Es una estrategia que desde Vox consideran brillante. Aparentemente, mandar a la diputada del partido Macarena Olona a encabezar la candidatura de Andalucía es un «premio» para ella que, además, conseguiría frenar la consolidación del Partido Popular en el territorio para dar otro impulso a Vox que coquetearía con el ‘sorpasso’, según sus lecturas internas. Esto, de cara a las generales, sería el impulso que Vox necesitaría para conseguir los mejores resultados de su historia. Sin embargo, fuentes del partido informan de que la verdadera razón por la que han empaquetado a Olona para enviarla a Andalucía es para evitar ensombrecer a quienes algunos consideran los «aristogatos», los cabezas de cartel de Vox; es decir, Santiago Abascal, Iván Espinosa de los Monteros y compañía.
Desde la línea oficial de Vox, el paso de Olona a Andalucía se vende como un auténtico premio para la diputada. La dirigente del partido ha ganado peso estos últimos años hasta el punto de que desde Vox la ven como la sucesora natural de Abascal. En un partido tan jerarquizado, esto no ha sentado bien en algunas capas y por eso fuentes del partido apuntan a que el mandar a Olona por la A-4 a Andalucía es más bien un premio envenenado que buscaba alejar a la diputada del entorno de Abascal. Así, el beneficio es doble, aunque los reacios al cambio no sabrían decir si lo que más ha pesado a la hora de tomar la decisión es aleja a Macarena o dar un golpe de efecto en Andalucía que deje tiritando a Juan Manuel Moreno Bonilla.
“En Vox ninguno de los miembros del partido, que somos una familia, estamos para ocupar sillas públicas ni demandamos responsabilidades”, aseguró el pasado viernes Olona en un mitin. El entorno de la diputada vende esto como un premio, pero lo cierto es que la decisión esconde más aristas de las que el partido pretende que se vean. Aún no se ha formalizado la candidatura, pero la verdad es que desde la formación de extrema derecha dan por hecho que Olona será la cabeza de lista en Andalucía para buscar que el efecto-Olona tumbe de nuevo al PP en un territorio autonómico, tal y como ha pasado recientemente en las elecciones andaluzas.
La parte del premio está clara. Pero lo cierto es que también está la idea de que la dirigente de Vox más popular entre el electorado conservador consiga dar el impulso que el partido necesita de cara a las generales. Desde Vox saben que están siendo más capaces que los populares en capitalizar el desencanto de los ciudadanos (y más tras la pandemia) y quieren demostrar lo que el expresidente del Gobierno José María Aznar auguró: que el partido de Abascal va a fagocitar al de Pablo Casado con el tiempo. Y la siguiente contienda electoral para demostrarlo es Andalucía, pues hay quien asegura que el presidente de la autonomía, Juan Manuel Moreno, adelantará las elecciones a antes de diciembre de 2022.
Es decir, la estrategia de Vox pasa por, primero, «premiar» a Olona, segundo, conseguir que su popularidad de el impulso necesario al partido de cara a las generales de 2023 y, tercero, apartarla de un núcleo duro del partido desde el que amenaza la posición de Abascal de aquí a poco.
Esta última parte de la estrategia es la más controvertida, pero desde el partido lo tienen claro. De hecho, las fuentes consultadas aseguran que ni siquiera Olona se muestra especialmente convencida y entusiasmada por el papel que le ha ofrecido Abascal. Aún así, marcharse a Andalucía no significa en ningún caso que no pueda aspirar a lo que muchos miembros del partido aspiran: que lidere el partido en un futuro. Sin embargo, desde el entorno de la respetada diputada aseguran que Olona no tiene interés en presidir la Junta de Andalucía o, en caso de que no salgan las cuentas, ser la referente de la oposición en un parlamento autonómico. Ella prefiere el Congreso.
Desde Vox no quieren que haya una crisis de liderazgo como la que se ha planteado en el Partido Popular, donde Casado no ha conseguido el apoyo de los suyos ni de lejos y solo se enfoca en intentar evitar las conjuras internas que quieren apartarle de un sillón que cada vez más populares dan por hecho que le viene grande. Desde Vox, cualquier amenaza la entierran o la apartan. Y si esa amenaza es lo suficientemente pesada como para poder dar beneficios al partido, se somete a los intereses de Abascal.
Los «aristogatos» de Vox todos tienen claro quiénes son dentro de la formación. Olona, de hecho, era uno de ellos hasta que los comentarios la posicionaban a la altura política de Abascal. Fue entonces cuando desde la cúpula del partido se estudiaron movimientos que sometieran el efecto-Olona a los intereses del partido. Mandarla a Andalucía es una buena solución que tiene efectos colaterales positivos para la formación de extrema derecha. Una estrategia más vieja que el vino que ya ha aplicado el propio Casado con el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida la nombrarle portavoz del PP.
La alternativa de dejar a Olona donde está habría sido un error, según detallan fuentes de la formación, porque no habrían «exprimido todo su potencial». Pero mandarla a Andalucía es quedarse corto con dicha proyección. Así pues, solo queda estar pendiente de que Juan Manuel Moreno augure cuándo serán concretamente las elecciones autonómicas y ver quiénes se fajarán a nivel electoral para presidir la Junta. Juan Manuel Moreno no tiene malas encuestas y parece tener la sartén por el mango, pero Vox tiene claro que hay que destronar al PP y someterlo a los intereses de Abascal