El último ‘cuento’ de los agricultores: la calidad del vino depende de las estrellas

¿Sabías que hay corrientes agrícolas y usos de la tierra que utilizan en su proceder la Homeopatía, el Esoterismo, la Astrología o el Zodiaco? Aunque pueda parecer una broma, no lo es. La denominada Agricultura Biodinámica parte de la creencia -que no la aplicación científica- de que determinadas acciones ‘espirituales’ con la tierra otorgan a su producto una mayor calidad y a la Tierra, una mayor sostenibilidad. Efectivamente, en la segunda parte de su línea argumentativa se podría encuadrar como un tipo de agricultura ecológica. Y en la base lo es, pero en la justificación de sus propuestas, parece más un cuento de los agricultores y los vendedores. Esta corriente ha encontrado en el sector vitivinícola el mártir perfecto. ¿Depende la calidad del vino de la alineación de los planetas y las estrellas?

EL FILÓSOFO QUE ENSEÑABA A LOS AGRICULTORES

La Agricultura Biodinámica surgió a finales del siglo XIX y principios del siglo XX en Alemania, donde sigue contando con un mayor predicamento entre algunos agricultores seducidos por la relación cósmica con la tierra. Su ideólogo, Rudolf Steiner, era un filósofo. Un teórico que poco o nada conoció el trabajo en el campo. Su teoría sobre la influencia del cosmos en la agricultura se formuló en plena época de entreguerras, tras el fin de la I Guerra Mundial y en pleno apogeo de la ciencia química, que también llegó a la labranza a través de los abonos y pesticidas.

¿Tiene base científica? Hasta ahora, ninguna. Y eso que ha desarrollado todo un complejo sistema de pautas y compuestos que le otorgan ese aura de credibilidad que ha convencido a muchos agricultores y viticultores para aplicarlo en su laboreo. Los científicos más activos para tratar de desenmascarar el cuento de la agricultura biodinámica remarcan que no hay ningún estudio científico riguroso que otorgue validez a prácticas tan de superstición como enterrar un cuerno de vaca con abono, o utilizar la manzanilla como un conector espiritual de la Tierra y el Cosmos.

Para los agricultores que defienden la holística de la corriente, consideran su explotación como un único ente en el que todos se influyen. Además, las plantas, al igual que el resto de seres vivos, reciben influencias astrológicas de los planetas y las estrellas. Según qué área del Sistema Solar miremos -desde la óptica biodinámica- afectará o bien al ambiente superficial de la planta (la vid, por ejemplo, aunque no solo), o bien a la raíz y su crecimiento.

La parte aérea de las plantas depende, según estos agricultores, de Venus, Júpiter y Saturno; mientras que la Luna, Mercurio y Marte alteran la raíz.

LOS COMPUESTOS 500, PROTAGONISTAS DE ESTE CUENTO

¿Cómo se transmiten esas ‘influencias’? Además de la acción humana, siendo respetuosos con el medio ambiente -lo ecológico de este marketiniano cuento de sobrevaloración de productos- los llamados agricultores biodinámicos siguen un calendario muy estricto. Junto a ello, el propio Rudolf Steiner inventó hasta 9 ‘preparados biodinámicos’ -los compuestos 500-, una suerte de recetas con diferentes composts naturales para que los sacrificados agricultores los apliquen en el terruño.

De nuevo, si profundizamos en la base, vemos que utilizan compuestos naturales como el azufre, o buscan crear procesos químicos en la tierra para favorecer su oxigenación y el enriquecimiento nutritivo para las plantas. Ahora bien, lo hacen con una base de ‘fe’ y superstición, y no a base de investigaciones científicas. Veamos algunos de los preparados que utilizan estos agricultores astrólogos.

«A principios de otoño se llenan los cuernos de vaca (que haya tenido varios partos) con estiércol sin paja, preferiblemente de vacas preñadas, de manera que no queden espacios de aire en su interior. Se entierran hasta la primavera en suelo de pradera o de forraje con una buena capa de humus. El contenido se saca del cuerno y se almacena en un cajón rodeado de turba rubia. Los cuernos pueden volver a usarse«, reza el ‘manual’ para el preparado 500.

Otro de los más conocidos es el denominado preparado 502: «Se ponen flores frescas de milenrama, recogidas en plena floración un día soleado, en una vejiga de ciervo macho. Se cuelga la vejiga al sol antes del 24 de junio, se entierra a principios de otoño y se recupera después de Semana Santa». 

Leyendo el calendario y los manuales de agricultura biodinámica más parece estar leyendo alquimia que ciencia. Recuerdan, en cierto modo, a los ridiculizados calendarios cristianos y celebraciones paganas para conseguir el beneplácito de fuerzas superiores -lo que no comprendemos-.

EL VINO, EL SECTOR QUE MEJOR A ASIMILADO Y VISTO SU OPORTUNIDAD

Aunque hay agricultores de todo cultivo que se han dejado arrastrar por la promesa de conseguir un producto con mayor valor en el mercado -y también una parte por su propia naturaleza tendente a creer en lo espiritual-, es en el sector vitivinícola donde mayor predicamento ha alcanzado en España.

¿Por qué? Se trata de un segmento que continuamente tiene que ofrecer algo diferencial al resto. ¿Vinos ecológicos? Demasiado trillado.

UN LOBBY EN EL CORAZÓN DE BRUSELAS A FAVOR DE LOS AGRICULTORES ASTRÓLOGOS

Lo realmente ‘peligroso’ de esta corriente no es solo que se ‘engañe’ al consumidor sobrevalorando el precio del producto final, sino que los diversos lobbies de las empresas ligadas a su desarrollo y comercialización llevan años afincados en Bruselas presionando a los políticos con su carácter ecológico para aprobar directivas que lo normalicen. Por ahora no existe una regulación sobre la agricultura biodinámica. Entre los defensores más inesperados de estas prácticas entre agricultores se cuenta el príncipe Carlos de Inglaterra.