jueves, 12 diciembre 2024

Piden 12 años para ‘Anboto’, que niega su participación en el atentado de Getxo del 94

La que fuera jefa de ETA María Soledad Iparraguirre, alias ‘Anboto’ o ‘Marisol’, ha negado este miércoles haber entregado material explosivo y armamento a un comando de la banda terrorista en 1994 para que colocaran un artefacto explosivo en una entidad bancaria en la localidad de Getxo (Vizcaya).

Iparraguirre –que ha respondido sólo a su abogado– ha vuelto a negar, como en los tres juicios anteriores ante la Audiencia Nacional, que fuera conocida en la banda como ‘Anboto’. Tesis que ha sido respaldada por los dos miembros del comando –Agustín Almaraz y Aitor Fresnedo– que atentó contra la oficina de Credit Lyonnais.

Sin embargo, los agentes de la Guardía Civil responsables de la toma de declaración de ambos cuando fueron detenidos en los noventa, han indicado que en ese momento sí que reconocieron a ‘Anboto’ como Maria Soledad Iparraguirre y que además la identificaron en rueda fotográfica. Esto ha sido refutado por ambos etarras señalando que ya no recordaban lo declarado debido a que han pasado muchos años, y Fresnedo ha apuntado que además él declaró después de haber sido «salvajemente torturado».

Durante la vista de este miércoles, Iparraguirre ha comparecido tras las mamparas de protección, algo que ocurrió también en alguno de los juicios previos, si bien no en todos. En su turno final de palabra se ha declarado inocente de los hechos por los que era juzgada y ha subrayado que sentarla en el banquillo por algo que ocurrió hace 27 años es anacrónico y es muestra de «una justicia vengativa».

«Muestra una justicia vengativa que en lugar de buscar soluciones ahonda aun más en el conflicto por medio de la represión», ha añadido, para luego comentar que constata que a la Sala le resulta incómodo que se trate el tema de la tortura sufrida por miembros de ETA.

Por eso, ha abogado por una «justicia reparativa» que permita avanzar en el proceso de resolución en el País Vasco y que «permita a Euskal Herria seguir adelante y hacer frente a los problemas actuales y cerrar las heridas».

EL COMANDO ITSASADAR

El fiscal, que ha elevado a definitivas sus conclusiones, con leves modificaciones sobre alguna sustancia explosiva que incluía en su escrito, solicita doce años de prisión por el delito de estragos terroristas para ‘Anboto’, además de la prohibición de que vuelva a Getxo por un periodo de cinco años.

En su escrito de acusación, el fiscal sostenía que los integrantes del comando ‘Itsasadar’ «confeccionaron un artefacto deflagrante, compuesto por explosivo amosal, con un temporizador mecánico, colocándolo en una bolsa de plástico que depositaron hacia las 00.44 horas del día 14 de septiembre de 1994 en la fachada del banco Credit Lyonnais España de Getxo. El comando avisó telefónicamente de la colocación de la bomba, que estallaría 30 minutos después.

Según el Ministerio Público, el material explosivo, los temporizadores mecánicos y eléctricos, las dos pistolas, un subfusil, las cuatro cajas de balas, los dos manuales (uno de ellos sobre manejo de explosivos) y 500.000 pesetas, fueron entregados a estos dos miembros de ETA por Iparraguirre en marzo de 1994.

FISCALÍA VS DEFENSA SOBRE EL ALIAS

Gran parte de la vista de este miércoles ha girado en torno a demostrar si realmente María Soledad Iparraguirre era ‘Anboto’ o no. Para el fiscal no hay duda y en su exposición final ha incidido que «queda acreditado que sí era Anboto y por tanto era jefa de los comandos legales de ETA –no fichados por la Policía– en el momento de los hechos».

«Sus funciones eran dar adiestramiento, suministrar material explosivo e indicar los objetivos contra los que los comandos deben atentar», ha recordado, para añadir que incluso uno de los testigos ha reconocido que Iparraguirre le impartió el curso en manejo de explosivos en Francia, «aunque haya tratado de desdecirse» posteriormente.

Ha apuntado además que la elección del objetivo de esa entidad francesa no era casual porque en esa época hay un cambio de paradigma y se varía hacia ese tipo de objetivos, algo que coincide con la llegada a jefa de comandos de ‘Anboto’. «Su participación es por tanto mediata en este atentado», por lo que ha sostenido que ahí entra la calificación de autoría o, «cuanto menos», cooperación necesaria.

NO HAY PRUEBA «VÁLIDA»

Por su parte, la defensa de Iparraguirre ha pedido la libre absolución de su cliente al entender que «no hay prueba válida o suficiente para enervar la presunción de inocencia». Y ha pedido no caer en el «automatismo» de calificar a Iparraguirre como ‘Anboto’.

En su informe, ha tratado de desacreditar las declaraciones de los peritos de inteligencia y las declaraciones policiales de los dos etarras que formaron parte del comando al entender que se realizaron en situación de incomunicación y vulnerando los derechos fundamentales de los detenidos. Y ha apuntado que es extraño que ambos dieran nombres y apellidos de otros miembros voluntariamente.

Al hilo, ha indicado que el reconocimiento fotográfico que estos etarras hicieron de Iparraguirre era sobre una imagen del 81, cuando tenía 19 años, por lo que ha dudado que fuera real. «Curiosamente todos reconocen sin género de dudas a Iparraguirre», ha apuntado, para luego recordar que un reconocimiento fotográfico por si solo «no constituye prueba para destruir la presunción de inocencia».