Los obispos sienten «gran preocupación» por las enmiendas a la ley de eutanasia

Los obispos españoles tienen una «gran preocupación» por las enmiendas que «amplían» la ley de eutanasia y convierten esta práctica, según dicen, en «un ejercicio de autodeterminación», y están perfilando su propuesta de testamento vital, para que los españoles puedan decir ‘no’ a la eutanasia.

«Las posibles enmiendas que amplíen las posibilidades de la ley, que abran el camino de hacer del ejercicio del suicidio asistido sin más un ejercicio de autodeterminación y que sea presentado como culmen de la expresión de la libertad, nos preocupa sobremanera», ha subrayado el secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Luis Argüello, este jueves en rueda de prensa posterior a la reunión de la Comisión Permanente.

Además, ha añadido que les preocupa «más aún» si este tipo de propuestas sobre la ley eutanasia se suman «sobre otras que tienen la misma mirada antropológica, la misma comprensión de la autoderminación desvinculada de lo que significa la pertenencia a un pueblo, a una red de relaciones».

Por ello, considera que estas perspectivas de ampliación de la norma «no hacen más que agravar la calificación negativa que la ley» ya les merecía.

Además, durante la reunión, los obispos han acordado realizar una propuesta de testamento vital, «un texto genérico con unas orientaciones» para que las personas que así lo deseen, católicas o no, e independientemente de la comunidad autónoma donde residan, puedan manifestar explícitamente que no quieren que se les practique la eutanasia.

El secretario general de la CEE ya avanzó el pasado mes de diciembre en una entrevista que animarán a los españoles a decir «explícitamente» en su testamento vital «que no se les practique la eutanasia».

«Animaremos desde la práctica pastoral a que en el testamento vital se diga explícitamente que uno no quiere que se le practique la eutanasia, que quiere recibir cuidados paliativos y que tampoco quiere ensañamiento terapéutico», declaró entonces Argüello.