Arrimadas sopesa elevar a Toni Cantó a la cúpula para reforzar el partido

La estrategia no es ni mucho menos novedosa. De hecho, si hay alguien que la conoce muy bien ese es el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida. En cualquier caso, la presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, lleva desde las elecciones catalanas explorando fórmulas para reforzar un partido que, al igual que el PP, va a la deriva.  Como referente en las catalanas de 2017 gustó mucho, pero a nivel nacional Arrimadas no convence ni en las encuestas. Por eso la presidenta naranja quiere fagocitar a todo aquel que amenace su imperio y que suene como posible sucesor suyo. Y quien ahora tiene todas las papeletas es el coordinador autonómico del partido Toni Cantó, quien ha destacado más de lo deseable y quien tiene aún un discurso coherente en la formación. Por eso, fuentes de la formación apuntan a que de aquí a unos meses Cantó podría acabar en Madrid.

Cuando Almeida empezaba a despuntar, el presidente del Partido Popular, Pablo Casado, tomó la decisión de «premiarle» con un regalo envenenado que era el de ser portavoz nacional del partido. Algunos pensaron que era un premio a toda su trayectoria, pero los que vivieron todo por dentro sabían que lo que Casado y sobretodo su secretario general del PP, Teodoro García Egea, querían era anular el discurso de Almeida y someterlo al criterio del núcleo del Partido Popular. O se beneficiaban de su estela o anulaban su crecimiento político. Un plan maestro que ahora quiere imitar Arrimadas con su político más reconocido a nivel público.

Sus apuestas personales no han salido como esperaba. Nadie conoce al núcleo duro de Arrimadas ni han tenido la capacidad de crearse un perfil, pero Cantó sí. El problema que se le presenta a la presidenta de la formación es doble: por un lado tiene a un político en una posición autonómica a quien todas las encuestas dan como posible futuro presidente del partido; y por otro hay quien asegura que Cantó podría cambiar de barco en los próximos meses por no sentirse valorado por la directiva y por intentar explorar nuevos horizontes políticos. Vamos, marcarse un Ángel Garrido, actual consejero de Transportes de la Comunidad de Madrid y expresidente de la autonomía por el PP.

Arrimadas sabe que no se puede permitir el lujo de nuevos titulares que señalen que Cantó se ha marchado al PP porque dañaría la imagen de un partido que agoniza a nivel electoral. Pero tampoco podría permitirse el lujo de que Cantó consiga apoyos dentro de la formación y tumbe a la candidata antes (o después) de las elecciones generales, por lo que la solución pasa por hacer una «operación Almeida» para fagocitar a Cantó y cometerle al criterio de la presidencia premiándole con otro regalo envenenado. Lo que se sopesa es cuál y cuándo.

Cantó tiene prácticamente todo lo que le falta a Ciudadanos. Es un personaje público reconocido (también por su etapa como actor) que ha sabido hacerse un hueco en el panorama político y que mantiene un discurso sólido que marca diferencias con el PP y con Vox. Es justo lo que Arrimadas necesita, a juicio de las fuentes del partido, y lo que el partido precisa a nivel nacional para dar un pequeño impulso a la formación. Pero de momento Arrimadas se resiste a incluir en el núcleo duro del partido a alguien que amenace con levantar pasiones dentro del partido.

Cantó, como responsable de una versión autonómica del partido, es uno de los dirigentes más escuchados y representativos de Ciudadanos a nivel nacional. Desde su área de trabajo hace de portavoz y recoge la opinión de los pocos fieles al partido y esto ha hecho de Cantó el objetivo de todos los rumores internos de la formación, que no entienden que siga en un puesto «secundario» dentro de la formación cuando «hace más por el partido que Edmundo Val».

ARRIMADAS, DE CAPA CAÍDA

La presidenta de Ciudadanos no ha conseguido levantar cabeza. Desde las elecciones de Cataluña, Arrimadas ha visto como hasta Vox le ha pasado por encima en el que era su gran feudo: Cataluña. Y ahora la formación naranja se plantea cómo revertir la situación para evitar que el partido desaparezca absorbido por el PP y Vox. Albert Rivera dejó a Arrimadas un partido agonizando con tan solo diez diputados, pero el problema es que la dimisión del antiguo presidente del partido y el presunto giro ideológico que ha dado la actual presidenta no ha sido suficiente como para cambiar sensiblemente la situación. Y ahora Arrimadas se plantea qué hacer para, al menos, aspirar a tener 20 diputados en el Congreso.

La lectura de Ciudadanos es similar a la del PP. Nadie sabe muy bien qué pasa pero todos son conscientes de que no están consiguiendo capitalizar el desencanto de la oposición al Gobierno. Ni siquiera después de una pandemia que no tiene precedentes en la historia del último siglo del país. Arrimadas busca un golpe de efecto entre un equipo completamente desconocido. Las pocas cabezas visibles del partido o se han ido o se han relegado. Y solo Cantó es uno de los dirigente de la formación con el suficiente peso como para ayudar a mejorar la posición de Arrimadas.