Por qué los hombres ven con malos ojos los juguetes eróticos

Los juguetes eróticos levantan pasiones. Para bien o para mal. En el caso de las mujeres, ha sido todo un descubrimiento y un boom en los últimos años a la hora de conseguir los mejores orgasmos. Sin embargo, para los hombres, suponen un miedo añadido a los que ya tienen en el dormitorio. Pero, ¿por qué muchos son tan reacios a probarlos?

Hace solo unos años, entrar a una tienda erótica era algo mal visto. Ahora, no obstante, elementos como el Satisfyer no dudan en anunciarse en programas de televisión de máxima audiencia y, sobre todo, en las redes sociales. El tema va siendo cada vez menos tabú y las mujeres cuentan con armas suficientes como para saber cómo, dónde y cuándo disfrutar de su placer.

Si leyendo esto se te ha venido alguien en especial a la mente, descubre por qué los hombres ven con malos ojos los juguetes eróticos.

La compra de juguetes eróticos, cada vez más normal

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Como decíamos, hace unos años, comprar juguetes eróticos no estaba bien visto, ni por los hombres ni por las mujeres. La sociedad ha ido evolucionando con el paso de los años y la sexualidad, ahora mucho más abierta, se entiende de distinta manera que en épocas anteriores.

En la actualidad, ir de compras si lo que vamos a adquirir es algo erótico se ha convertido en algo natural. Ya no se hace en solitario y en la intimidad, sino que muchas chicas van en compañía de sus amigas, de su pareja e incluso de sus padres. Ahora, las tiendas eróticas son luminosas, ya no son lúgubres. También son cercanas y espacios donde aprender a usar todo lo que se vende a través de la comprensión y el interés por conseguir cada vez más placer.

A pesar de todo, parece que el público masculino no se termina de acostumbrar a usarlos en la cama. Por ejemplo, los juguetes con forma fálica continúan teniendo su público y, de hecho, se han creado juguetes especiales para los hombres, pero ellos son más reacios a incluirlos en el dormitorio.

La respuesta de los hombres ante los juguetes sexuales

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Muchos son los argumentos que tienen los hombres a la hora de desechar la idea de usar juguetes eróticos con sus parejas. Algunos de ellos pasan por afirmar que no necesitan ningún tipo de juguete, porque ellos son suficientes y otros por decir que, si a la pareja le gusta más un juguete, no va a querer tener sexo con ellos.

Además, muchos son los pensamientos que coinciden en que introducir uno de estos compañeros en la cama es de fracasados. Prácticamente el total de los argumentos están basados en distintos miedos. Uno de los más comunes es el de no complacer a su pareja como desearían.

También aparece el miedo a no ser los suficientemente buenos en la cama, a perder la virilidad, a que se burlen de sus decisiones, etc. Es por eso importante conocer que el juguete es solo un complemento a la relación sexual. En ningún caso se trata de un sustituto, sino de un elemento añadido a la hora de obtener más placer y crear una conexión aún más fuerte.

Los hombres se sienten intimidados por los juguetes en la cama

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El problema, no obstante, no son los juguetes eróticos en sí. De hecho, los hombres no se muestran tan reticentes cuando los usan a solas. Aceptan esto sin temor, con más naturalidad. Pero sí existe una reacción negativa a la hora de incluirlos en la cama para jugar junto a su pareja. El miedo a ser sustituido siempre está ahí. Esto cambiaría si ellos aceptaran que son solo un juego y un complemento más.

El problema puede residir en que, para muchos hombres, el sexo se sigue considerando como una competición. Parece más importante la duración de la relación sexual, la potencia o el rendimiento antes que el placer. Y, por supuesto, estas ideas están cambiando con el paso del tiempo.

Las personas que tienen este tipo de pensamiento son aquellas que cuentan con poca o ninguna educación sexual. Debemos desechar los tabúes y desterrar ideas erróneas que tenemos preconcebidas sobre nuestra sexualidad. Tampoco hay que ser inseguro con respecto a cosas como la masculinidad o virilidad, sino abiertos y dejarse sorprender.

Depende del tipo de juguetes eróticos que se utilicen

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Otra de las cosas que debemos tener en cuenta es que también depende mucho del tipo de juguetes eróticos que se utilicen. Por ejemplo, los que tienen forma fálica son más intimidatorios para los hombres heterosexuales. Por tanto, se sienten más cómodos con aquellos elementos que no imitan la forma del pene.

No obstante, la mayoría de juguetes realizados para jugar entre dos no imitan al pene, sino que tienen como objetivo estimular zonas como el clítoris u otras erógenas durante la penetración o el encuentro sexual.

Cuando los juguetes son no fálicos, los hombres se muestran más abiertos a probarlos. No contamos con mejor ejemplo que complementos como el Satisfyer. Este succionador de clítoris ha conseguido convertirse incluso en un regalo que los hombres le hacen a sus parejas. Al no tener que ver con la penetración, parece que se sienten menos intimidados.

Cómo hablar del tema con tu pareja

hablar pareja

Si tu pareja es reacia a probar juguetes eróticos, lo primero que debemos tener en cuenta es que nadie está obligado a hacer nada que no desee aunque a su pareja sí le apetezca. En ningún caso debemos obligar a hacer nada con lo que la otra persona no se sienta cómodo al cien por cien.

Pero, en caso de que deseéis intentarlo y no sepáis cómo, una buena forma de introducir en la pareja este tipo de elementos es hacerlo en forma de regalo. Puede ser una buena idea para sorprender a la pareja e ir añadiendo algunos juguetes, como lubricantes o velas eróticas, que son mucho más amigables y crean un ambiente especial. Si vemos buena recepción ante estos elementos, podemos proponer pasar a probar con un succionador de clítoris o de pene.

Una buena forma de perder el miedo es ir juntos a un sex shop. Así, podréis comentar ideas, confesar qué os gustaría o qué os apetece probar. Debemos intentar mostrar interés por mejorar nuestra sexualidad. Conociendo siempre dónde están los límites, con comunicación y confianza podemos ir abriendo mucho más nuestra mente y conseguir probar cosas nuevas que solo harán que se multiplique el placer para los dos.