Ayuso pretende imponer a Enrique López de vicepresidente como guiño a Vox

El polémico consejero de Interior y Justicia de la Comunidad de Madrid, Enrique López, ha hecho méritos para que ahora suene su nombre en todas las esquinas de la administración. Isabel Díaz Ayuso le quiere como vicepresidente en caso de que tenga opciones de gobernar en solitario. Una decisión que no gusta en el Partido Popular dado que el perfil conservador de López López no seduce a muchos integrantes de la formación. La razón por la que Ayuso pretende contar con un perfil como el de este magistrado para nombrarle vicepresidente de la Comunidad de Madrid es por contentar a Vox, ya que el consejero despierta más simpatía que rechazo en el partido de Santiago Abascal. Aún así, queda pendiente saber si Rocío Monasterio pedirá un asiento en caso de que el PP necesite el apoyo de Vox para gobernar.

Enrique es un hombre fuerte en el PP que cuenta con el total apoyo del ala más conservadora del partido. Ese ala que cada vez tiende más o a irse a Vox o a conjurar contra el núcleo duro del Partido Popular.

Tal es el grado en el que ha medrado en el PP y el nivel de contactos internos que tiene en Génova que es incluso él quien ha negociado la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) con el PSOE en estos tiempos tan complicados. Aún así, y a pesar de que hay otros dirigentes en el PP que cuentan con apoyo dentro del partido en Madrid, Ayuso pretende imponer a Enrique López como vicepresidente de la Comunidad siempre que a Vox no se le antoje pedir asientos a cambio de su apoyo en la investidura.

El juez es conservador y mantiene una fluida relación con los diputados de Vox en la Asamblea. Esto hace que sea fácil para Ayuso proponerle en un escenario en el que no tiene que mirar al centro, sino a la derecha, para gobernar. Enrique López, por su parte, sabe que su continuidad en el gobierno de la Comunidad está absolutamente garantizada pero su entorno duda de que la vicepresidencia sea un premio que esté a su alcance, pues entienden que Rocío Monasterio la pedirá en caso de que el PP necesite (tal y como auguran todos los escenarios) a Vox para gobernar esta nueva legislatura.

Enrique López, además, cuenta con el apoyo y el visto bueno de Miguel Ángel Rodríguez, el director de gabinete de la presidenta de la Comunidad de Madrid. Con todos estos mimbres bien establecidos, todos en la Asamblea dan por hecho que López López es el primero en la lista de los populares para ocupar el cargo de vicepresidente de la Comunidad. Otra cosa bien distinta es que Monasterio se plante, pero si no lo hace, el número dos de Ayuso no será el consejero de Vivienda y Administración Local de la administración (que iba de número dos en las listas de las elecciones del 26 de mayo), sino que será López, alguien que ha ganado puntos con la derechización del PP en la Comunidad de Madrid.

DAVID PÉREZ SEGUIRÁ

Quien por lógica debería haber estado llamado a ocupar el puesto para el que suena López López es el consejero de Vivienda y Administración Local, David Pérez. Este político, exalcalde de Alcorcón, cuenta con la máxima confianza de Ayuso y fue el número dos en las listas del PP para los anteriores comicios. Su perfil no despierta pasiones en los extremos, pero sí su gestión como consejero, ya que ha iniciado algunos ambiciosos planes para construir una buena cantidad de viviendas en Madrid en un periodo no muy extenso. Concretamente, el consejero a través del plan VIVE pretende que se levanten en pocos años hasta 100.000 viviendas. Y por el momento ya se han licitado hasta 7.000 en estos primeros dos años.

Pérez, que ahora ostenta también la cartera de Transportes haciéndose con el control del Metro de Madrid, es de los favoritos en las bases para ejercer ese cargo. No es un perfil que despierte odios ni que asuste por su pasado. Sus mayores polémicas se limitan a Twitter y ni siquiera han trascendido, a diferencia de las aventuras de López López. Aunque nadie en el Partido Popular rechaza la posibilidad que Pérez siga en el gobierno autonómico, hay muchos que lamentan que se haya impuesto un perfil como el del magistrado.