Todo lo que odian las mujeres casadas del matrimonio

El matrimonio puede ser duro. Nos casamos con la idea de que todo va a ir a pedir de boca pero, lo cierto, es que habrá muchos problemas cotidianos a los que tendremos que hacer frente para estar siempre bien con nuestra pareja. Hay personas que, aunque lleven años juntas e incluso convivan, llega el momento de casarse y todo se desmorona.

¿Qué es lo que puede suceder? Como todo en la vida, cuando nos casamos y las cosas van bien, todo es perfecto. Sin embargo, en cuanto se tuercen, podemos desear escapar. Una relación de pareja sana, para que funcione, debe hacer algún que otro sacrificio. Sobre todo, si existen hijos de por medio. El cine o la televisión nos venden una idea equivocada de la convivencia y, conforme la vamos viviendo, nos vamos dando más cuenta.

Hay muchas cosas que hay que cambiar y mejor hacerlo cuanto antes. Descubre todo lo que odian las mujeres casadas del matrimonio.

Con el matrimonio, acaba el tiempo para uno mismo

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Es inevitable que, cuando compartimos tiempo con otra persona y vivamos en la misma casa, con una convivencia de casi 24 horas, sintamos que no tenemos tiempo para nosotras mismas. Este es uno de los gigantes contra los que debemos luchar en el matrimonio, pues puede terminar mermando a la pareja y, sobre todo, a la persona que se siente de este modo.

Al estar en una relación muy estable, parece complicado encontrar el espacio y tiempo que necesitamos. Esto se nota mucho más en mujeres que han vivido solas durante muchos años antes de compartir su vida con otra persona. Hay momentos en los que podemos llegar a echar de menos nuestra otra vida, más independiente y en la que no rendíamos cuentas a nadie.

Recordamos aquellos tiempos de soledad y nuestra casa anterior como un espacio que era solamente nuestro. Eso no quita, por supuesto, que se pueda estar encantada con el matrimonio y con los hijos. Aquí la clave está en saber gestionar esto para no olvidarnos de nosotras mismas y reservar, al menos un día a la semana, para cuidarnos y mimarnos.

Las decisiones grandes ya no son solo nuestras

decisiones pareja

Otra de las cosas que más odian las mujeres casadas del matrimonio es que las grandes decisiones ya no las toman ellas en solitario. En el momento en que nos casamos o nos vamos a vivir con nuestra pareja estable, lo cierto es que la vida empieza a ser una cosa de dos, por lo que no podemos pensar y tomar decisiones a la ligera.

Este es otro de los sacrificios que hay que hacer para que las cosas funcionen. Debemos volvernos a acostumbrar a actuar en pareja y no solo como nos gustaría actuar a nosotros. La razón es que una relación es cosa de dos y ambos tenemos que dar nuestra opinión y punto de vista sobre todas las situaciones.

Aquí entra en marcha ese mecanismo de conocer las preferencias de la otra persona, además de las nuestras. Un ejemplo sencillo lo encontramos a la hora de reservar un viaje. Ya no podemos coger nuestra mochila e ir donde nos lleve el viento, sino que tenemos que pensar en el trabajo de la otra persona, sus preferencias y, en caso de tener hijos, también en ellos.

La familia y los suegros, otro de los handicap del matrimonio

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Aunque es un tema tabú en el seno de muchas parejas, lo cierto es que los suegros se pueden llegar a convertir en un problema. Es por eso que son una de las variables que muchas mujeres odian en su matrimonio. La relación con la familia política no siempre va a ir bien. Sin embargo, aquí también deben hacer ambas partes un sacrificio para llegar a un punto en común. Después de todo, se ha pasado a formar parte de una nueva familia.

El ser padres y pareja a la vez también lo ven complicado muchas mujeres casadas. Como decíamos, hay personas que se conocen, son amigos, novios e incluso viven juntos durante años antes de dar el paso y casarse. Juntos compran su primera casa, hacen su primera reforma, crecen en el ámbito laboral y personal… Es decir, se acostumbran a estar siempre en el mismo punto. Sin embargo, eso puede cambiar cuando llegan los hijos al matrimonio.

La independencia puede cambiar cuando llegan los niños. Puede que, además, se una un nuevo problema en forma de variaciones de opinión a la hora de criarlos. No importa todo lo que hayáis hablado durante vuestra vida juntos de cómo deseáis educar a vuestros hijos, lo cierto es que, cuando llega el momento, todo puede cambiar. Aquí, una buena comunicación y saber darle al otro el lugar que le corresponde será clave para que la relación no termine.

Tirar de la relación todo el tiempo

convivencia

Una relación es algo complicado de llevar, si queremos que salga bien. Por eso, debemos tener en cuenta varios temas que nos ayudarán a crear un mejor ambiente. No obstante, estar pendientes de todas esas cosas es lo que más odian muchas mujeres casadas en su matrimonio. Un ejemplo lo tenemos en la comunicación. Si nuestra pareja no sabe abordar los problemas de frente, la convivencia será imposible. Aquí es bueno pedir ayuda profesional.

Otra de las cosas que se deben hacer casi a diario es esforzarse en que la relación funcione. Esto es algo que deben hacer los dos miembros de la pareja, que no deben olvidar nunca su vínculo en común. Con el trabajo, los niños y las rutinas diarias, a veces tan solo vemos un par de horas a nuestra pareja. Es ese momento el que debéis reservar solo para vosotros y volver a disfrutar de la relación como en sus orígenes. De lo contrario, terminará desapareciendo.

Al hilo de esto, la convivencia es otra de esas cosas con las que es complicado lidiar. Hay muchas mujeres casadas que lo que más odian del matrimonio es no vivir solas y compartirlo todo con otra persona. Para todas ellas, la clave está en saber buscar el equilibrio. Esto se puede hacer dedicando tiempo para una misma, cuidarse y no darlo todo por nuestra pareja o la familia.