El PSOE confía en que Illa les libre del yugo independentista tras las elecciones catalanas

En el PSOE, aunque no lo parezca, están hartos de que ERC les condicione constantemente en el Congreso de los Diputados. Cualquier ley que quieran sacar adelante precisa del apoyo de los 13 diputados de Esquerra, pero esto puede cambiar en menos de un mes. El nuevo CIS de Tezanos, aunque poco fiable para sociólogos de prestigio, augura que Salvador Illa, el ministro de Sanidad y futuro candidato del PSC a las elecciones catalanas, ganará las elecciones con ERC pisándole los talones. Sea así o al contrario, es decir, que ERC gane las elecciones y el PSC quede al rebufo, lo cierto es que si se ponen de acuerdo Sánchez podrá librarse de la excesiva presión que ejerce el partido independentista sobre el Gobierno central. ¿Cómo? Utilizando la carta en Cataluña.

Está claro que el resultado del CIS de Tezanos es sorprendente, al menos así lo acreditan sociólogos consultados por este medio. La candidatura encabezada por el todavía ministro conseguiría un 23,9% de los votos, mientras que los independentistas se quedarían a más de tres puntos con un 20,6%. Con estos datos sobre la mesa solo hay unas pocas opciones. La primera, que gobierne el PSC en coalición con ERC, ya sea con un president independentista o uno socialista; y la segunda que uno apoye al otro a cambio de concesiones concretas. El escenario con el que trabajan en Ferraz no contempla que Illa tenga posibilidades directas de ser president (en contra del criterio de la cocina de Tezanos), pero sí que los independentistas catalanes precisen del apoyo del ministro para gobernar en esta comunidad autónoma. Y ahí es donde está la clave de todo.

Si todo sale como esperan en Ferraz, Sánchez podrá utilizar su poder autonómico para condicionar un gobierno liderado por ERC y conseguir así que Gabriel Rufián y los suyos no presionen tanto en el rumbo de la política nacional. Por el momento, los independentistas han conseguido que incluso el wifi para la España vaciada llegue con privilegios a su comunidad autónoma en detrimento de otras que lo necesitan mucho más. Cualquier medida que ha llevado adelante el PSOE ha necesitado del apoyo de Rufián. Y esto no solo erosiona al Gobierno, sino que se ha convertido en una piedra en el zapato de Sánchez, que no puede moverse sin tirar antes la limosna precisa a los catalanes.

La decisión de poner a Illa al frente del PSC no fue fácil, ya que es una apuesta difícil. Sánchez sabe que solo con un candidato con tirón mediático y relativamente contrastado podía dar un golpe sobre la mesa y condicionar a ERC. Si seguimos el CIS de Tezanos, todo parece que el plan del presidente del Gobierno va sobre ruedas y por fin podrá intercambiar cromos políticos. Un «yo te apoyo en esto en Cataluña si tu me apoyas en esto en el Congreso» que evite al líder socialista pagar peaje a los independentistas cada vez que quiera hacer algo. Bastante tiene con Unidas Podemos como socio como para tener que responder a las demandas de los vascos y de los independentistas.

El PSOE no contempla que Illa tenga posibilidades de ser president. Y de serlo, tendrá que ser de la mano de ERC, es decir, que tendrán que aparcar la independencia y juntarse para una coalición de contenido que deje a un lado el referéndum y otras cuestiones que han separado a estos dos partidos. La idea de un bloque constitucionalista y otro independentista, aun así, está encima de la mesa. PP, Vox y Ciudadanos pelean por urdir una mayoría del «no» a la independencia mientras que Junts per Catalunya prefiere un escenario en que los nacionalistas obtengan más escaños y votos que los rivales. Pero Sánchez no juega a eso. El quiere a ERC a toda costa y solo los números podrán darle la razón.

La cuestión es qué quiere ERC. Su escenario es más complicado que para el resto de partidos. Desde la formación se desliza la mala relación que mantienen con Junts per Catalunya. Es el partido de los que huyeron de las consecuencias de sus decisiones frente a quienes las afrontaron. Pero para ellos la independencia sigue siendo una cuestión fundamental. Entonces, ¿qué hacer? ¿Una legislatura de contenido progresista o una que solo tenga como horizonte la independencia? La respuesta no es fácil, pues ellos quieren las dos cosas. Ni siquiera el PSOE se atreve a garantizar qué ocurrirá con Esquerra Republicana de Catalunya, pero sí que aseguran que si el referéndum y la independencia están encima de la mesa no apoyarán bajo ningún concepto a ERC.

Los mensajes del vicepresidente del Gobierno y líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, en los que lanzaba guiños incluso al expresident de la Generalitat Carles Puigdemont al compararle con los exiliados republicanos augura que habrá un entendimiento entre los progresistas y los independentistas de izquierdas. Pero todo está por ver, dado que sí que hay un escenario concreto en el que a Sánchez y a Iglesias se les podría venir abajo todo su plan.

El problema llegaría si sale lo que esperan los de Puigdemont, que no es otra cosa


que los partidos abiertamente independentistas, es decir, Esquerra Republicana de Catalunya, la CUP y Junts per Catalunya, obtengan una mayoría absoluta de escaños y una mayoría de votos (y si supera el 50% del total de la población catalana, mejor). De darse este escenario electoral, que no es para nada improbable, ERC se vería envuelto en un compromiso que alejaría a Sánchez de su sueño de librarse del yugo independentista. La presión que sentiría Esquerra en este supuesto para formar un gobierno abiertamente independentista que forzara un referéndum vinculante sería enorme y le obligaría a ponerse de acuerdo con esos socios políticos que tan poco aguantan.

Por el momento, el trabajo de Tezanos está hecho: augurar que el PSC obtendrá una mejoría sustancial en sus resultados anteriores de la mano de Illa y poner encima de la mesa una idea: que ERC y PSC podrían gobernar juntos sin necesidad de terceros. Si cae esa breva, Sánchez estará, una vez más, de enhorabuena.