La Asociación Española de Anunciantes (AEA) se ha mostrado contraria a asumir el recargo del 2% que Google impondrá a todas las empresas anunciantes a partir del próximo mes de mayo para cubrir parte de los costes asociados al pago del nuevo Impuesto sobre Determinados Servicios Digitales aprobado por el Gobierno, siguiendo así los pasos dados en las últimas semanas por otras grandes compañías tecnológicas como Amazon.
En un comunicado, los anunciantes sostienen que, a través de las obligaciones tributarias establecidas por el Estado, todas las empresas «contribuyen de manera solidaria y responsable al bienestar de la sociedad, y que la medida adoptada unilateralmente por Google socava la capacidad de contribución de estas al conjunto de la economía».
A su juicio, la decisión de Google de trasladar «sus propios costes regulatorios a sus anunciantes supone de facto un aumento en el precio de los servicios publicitarios y, en consecuencia, merma la capacidad económica de las empresas españolas en un momento crítico de caída récord de presupuestos y actividad».
En este sentido, consideran que la citada medida «atenta directamente contra una parte de la actividad empresarial que contribuye significativamente al desarrollo de las tecnologías digitales y al crecimiento de internet, y que resulta relevante para la competitividad del sector empresarial y los ingresos del Estado».
Asimismo, la asociación señala que, según el reciente estudio presentado por la Federación Mundial de Anunciantes (WFA) (que agrupa a empresas de 65 países), en el mercado digital, Google y Facebook acaparan el 70% de la inversión total en publicidad, «lo que limita que, en la práctica, las empresas anunciantes puedan cada una competir de manera real en el mercado ante imposiciones como la anunciada unilateralmente por Google.
Así, la AEA y la WFA instan a los legisladores a «buscar un enfoque global para abordar los desafíos fiscales de la economía digital, evitando la creación de un mosaico de niveles superpuestos de medidas fiscales digitales que perjudican a la contribución de las empresas anunciantes a la economía a través de la publicidad, ya que la única consecuencia es que se pagará más por los mismos servicios sin ninguna contribución adicional».