Cómo romper con tu novia o novio sin desatar una guerra

Con las relaciones ocurre lo mismo que con las personas: cada una es un mundo. Por eso, lo que funciona bien para unos, no tiene que hacerlo para otros. Aún así, debemos intentar que, cuando suceden cosas normales, como romper con tu novia o novio, no se convierte en un auténtico trauma. Aquí vemos otra diferencia entre una relación sana y otra que no lo es.

Cuando una relación acaba porque ambas personas se dan cuenta de que buscan cosas diferentes y estar en pareja ya no es como antes, debido al tiempo o a la finalización del amor, hay que saber irse y dejar ir. No siempre tenemos que verlo como algo malo, pues puede ser posible despedirnos sin tirar por la borda los buenos momentos compartidos entre los dos.

Si te sientes en una situación así, descubre cómo romper con tu novia o novio sin desatar una guerra y terminar en paz.

Seamos siempre honestos con nuestro novio o novia

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Las cosas malas existen en todas las relaciones, no solo en las de pareja. Por eso, nunca hay que evitar hablar de ellas, ni siquiera cuando estamos rompiendo con nuestra novia o novio. Cuando la relación ha dejado de funcionar esto tiene un motivo y es importante sincerarse en todo momento para indagar sobre las causas reales que han podido provocar la ruptura.

Si la otra parte te ha hecho daño, seguro que sientes que necesitas que se disculpe contigo. Lo mismo sucederá en el caso contrario. Por eso, hay momentos en los que es mejor aparcar el dolor a un lado y sentarse a hablar como adultos. El resultado será muy beneficioso para nuestra salud mental. Si la sinceridad ha sido la base durante toda la relación, esto no tiene que cambiar cuando estamos rompiendo con la otra persona. Motivos hay muchos, pero lo ideal es conocerlos de antemano y explicar la situación sin miedo.

Por eso, otra de las cosas importantes a la hora de dejar una relación es ser honesto hasta el final. Además, debemos dar gracias por todas las cosas buenas que hemos vivido y han pasado. Seguro que, durante mucho tiempo, tu pareja ha sido una roca en la que te has apoyado, te ha hecho sorpresas que no te esperabas o ha conseguido sacarte una sonrisa. Esos pequeños detalles son con los que debemos quedarnos. Aunque no sigáis juntos, es importante apreciar las cosas buenas que tiene el otro.

Echa la vista atrás: ¿Qué has aprendido?

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En el momento en que una relación se termina, sobre todo si esta ha sido larga o incluso la más larga que hemos tenido, parece que nos quedamos huérfanos o que algo importante nos falta. Esto sucede porque tenemos esa idea de que, cuando dejamos a nuestro novio o novia, debemos desprendernos de todo lo vivido junto a él o ella. Y debemos hacer justo lo contrario. La realidad es que quedarán en nuestra mente recuerdos, momentos y también cosas aprendidas.

Sobre esta última parte es sobre la que debemos pensar más a menudo. Tenemos que hacer hincapié en todo aquello que nos ha enseñado la relación, sobre todo cosas relacionadas con nosotros mismos. Puede que hayamos descubierto cosas nuevas que ahora te gustan y nunca antes te las hubieras planteado. Juntos podéis haber descubierto hobbies nuevos que tú puedes seguir por tu cuenta. Además, también puede que hayamos visto cosas de nosotros que no nos gusten o hayamos descubierto qué es aquello que no queremos en nuestra vida.

No todo tiene por qué ser bueno, pero seguro que de todo podemos sacar una enseñanza. Todas las personas que han pasado por nuestra vida tienen la capacidad de dejar algo en nosotros. No importa el tiempo que pase. Así, de anteriores relaciones podemos descubrir detalles tan sencillos como libros nuevos para leer, nuevos estilos musicales o estilos de ropa que nunca antes habrías probado. Debemos quedarnos con todo eso, así como con la idea de qué es aquello que no nos gustaría repetir bajo ningún concepto. De este modo, si tenemos otra relación, seremos mucho más maduros.

Agradece el tiempo vivido con tu novio o novia, pero déjalo ir

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Cuando hablamos sobre quedarnos con los aprendizajes, tampoco debemos tomarlo al pie de la letra y terminar por obviar lo malo. En todo momento, hay que reconocer que algo pasó para que las cosas no funcionaran y la pareja se termine rompiendo. De los malos tiempos también podemos aprender varias cosas, incluso más que de los buenos. Si llega ese momento de despedirse de tu novio o novia, mejor hacerlo con templanza.

En una relación, sobre todo al principio, hay mucha felicidad. De lo contrario, no habríamos empezado con esa persona. Sin embargo, parece que, conforme las cosas se van complicando, solo vemos lo malo que ha ocurrido. Cuando nos paramos a pensar sobre el desarrollo de los acontecimientos, debemos ser capaces de llegar a la conclusión de que puede que nos hayamos hecho daño de forma mutua, pero también hay que admitir lo bueno que habéis pasado e intentar vivir con eso, aprendiendo y creciendo como personas.

Esto se puede convertir en una auténtica filosofía de vida. Al finalizar la relación, os dais cuenta de que nada es como antes, de que vuestra historia no funciona y ya no queréis ni buscáis lo mismo. Es decir, las cosas no pueden continuar por el mismo camino. No obstante, siguen quedando los buenos momentos, aquella época en la que erais felices. Es por todo ello que es bueno agradecer el tiempo pasado con la otra persona. Lo primero es aceptar que ya no funcionáis juntos, pero agradecer puede ser la vía perfecta para encontrar esa paz que tanto ansiamos.

La comunicación, también clave en la pareja a la hora de romper

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Si una de las bases para que una pareja funcione, además de la sinceridad y la honestidad, es la comunicación, esto debemos llevarlo hasta los últimos términos. Estamos acostumbrados a hacer de las rupturas con nuestro novio o novia un auténtico drama. Esto es lo que termina desembocando en una guerra absurda que nos causa dolores de cabeza.

Lo que debemos hacer es sentarnos a hablar como personas adultas y explicar en todo momento cómo nos sentimos. Si nos hemos sentido dañados, es justo esperar que la otra persona lo sepa y tenga la oportunidad de defenderse y disculparse. Esto mismo sucede si el daño lo hemos hecho nosotros. De esta forma, podremos entendernos y acabar la relación en buenos términos.

Después de esa conversación que ambos os merecéis por el tiempo que habéis vivido juntos, la elección de continuar o no hablando está en vuestra mano. De primeras, la recomendación es que no lo hagáis, pues podríais llegar a confundiros de nuevo. Pasado un tiempo, no tenéis por qué dejar de lado la amistad.