Féliz Sanz Roldán, el «impecable» director del CNI que planta cara a Villarejo

Diez años al frente de los servicios secretos españoles durante tres legislaturas de dos signos políticos distintos. Este es el resumen de la carrera del general Feliz Sanz Roldán al frente del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). El que fuera jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), así como Alto Representante para la Presidencia de España ante la UE ha pasado a la historia de España como un pacificador que no sólo encarriló el estropicio de su predecesor, Alberto Sáiz (alias el “guardabosques”), sino que contribuyó tanto al fin de ETA como a evitar una crisis institucional tras la abdicación del entonces Rey, Juan Carlos I. Ahora, Sanz Roldán vuelve a los escenarios arrastrado por el turbio excomisario José Manuel Villarejo, con el que tendrá un cara a cara en los juzgados.

Diez años no son pocos al frente del CNI. Y que sobreviviera a diferentes signos políticos habla bien de su gestión. Su aterrizaje en los servicios secretos españoles no fue fácil, dado el estropicio que había formado el capricho del exministro de Defensa José Bono. El “guardabosques”, como le llamaban dentro del Centro Nacional de Inteligencia, que fue director de Medio Ambiente en Castilla-La Mancha, acabó por dimitir en 2009 tras descubrirse que utilizaba el cargo para darse algunos caprichos (viajes, lujo, dietas…). Y en ese contexto llegó Sanz Roldán para, con mano izquierda, encarrilar el cargo y centrar los objetivos del CNI.

Sanz Roldán fue la elección personal del expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. Había más nombres sobre la mesa, pero el líder socialista buscaba un perfil militar y optó por el JEMAD como nuevo director del CNI. Había mucho que enmendar, especialmente tras el estropicio, también a nivel de gestión (los agentes de Inteligencia expulsados de Cuba tienen mucho que decir), del guardabosques. 

Si por algo se recuerda a Sanz Roldán es por su activo papel en el fin de ETA. Es cierto que fuentes del Ministerio del Interior de entonces aseguran que quien dio la cara principalmente ante el grupo terrorista fue la Guardia Civil, pero el papel del exdirector del Centro Nacional de Inteligencia y la coordinación de todos los agentes también fue relevante. Las fuentes aseguran que pese a que la prensa no mencionara al CNI en los sucesivos golpes que fueron poco a poco descabezando la banda no significa que no tuviera un papel activo en la misma, especialmente en la desarticulación de células ubicadas en el sur de Francia (como el dispositivo que consiguió apresar al líder terrorista Txeroki). A lo largo del mandato de Sanz Roldán, ETA pasó a tener más integrantes en la cárcel que fuera.

La buena gestión de Sanz Roldán se dejó sentir precisamente por el trabajo fino que realizó al informar en todo momento de la guerra interna que se vivía en ETA, así como de cada detalle de la escisión que afrontaba la izquierda abertzale por el alejamiento progresivo de Arnaldo Otegi. Una información clave para la desarticulación de la banda. 

Félix también mantuvo un papel activo y responsable en el proceso de abdicación del emérito, algo que le ha traído más dolores de cabeza de lo esperado. Tanto Sanz Roldán, como el exlíder socialista Alfredo Pérez Rubalcaba como el exministro de Justicia Alberto Ruiz Gallardón mantuvieron un grado de responsabilidad de Estado digno de elogio, dado que llegaron a enfrentarse, como en el caso de Rubalcaba, a los suyos tan solo por tratar de evitar a toda costa una crisis institucional. 

En este contexto, el del monarca, el papel de Sanz Roldán fue más lejos, o al menos es lo que argumenta quien ahora ha conseguido arrastrarle a los tribunales. “¿Quién ha amenazado de muerte a Corina?», preguntó en 2017 el periodista Jordi Évole a Villarejo. “El generalísimo. El señor Félix Sanz Roldán. El señor que manda en el CNI”, respondió. Y esto ha sido suficiente para que el exdirector del CNI tenga un careo en la Audiencia Nacional con el comisario jubilado que emergió de las cloacas del Estado.

EL CARA A CARA

Para muchos, este cara a cara era un enfrentamiento de interés. El exdirector de los servicios secretos españoles contra el excomisario que ha puesto en jaque a todos los poderes del Estado.  En el marco de la operación Tándem, Sanz Roldán tiene que explicar ante el juez Manuel García Castellón su papel durante esta telenovela que enfrenta al emérito con su amante Corinna Larsen y si de verdad hizo aquello de lo que Villarejo le acusa. Un mal trago que se fundamenta en un enfrentamiento que se remonta tiempo atrás, incluso a la detención del conocido como pequeño Nicolás.

El odio que Villarejo procesa a Sanz Roldán se remonta a la detención Francisco Nicolás Gómez, un joven acusado de hacerse pasar por un agente enviado del CNI. Cuando la policía le detuvo, éste desplegó todos sus contactos, entre los que exhibió el teléfono del propio Villarejo. Y acto seguido, el excomisario entendió que el Centro Nacional de Inteligencia acabaría por detenerle. Desde entonces, el enfrentamiento entre quienes ahora se reencuentran en los juzgados dio el pistoletazo de salida. Aunque hay fuentes que aseguran que este enfrentamiento viene de antes.

Desde ese momento, Villarejo pasó al ataque e intentó desprestigiar a toda costa al director del CNI. Todo vale. Graba a todo el que pasa por en frente suya e intenta obtener información sobre a quien llama “trol” e incluso vierte acusaciones, sin pruebas, como que Sanz Roldán ha amenazado a la amante del Rey para que no diga nada. Es entonces cuando el director del Centro Nacional de Inteligencia decide denunciar a Villarejo por su honor acusando al comisario de un delito de denuncia falsa y otro de calumnias y la fiscalía pide un año de prisión por cada uno de ellos. Y el enfrentamiento se dará este viernes.