Las juergas de los políticos a costa del dinero de los españoles

Crisis, paro y, en muchas ocasiones, pobreza. Muchos son los palos que hemos vivido en las últimas décadas en nuestro país, pero a algunos no les han afectado demasiado. En muchos casos, los políticos han salido fortalecidos de la falta de dinero de los españoles y no han dudado en despilfarrar el dinero de las arcas públicas en fiestas y juergas que no tienen comparación.

Algunas, se han celebrado en nuestro propio país. Otras, fuera de las fronteras de España. Sea como fuere, lo cierto es que pocos se libran de haberse visto tentados a usar el dinero que es de todos como si fuera propio. Y, también, muchos de ellos, han terminado en la cárcel o procesados dentro de tramas de corrupción que no en todos los casos han visto la luz como merecían.

No podemos destacar todas, pero sí algunas. Descubre las juergas de los políticos a costa del dinero de los españoles.

Francisco Javier Guerrero, políticos de juerga hasta con su chófer

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En plena trama de corrupción de los ERE, una de las más sonadas de nuestro país, poco parece importarle a los políticos la situación que viven millones de españoles. El exdirector general de Empleo de la Junta de Andalucía, Francisco Javier Guerrero, del Partido Socialista, no dudaba en correrse juergas un día tras otro disfrutando de todo lo que ofrecen las animadas calles sevillanas.

Lo hacía junto a su chófer, que también era su amigo, Juan Francisco Trujillo. Juntos, andaban en busca de lugares, bares y casas donde poder invertir parte de los 152 millones de euros que desaparecieron, sin previo aviso, del fondo que se iba a emplear para ayudar a los parados y jubilados de la comunidad. Lejos de sentirse culpable, gastó el dinero en una serie de factores que poco o nada tienen que ver con la política.

Entre ellos, destacan las drogas, noches con travestis, paseos en el coche oficial y, por supuesto, también en los caprichos de su chófer. Después de que se descubrieran estas juergas e inversiones clandestinas, realizadas con gran maldad, se encuentra en prisión por desfalco. Sin embargo, en ningún momento descarta el volver a la Junta de Andalucía. Imaginamos que echa de menos su alto nivel de vida a costa del dinero público.

Viajes y fiestas a cargo de la Xunta de Galicia

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Los políticos de la coalición entre el Bloque Nacionalista Gallego y el Partido Socialista, debieron pensar que, lo mejor para afrontar una crisis, era irse de viaje. Eso sí, usando el dinero del resto de los españoles. Así, decidieron irse juntos a la Habana para disfrutar de unas vacaciones sin precedentes en la isla caribeña. Aquí, se gastaron más de 1.300.000 euros.

Eso sí, la coartada parecía ser perfecta. De cara a la opinión pública, el viaje estaba programado para «promover la difusión internacional de la cultura gallega», durante la feria del libro de la capital de Cuba. Sin embargo, las facturas poco o nada tienen que ver con esta difusión cultura. Entre los tickets, se encontraron más de 400 mojitos, estadías en suites dentro de los hoteles más famosos de la ciudad y un sinfín de billetes en clase preferente.

Presuponemos, después de ver el total de las facturas, que el viaje debió llevar más ajetreo del que pensaron en un primer momento. En definitiva, los mojitos, las suites en el Meliá y demás lujos, provocaron una enorme trifulca política en su vuelta a España que hizo que fueran perdiendo votos y puntos poco a poco hasta quedar por lo que son realmente.

Rodrigo de Santos, entre los políticos relacionados con prostíbulos

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Seguidor de la ultraconservadora secta cristiana de los Kikos y exteniente de alcalde del Ayuntamiento de Palma por el Partido Popular, parece que Rodrigo Santos tampoco perdió el tiempo cuando estuvo en el poder. En una ocasión, gastó nada menos que 50.000 euros de la VISA del Ayuntamiento en una gran variedad de tipos de servicios sexuales.

En una sola noche, se gastó 1.500 euros en un mismo local. De hecho, se dice entre los ciudadanos que no quedó un solo prostíbulo de Palma, sin hacer distinción de sexos, que no visitara el entonces político.

Después de muchas juergas y mucho despilfarro de dinero que no era suyo, parece que la cosa no terminó de salir tan bien como pensaba. Al final, fue condenado a nada menos que siete años de cárcel por malversación e incluso abuso de menores. No es uno de los mejores ejemplos de políticos, pero sí del uso que muchos hacen del dinero de los españoles.

De viaje a Moscú, pero no de negocios

juan carlos alia

En una ocasión, la plana mayor del Gobierno balear de Matas decidió irse de viaje a Moscú. La razón, al igual que sucede con las vacaciones en la Habana, era para promover de forma turística las islas. Sin embargo, se convirtió en toda una juerga de las que se pudieron ver facturas de lo más prometedoras.

Por ejemplo, algunas estaban relacionadas con el conocido prostíbulo Rasputín. A pesar de lo que pudieran pensar, los pillaron. Y, además, también descubrieron que uno de ellos, Juan Carlos Alía, que en ese momento era director gerente del Instituto Balear de Turismo, engordó el sueldo del guía e intérprete que llevaron durante el viaje.

En esa «escapada», disfrutaron de prostitutas, mucho alcohol y las mejores comidas moscovitas. Aunque fue otra de las tramas de corrupción más sonada en las islas, lo cierto es que, comparado con el asunto de Palma Arena, parece que se queda en un segundo plano.

Empresas públicas y políticos, jugando con dinero ajeno

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«Invita el Ayuntamiento de Lorca». Eso es justo lo que pensaron los responsables de la empresa pública de limpieza de Lorca, Limusa, mientras pagaban facturas de cosas que poco o nada tenían que ver con sus obligaciones.

Entre ellas, grandes comidas, prostitutas, viajes y carreras universitarias. El resultado de la cuenta de la empresa municipal de saneamiento es que gastaron nada menos que 150.000 euros en menesteres ajenos a su trabajo.

Si algo limpiaron, fueron las arcas públicas del dinero de los españoles y, en concreto, de los ciudadanos que tributan en Lorca. Después de una ardua investigación, fueron condenados a entre uno y tres años de cárcel por malversación y falsedad documental. A pesar de todo, pareció salirles cara la picaresca.