieron los papeles, pero resulta que, al tiempo de enterarse de la presunta estafa, se dieron cuenta de que en ese registro no había ninguna documentación que hiciera referencia al tropiezo de su madre. Todo un despropósito que se saldó con la pérdida de 1.400 euros que nunca vieron de vuelta, 1.000 por el caso de la tienda, y otros 400 por lo suegros. Otra de las veces, el cliente acudió el mismo con los papeles firmados por Víctor frente a los Juzgados de Plaza de Castilla.

    Tal fue el enfado de Nacho, que no dudó en acudir tres años después, en 2017, al Colegio Oficial de Abogados de Madrid a denunciar lo que le había pasado. Había perdido 1.400 euros, además de mucho tiempo. Y eso por no hablar de que los dos casos que requerían de esa representación se habían quedado en el tintero por la pérdida de tiempo que les había supuesto la presunta estafa de Víctor Valladares, un viejo conocido de las televisiones que también se ha apuntado el tanto de animalista, aunque los propios colectivos a los que ha representado de forma altruista no pueden ni ver a este letrado.

    Lo curioso fue que durante los meses en los que el cliente insistió de forma incesante para obtener alguna explicación sobre lo que estaba ocurriendo, Víctor le dio una respuesta a la que no daba crédito. Tras varias llamadas, Valladares vio oportuno, tal y como cuenta Nacho, decirle por teléfono que la razón por la que estaba tan desaparecido y por la que no atendía ni las llamadas ni los mensajes era porque tenía leucemia. Pero para sorpresa de Nacho, Víctor no parecía acordarse de que le había contado esta historia y se le olvidó al poco de encontrarse con él. Delirante.