Seis situaciones en las que nunca deberías tomar un ibuprofeno

Pensar en el ibuprofeno como ese medicamento mágico que nos soluciona todos los problemas y nos quita cualquier tipo de dolor es uno de esos errores que cometemos con demasiada frecuencia. Lo cierto es que el ibuprofeno es un fármaco y como tal, tiene efectos secundarios y puede traernos serias consecuencias si no lo suministramos de forma responsable. El ibuprofeno es, junto al omeprazol y al paracetamol, uno de los remedios más vendidos y consumidos del país. En muchas ocasiones recurrimos a el por un simple dolor muscular o de cabeza o por una resaca y no tomamos dimensión de que haciendo esto podemos causar un daño innecesario a nuestro organismo.

Debido a su excesiva demanda, en 2019 se prohibió en España la venta de ibuprofeno de 600 mg sin receta. Sin embargo, y a pesar de esta restricción, su uso indiscriminado sigue siendo muy habitual y son muchos quienes lo toman por cualquier cosa. Según datos del Sistema Nacional de Salud, se venden aproximadamente 18 millones de envases de esta droga cada año. Sus efectos antiinflamatorios, analgésicos y antipiréticos convierten al ibuprofeno en mano de santo para calmar muchas dolencias. Aunque no se debe abusar de ninguna medicina. Estos son los seis casos en los cuáles no se debe ingerir ibuprofeno bajo ningún concepto.

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No es recomendable en personas asmáticas

Personas asmáticas o con patologías respiratorias similares deben abstenerse de tomar ibuprofeno. Al ser un antinflamatorio, esta droga reduce la producción de una sustancia llamada prostaglandina mediante la inhibición de una enzima que la produce. Entonces aumenta así el riesgo de sufrir un ataque de asma. También hay ciertos casos en los que puede llegar a ocasionar un broncoespasmo.