‘Norma’ traspasa el telón en su estreno en el Teatro Real

La puesta en escena de Justin Way con la ópera ‘Norma’ de Bellini ha sorprendido este miércoles 3 de marzo a los espectadores en su estreno en el Teatro Real, con una arriesgada apuesta de ‘mise en abyme’ que ha sido recibida con aplausos, especialmente para la dirección musical y las dos protagonistas.

No deja de ser curioso que esta ‘Norma‘ se alterne estos días con las descomunales funciones de ‘Sigfried’, la tercera parte de la tetralogía de Wagner, en la que bajo dirección de Pablo Heras-Casado la orquesta sale del escenario para ocupar parte de los palcos laterales cercanos –todo ello, para cumplir con las medidas sanitarias–.

En ‘Norma‘ no es la orquesta la que sale del escenario, pero sí el planteamiento de Way, ya que lo que el espectador está viendo es cómo una compañía ensaya la obra del maestro italiano, mientras en el exterior una Italia convulsa afronta un difícil inicio de siglo XIX. Ópera dentro de la ópera, aderezada por las convulsiones nacionalistas del momento.

La soprano Yolanda Auyanet ha sido la encargada de dar el pistoletazo de salida a encarnar a uno de los retos más complicados de la ópera belcantista, el de la propia Norma –«a Bellini le gustaba ver sudar a la soprano», afirmaba en vísperas la intérprete–. A la dificultad del belcanto para alcanzar la pureza del sonido y la frase, aquí se suma la complejidad del personaje.

Norma es la líder de su comunidad, amenazada por el poderoso imperio romano, pero a la vez es madre de dos hijos que son fruto de su relación con el mayor enemigo de su pueblo. Es por ello que durante la representación hay muchos cambios de ánimo y es «complicado no dejarse llevar por la emoción», en palabras de la soprano.

La escenografía reproduce un teatro en decadencia con viejos telones que trasladan al espectador a un ballet romántico. Los personajes alternan entre los papeles que tienen que representar –con vestidos de druidas y romanos– y su vestimenta en la ‘otra vida’, muy al estilo decimonónico.

El juego especular es constante en toda la obra, que también tiene su momento de reivindicación feminista. No en vano, Norma es una mujer con una vida pública que no encaja con su vida privada y tendrá que demostrar un aplomo para salvar todos los obstáculos a lo largo de la obra.

El propio Way ya había alertado del drama que se venía encima: la intención de Bellini al escribir esta ópera era la de hacer llorar al público. Pero pocos momentos pueden igualarse en la historia del belcanto con ese arranque que es el aria de ‘Casta diva’ –los primeros aplausos también han sido para Auyanet–, y que ya predisponen a la emoción desde el inicio.

Pese a que esta ópera parecía destinada a hablar sobre los nacionalismos de la actualidad –‘Norma‘ se estrenó en ‘La Scala’ en 1831, con los primeros conflictos nacionalistas debido a la dominación austriaca del norte de Italia–, nada más lejos de la realidad. Aunque sí se perciben los ecos que servirían como ‘semilla’ para formar a un Verdi nacionalista.

La semana pasada, de 14.000 entradas habilitadas para ‘Norma‘ quedaban todavía 1.300 disponibles –habrá doce funciones hasta el 19 de marzo–. A día de hoy, se han vendido ya un 90% de todas las butacas disponibles. «Un milagro tener esa sensación de normalidad», celebraba el maestro italiano Marco Armiliato, director musical.