La venganza de Junqueras y Mas contra Puigdemont complica el futuro de JxCat

Junts per Catalunya ha perdido la hegemonía dentro del independentismo a pesar de contar con el dirigente catalán que más simpatías recaba dentro del polo soberanista: Carles Puigdemont, que trató de «desleal» a Oriol Junqueras. 

El expresident y eurodiputado aceptó que Quim Torra escogiese como candidata de JxCat a Laura Borràs a pesar de que está imputada por falsedad documental, fraude, prevaricación y malversación de caudales públicos.

Y este hecho desembocó que en que Esquerra Republicana de Catalunya, con Pere Aragonès como candidato, haya sorpassado por primera vez a una fuerza nacionalista catalana conservadora desde los tiempos de la II República española.

DEBACLE

No solo la elección de candidatos o el grado de popularidad de Carles Puigdemont y Oriol Junqueras haya desnivelado por la mínima el pulso entre ERC y Junts per Catalunya. Y es que una de las claves de la derrota de JxCat ha sido cierta ‘arrogancia’ mostrada a la hora de romper con los herederos de CiU, la PDeCAT de Artur Mas. 

Este partido hermanado con el PNV no ha logrado representación, pero sumó 77.000 votos con los que Junts per Catalunya podría haber vuelto a superar a ERC. Mejor que al partido de Mas le fue a las CUP, que pasó de cinco a nueve diputados.

CAMPAÑAS

Iván Redondo coordinó la campaña triunfal de Salvador Illa, que apostó por hablar de gestión y se negó a realizar guiños a los independentistas con tal de sumar todos los votos posibles ante la hecatombe protagonizada por Ciudadanos. 

El PSC-PSOE dejó el espacio izquierdo libre a En Comú Podem, que aguantó resultados a pesar de que varios medios del papel llevaban días pronosticado una brutal caída de los ‘comunes’ que iba a poner en duda la presencia de Pablo Iglesias en el Consejo de Ministros.

El PP, por su parte, adoptó un tono más relajado que de costumbre a pesar de haber rescatado en un acto a Cayetana Álvarez de Toledo y Alejo Vidal-Quadras. Pero Alejandro Fernández sumó unos números muy decepcionantes y Pablo Casado, que incluso llegó a asegurar que no le gustaron las cargas del 1O.

PABLO CASADO, VIDA Y MILAGROS

Dice Nacho Escolar que «Pablo Casado tiene un rasgo en su carácter que lo define: es muy empático. Siempre le dice a todo el mundo lo que quiere escuchar. Dependiendo de con quién hable, Casado cambia, y es liberal, conservador, reaccionario o progresista en función de lo que piense quien tenga delante. El líder del PP se adapta a su interlocutor y es muy simpático en el trato corto».

«Pero suele ignorar tres principios fundamentales en la política. 1. No se puede agradar a todo el mundo. 2. Hay que mantener una mínima coherencia en tu discurso. 3. En una entrevista en la radio hay más gente escuchando, no solo el periodista que te hace las preguntas«, añade.

Y que es Casado, ni corto ni perezoso, quiso reescribir la historia: «Yo el 1 de octubre era el portavoz del partido. Pero yo ese día no comparecí en rueda de prensa. Decidí no salir a explicar lo que estaba pasando porque ni estaba de acuerdo con los que estaban diciendo que se estaba votando en unas elecciones homologables, porque eso no eran unas elecciones homologables, ni estaba de acuerdo con los que decían que ahí no se estaba votando. Porque lo que se estaba viendo en la televisión era algo que en mi opinión se tenía que haber evitado».

Sin embargo el 3O dijo que estábamos «en buenas manos, el Gobierno sabe lo que tiene que hacer. ¿Y sobre las cargos? Culpó al los Mossos: «Espero que paguen por ello los que pusieron en riesgo a la Policía y Guardias Civiles por su inacción».