sábado, 14 diciembre 2024

Aragón dice que se «está volviendo a la normalidad» en residencias

La consejera de Ciudadanía y Derechos Sociales del Gobierno de Aragón, María Victoria Broto ha asegurado que se «está volviendo a la normalidad» en las residencias de personas mayores y con discapacidad de la comunidad ya que, tras la inoculación de la segunda dosis de la vacuna contra la COVID-19, «solo se han producido brotes minoritarios en cuatro residencias». «Estamos en una situación de esperanza, en el fin de esta situación», ha añadido.

Así lo ha manifestado tras su visita al centro de Atención de Discapacidad Intelectual CAMP-CADI de Zaragoza, donde tanto los trabajadores como los residentes han recibido ya la segunda dosis de la vacuna contra el coronavirus. Le han acompañado el director del centro, Francisco Pitarch, y en representación de las familias de los residentes, Teresita Almagro.

Broto ha indicado que la pandemia ha sido «especialmente dura» para las personas con discapacidad porque suponía una dificultad extra para hacerles comprender lo ha que pasado.

La consejera ha resaltado que es «un momento de esperanza», porque «la incidencia baja» y esto se viene «constatando desde el inicio de la vacunación», aunque ha recordado que hay que seguir siendo «prudentes».

En la comunidad se ha administrado el 95 por ciento de la primera dosis en residencias y el pasado viernes, el 89 por ciento de las segundas –15.375 residentes y 10.019 trabajadores–. Asimismo, ha asegurado que en estos días se completará el proceso de vacunación frente al coronavirus en las estos centros de la comunidad autónoma.

A su juicio, finalizar la distribución de la vacuna contra el coronavirus supone «un cambio sustancial» en las residencias: «Lo vemos en los datos. El pasado jueves había 48 brotes activos por COVID en las residencias, y el viernes, se descendió a 41, que suponían 737 residentes y 420 trabajadores positivos con una enfermedad mucho más leve». Una semana después de recibir la segunda dosis, en solo cuatro centros de todo Aragón se ha declarado un brote, y estos brotes son «más leves».

En Aragón, no se han vacunado contra el coronavirus SARS-CoV-2 un total de 400 residentes, es decir, en torno a un 3 por ciento del total de personas que viven en estos centros y unos 1.800 trabajadores, lo que representa un 12 por ciento.

Comenzar la vacunación en las residencias «ha sido muy positivo porque es reconocer el conectivo que más ha sufrido y al que hay que proteger», ha considerado Broto, añadiendo, «pero hay que reconocer que es el primer colectivo y puede generar miedos y dudas». No obstante, ha insistido en que todas aquellas personas que han decidido no vacunarse

FLEXIBILIZAR MEDIDAS

Broto ha anunciado que la próxima semana los Departamentos de Ciudadanía y de Sanidad se reunirán para acordar de qué modo se flexibilizarán las restricciones en los centros residenciales de la comunidad.

«Hasta ahora se permite la salida del residente durante una hora alrededor del centro y las visitas programadas de una persona de su familia», ha recordado la consejera, al tiempo que ha comunicado que debatirán «la vuelta a la normalidad» para «permitir mejorar las relaciones en el centro y la convivencia» de residentes, trabajadores y familiares.

El objetivo, ha apostillado, es que las personas puedan salir de las residencias y no tengan que confinarse como hasta ahora.

Las cifras a la baja inciden directamente en la demanda en los centros COVID. En este sentido, la consejera de Ciudadanía del Gobierno de Aragón ha señalado que el pasado viernes en el centro COVID de Casetas «solo había 26 personas» de las 76 plazas y que esta semana va a cerrarse el de Valdespartera, habilitado para pacientes asintomáticos, que no pudieran permanecer en sus domicilios con motivo del coronavirus, para poder garantizar el cumplimiento de la cuarentena.

CAMP-CADI

El responsable del CAMP, Francisco Pitarch, ha indicado que «tras la vacunación en el centro, se respira más tranquilidad, y las vacunas han resultado un alivio», porque en el centro «es muy difícil cumplir con las normas y las restricciones, ya que los chicos no pueden vivir sin contacto, y el aislamiento ha resultado especialmente duro».

Por su parte, la representantes de las familias del centro, Teresita Almagro, ha sostenido que las vacunas son «la esperanza» y «a ellas nos aferramos para pensar que las cosas van a cambiar», ha concluido. En este centro se han vacunado 165 de los 198 trabajadores y 103 de sus 106 residentes.

MEJORA EN LAS INSTALACIONES

En estas instalaciones del CAMP se han llevado a cabo obras de mejora que se han realizado gracias a la herencia que dejó al centro Ramón Galindo, familiar de un residente. En total, 851.000 euros que han servido para mejorar las cubiertas, la eficiencia energética del edificio y redistribuir y mejorar los espacios.