El Papa ha denunciado que el «mortal flagelo» del hambre en muchas regiones de la tierra se ha exacerbado por «la crisis sanitaria» y ha reclamado políticas de educación pública que promuevan «dietas saludables».
«El papel de los estados para que ello sea posible es fundamental y para alentar políticas de educación pública que promuevan la incorporación de alimentos nutritivos conforme a cada realidad en particular», ha señalado el Papa en un discurso que ha leído en un acto en la FAO (Organización de las Naciones Unidas de la Alimentación y la Agricultura) con ocasión del Día Mundial de las Legumbres.
En su mensaje, firmado por el secretario de Relaciones con los Estados, Paul Richard Gallagher, en nombre del Papa, Francisco ha lamentado que las estadísticas evidencian que «todavía hay muchas personas», y entre ellas muchos niños, que «no pueden acceder a los recursos más básicos y carecen de alimentos sanos y suficientes».
«Consumir dietas saludables debería ser un derecho universal», ha señalado.
Del mismo modo ha considerado «urgente» la tarea de cultivar la tierra «sin dañarla», de modo que se puedan «compartir sus frutos» primando no solo los propios intereses sino también pensando «en las generaciones sucesivas».a este respecto, el pontífice ha reivindicado el papel de «las mujeres rurales y las mujeres indígenas» como ejemplo de cómo «el esfuerzo y el sacrificio» permiten «construir, junto al otro y no gracias al otro, tejidos que aseguren el acceso a los alimentos, la equitativa distribución de los bienes y la posibilidad de que todo ser humano realice sus aspiraciones».
Y ha instado a imitar su modelo: «Valoremos el compromiso de sentirnos parte de la casa común donde debe haber lugar para todos, sin descartar a nadie. Alimentemos a todos y de manera sana, para que todos tengan las mismas oportunidades y podamos construir un mundo inclusivo y justo».