El Rey avisa de que el Mediterráneo será inestable sin una política de integración norte-sur

El Rey Felipe VI ha llamado este viernes a poner en marcha «un proyecto real de cooperación e integración» entre el norte y el sur del Mediterráneo y ha advertido de que, en caso contrario, «tarde o temprano se producirá «el escenario de un Mediterráneo cada vez más inestable e impredecible, convertido en línea de fractura entre diversos mundos cada vez más ensimismados y alejados».

El jefe del Estado ha apostado por una integración «que permita prevenir la conflictividad y las tensiones» durante su intervención telemática en la inauguración del V Foro Regional de la Unión por el Mediterráneo (UpM).

Felipe VI ha empezado por decir que su plan inicial era haber estado este viernes de manera presencial en Barcelona, donde se encuentran los anfitriones de la reunión, pero que «este plan fue frustrado por tener que estar confinado preventivamente». El Rey está en cuarentena preventiva hasta el 3 de diciembre, tras haber tenido contacto con una persona que dio positivo por Covid-19 el pasado domingo.

En la sede del secretariado de la UpM sí están la ministra de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, Arancha González Laya; el Alto Representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell; el ministro de Exteriores de Jordania, Ayman Safadi, cuyo país ejerce junto a la UE la copresidencia de turno de la UpM y el secretario general de esta alianza, Nasser Kamel.

En cambio, el resto de participantes en la reunión, procedentes del norte y el sur del Mediterráneo, lo hacen de manera telemática, lo que ha quitado lustre a una cita que el Gobierno había planeado como 25 aniversario del Proceso de Barcelona.

El Rey ha recordado el momento «histórico» de la Conferencia que se celebró en la ciudad hace 25 años y que marcó la política de la UE hacia la región, institucionalizada años después en el marco de la Unión por el Mediterráneo.

De aquella cita, ha recalcado «el espíritu de concordia y la visión de un futuro en común» con el fin de «convertir el Mediterráneo en un espacio de paz y estabilidad, de prosperidad compartida y de respeto e intercambios».

Con todo, ha reconocido que «las expectativas que entonces se suscitaron no han terminado de cumplirse». También ha señalado que «a lo largo de los últimos 25 años han cambiado mucho, y no siempre en la mejor dirección, las circunstancias geopolíticas» de la región.

Hoy, ha dicho, la situación es «mucho más compleja y más difícil de gestionar», con multitud de conflictos, «crecientes desequilibrios económicos y sociales» y «preocupantes fracturas culturales» que amenazan con poner el riesgo el propio proyecto euro-mediterráneo. A todo ello se ha sumado la pandemia de Covid-19, que ha puesto de relieve la importancia de la vecindad.

Sin embargo, ha pedido no caer en el «desánimo», o incluso en el «cansancio» y el «desinterés» que traslucen algunas opiniones, sino más bien poner en marcha «una política euro-mediterránea renovada y activa, adaptada a los retos y oportunidades» para insistir en ese objetivo de hacer de la región un espacio abierto y próspero.

A su juicio, para ese objetivo es una oportunidad este 25 aniversario. «Existen las herramientas y la voluntad política», ha dicho, y la clave está «en la corresponsabilidad y en la claridad de objetivos».