El acusado de abusar sexualmente de una menor con la que coincidía en la Iglesia ha negado los hechos y ha atribuido la situación como «fruto de una broma» que se fue «de las manos».
Los sucesos se remontan a enero del 2017. El acusado, valiéndose de su condición e amigo de la familia de la menor y tras coincidir con ellos en la Iglesia, logra que esta acceda a acudir en diversas ocasiones a la cafetería donde trabaja, un establecimiento situado próximo al colegio.
Allí, según el relato del escrito fiscal, el hombre consigue «someterla a realizar actos de índole sexual», como «besos y tocamientos». Esta relación se mantuvo también «a través de mensajes telefónicos y llamadas», en las que solicitaba fotografías de «naturaleza sexual» al tiempo que él enviaba sus propias imágenes desnudo.
Esta situación se prolongó en el tiempo hasta el mes de junio de 2018, añade el documento. Por todo ello, el Ministerio Público ha pedido para el acusado 4 años de prisión, inhabilitación para el derecho de sufragio pasivo por el mismo tiempo y el alejamiento a un mínimo de 200 metros de la menor, así como la prohibición de comunicarse con ella durante 6 años.
El acusado ha insistido en que los hechos «son falsos» y que «todo fue una broma que se fue de las manos». Con esa declaración la defensa ha apelado a que se trata de una acusación «muy vaga» y «poco consistente».
El abogado ha sostenido que «no hay fundamento probatorio que refute los hechos». «Empezó como una broma y nos ha traído aquí», ha asegurado, puesto que «ni siquiera hay pruebas de nada».
Por ello ha solicitado la libre absolución para su patrocinado y el caso ha quedado visto para sentencia.