El viaje ideológico del Guerra: de ocupar el hueco del PCE a Vox

  • Alfonso Guerra sigue con su particular viaje hacia la derecha.
  • La vieja guardia socialista no admite que su tiempo ya pasó.
  • La derrota de Susana Díaz en las primarias de 2017 jubiló de forma forzosa a varios exdirigentes. 
  • Cualquiera que no conozca el pasado reciente de España y escuche la enérgica condena de Alfonso Guerra al pacto presupuestario entre el Gobierno central y una coalición legal y legítima como Euskal Herria Bildu no podrá siquiera intuir que el político sevillano vicepresidió un Ejecutivo español que montó una banda parapolicial para apostar por el crimen de Estado.

    Y es que los caprichos de la vieja guardia socialista, esa que no ha pedido perdón por los GAL o Filesa, no parecen tener fin a pesar de que la derrota de Susana Díaz en las primarias de 2017 supuso un antes y un después en el peso interno de este alicaído ‘dream team’.

    GUERRA QUERÍA OCUPAR EL HUECO DEL PCE

    Una de la obsesiones de Alfonso Guerra como materia gris del PSOE entre finales de los setenta y principios de los noventa fue achicar espacios a la izquierda de los socialistas. Para eso mimó infinitas escisiones en el PCE que sin embargo no provocaron su desaparición.

    Y eso que Guerra lo intentaba con una retórica más propicia de una formación marxista que de los gobiernos socialiberales de Felipe González, que representaba al área moderada y renovadora mientras su entonces cuate intentaba llenar la zona más roja del PSOE.

    Por eso llama la atención el viraje ideológico del exvicepresidente, que dice que el pacto con EH Bildu es «absolutamente despreciable. Hay muchos españoles y muchos socialistas con un nudo en la garganta (. . .) Un grito que no sale, pero que están deseando gritarlo: ‘¡Con Bildu no, con Bildu no!'».

    Guerra protestó porque apareció «Iglesias diciendo que Bildu se ha incorporado a la dirección del Estado y al mismo tiempo Otegi, condenado por terrorista, dice que van a Madrid a destruir el régimen del 78».

    ¿QUIERE QUE MANDE EL PP?

    A Guerra se le escapó una reflexión: «En la moción de censura del 18, el señor Rajoy en vez de ir a un bar a tomar copas, tenía que haber dimitido. Dijeron, si dimite retiramos la moción. Hubiese sido presidente otro de su Gobierno y España se habría ahorrado muchos disgustos».

    Es evidente que Guerra prefiere a cualquier miembro del Gabinete de Rajoy que a su compañero de partido Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. Y más aun tras la aprobación de la nueva Ley educativa que, según el el líder del extinto ‘guerrismo’ hace que se persiga «a una lengua».

    El sevillano aseguró que hace unos años se realizó una encuesta en Cataluña y «el 68% dijo que el castellano» era su lengua habitual. Y añade: «Se hizo el mismo sondeo entre los diputados del Parlamento, pero no era un sondeo, porque el universo eran todos los diputados y dieron esa respuesta el 7%. Hay una diferencia muy grande entre lo que hablan los catalanes y lo que hablan los políticos catalanes».

    Guerra apostilló: «Es una sociedad bilingüe, hay que respetar los dos, por qué solo en catalán y no en castellano. Las carreteras, los nombres de los pueblos, todo, solo en catalán. Si usted va allí y no lo ve, tiene que ir al oculista. No hay un régimen democrático si se persigue a una lengua, no es posible».

    GUERRA SE CABREA

    La vieja guardia socialista, casi toda abonada a las ‘puertas giratorias’, mantiene su campaña contra Pedro Sánchez para alegría de la derecha mediática y política, encantada con que antiguas estrellas del PSOE actúen bajo el marco político del PP y Vox.

    El presidente del Gobierno por ahora hace oídos sordos a esta ‘ruidera’ interna que tiene por objeto condicionar los pactos del PSOE y Unidas Podemos, que en los Presupuestos Generales del Estado van a recabar en torno a los 200 apoyos. Pero la vieja guardia estaría más cómoda teniendo de socio a Cs, que comparte modelo económico y de Estado con el ‘guerrismo’.