El Ayuntamiento de Madrid inaugura el año con una reforma en Cibeles

José Luis Martínez Almeida, alcalde de Madrid, ha arrancado el año reformando una parte de Cibeles. Así, el dirigente popular reformará una parte de las dependencias en el Palacio de Cibeles. La obra se centraliza en el cuarto piso, la llamada planta noble e implicará un gasto para el consistorio superior a los 76.000 euros, incluidos los impuestos.

Las obras arrancarán con la mayor brevedad, una vez que el Área de Gobierno de Obras y Equipamientos adjudicase el contrato público a las firmas Contratas Centro y Ugarte Feijoo a finales de 2020. Unas compañías que han sido las únicas que se han presentado a la oferta pública, dado que mantienen un acuerdo preferente, más conocido como acuerdo marco, con el consistorio madrileño para ejecutar distintas reformas. La duración de la renovación de la planta noble se prolongará durante los próximos dos meses, según los plazos oficiales.

El coste sin impuestos de la obra ascenderá a algo más de 63.000 euros, aunque una vez se le añaden los impuestos rebasa los 76.000. Un montante que irá a parar a las dos pequeñas y longevas constructoras madrileñas que han acaparado distintos contratos públicos en los últimos años. Contratas Centro forma parte de un entramado empresarial cuya cúspide la forma la sociedad matriz Monral (que posee un 90% de la misma) que dirige José Olmos Ros y en el que aparece toda su familia. A su vez, en Ugarte Feijoo solo aparece un administrador único, Adolfo Luis Vieco Gómez.

LA REFORMA DE CARMENA FUE EL DOBLE DE CARA

Almeida ha preferido cambiar, de nuevo, la antigua distribución para hacerla más acorde al funcionamiento del consistorio bajo su mandato. Así, la nueva reforma incluiría habilitar la sala donde desarrollaba su trabajo el gabinete técnico para colocar el equipo de coordinación de alcaldía, según a podido saber Merca2. Dichas fuentes apuntan, además, de que el despacho como tal en el que trabaja Almeida no sufrirá transformaciones relevantes.

La conocida como planta noble del Palacio de Cibeles ha tenido distintas reformas en los últimos años. La última fue bajo el mandato de Manuela Carmena. La exalcaldesa inauguró su mandato en 2015 con una renovación muy particular del que había sido el despacho de Ana Botella. Así, Carmena prefirió dividir la superficie del gigantesco despacho en tres espacios diferenciados: una será la sala de la Juntas de Gobierno, otra será utilizada por los miembros del gabinete de alcaldía y personal administrativo, y el tercer espacio será el despacho de la alcaldesa Manuela Carmena, dentro del cual habrá un lugar para las visitas.

Asimismo, el gran salón institucional desaparece y pasó a ser un espacio diáfano donde se instalaron diversos puestos de trabajo. Lo mismo ocurrió con la sala en la que se celebraban las juntas de gobierno y donde la idea inicial fue la de colocar tres puestos de trabajo. En dicha construcción, el anterior consistorio gastó cerca de 150.000 euros, aunque el desembolso podría haber sido mucho mayor. Una cifra que supone la mitad de lo que prevén abonar los populares.

UNA NAVIDAD DE GASTOS PARA ALMEIDA

Su peculiar nuevo regalo de Reyes Magos se une a otros dispendios importantes del consistorio en materia navideña. Así, solo en concepto de “instalación, conservación y desmontaje del alumbrado ornamental navideño de la ciudad de Madrid” el ayuntamiento de la capital de España desembolsó más de 335.000 euros, y eso que solo eran dos lotes. Una cifra que si se le añade el resto de lotes para todas las calles de la ciudad y los costes derivados de la misma asciende finalmente a 3,2 millones de euros.

A las luces se le añade otro gusto muy del tipo Almeida, las banderas de España. Así, durante su primer año de legislatura el consistorio desembolsó más de 50.000 euros en este concepto. Pero no fue suficiente. Así, el pasado mes de noviembre el equipo que lidera el popular adjudicó un contrato a Ibérica Estratificados para instalar una enorme bandera rojigualda en la plaza Pradera del Saceral, en el distrito de Fuencarral El Pardo, con motivo de la fiesta de la Constitución. En definitiva, quizás demasiados gastos ostentosos para la difícil situación que vive la capital del país.