Irene Montero provoca una crisis interna en el PSOE con la ley trans

Son muchas las sensibilidades en el PSOE, especialmente en algunos asuntos como la diversidad de género. Que la ministra de Igualdad tiene ideas estrambóticas en esta materia y que presenta chapuceros proyectos a nivel técnico solo con tal de lanzar algunos tuits en su línea ideológica, es cierto. Pero también lo es que Irene Montero ha sido, sin haberlo previsto, capaz de generar una crisis interna en el PSOE que afectará a los más altos niveles del partido. Lo ha conseguido mediante la ley trans, pues mientras la ministra está de acuerdo con incluir una buena cantidad de «nuevos derechos» que traerán problemas de todos los colores, algo que comparten muchos militantes del PSOE, hay socialistas más conservadores que apuestan por no llevarla a cabo, como es el caso de la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo. Y desde la formación saben a ciencia cierta que esto traerá problemas internos graves.

El enfrentamiento interno se da en todos los niveles del partido: municipal, autonómico y nacional. La ley trans contempla medidas polémicas como permitir que los menores puedan cambiar su identidad sexual sin que haya más preguntas, que accedan a tratamientos médicos de calado sin el consentimiento de los padres o que se reserven plazas públicas para los transexuales solo por el hecho de serlo. Todo esto es un paquete de medidas que está bien visto por algunos socialistas más sensibles con los asuntos de diversidad de género y peor visto por quienes consideran que es excesivo y que esta ley traerá problemas a nivel técnico. Carmen Calvo es de las segundas, pero hay una buena cantidad dirigentes socialistas que tienen intención de plantarse contra el ala modeada del PSOE en caso de que la vicepresidenta tome cartas en el asunto.

Esta crisis aún no ha estallado, pero es la calma que precede a la tempestad. Hay quien entiende que, por ejemplo, el hecho de incluir un tercer género en el DNI atenta contra la libertad sexual. En ese caso, la pregunta que arrojan los que comparten la ley trans de Montero es: ¿por qué no puede una mujer transexual reivindicar su condición de mujer en el DNI? Otros consideran que el hecho de dejar solo la posibilidad de ser hombre o mujer en el DNI y dar libertad a los menores de autodefinirse sin que nadie les pregunte nada traerá problemas técnicos. ¿Será reversible ese proceso? Es decir, si es de género no binario, ¿podría cambiar el sexo de su DNI en función de su voluntad? Es un lío que traerá un problema (y gordo) en el PSOE generado por Montero.

Hay más socialistas de los que a Sánchez le gustaría que comulgan con la ley trans de Montero. Es un tema sensible que el PSOE no ha sido capaz de capitalizar a nivel interno porque hay un ala moderada que no está de acuerdo con todo lo que proponen los más radicales. 

El PSOE sabe que se avecina tormenta e intenta aplacarla a través de Carmen Calvo. El problema es que se hará lo que quiera la directiva y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y los suyos ya tienen claro que no dejarán que Montero se apunte el tanto de liderar un cambio profundo en referencia a los derechos de libertad sexual. Y menos cuando estos derechos contarán con el rechazo de muchos colectivos y muchos votantes que no comulgan con la idea, por ejemplo, de que un menor pueda cambiar de sexo sin el consentimiento paterno.

ECLIPSAR A MONTERO

La decisión de Carmen Calvo pasa por enmendar y protagonizar otra nueva ley trans que eclipse los planes de Irene Montero. Dentro de esa norma, Calvo pretende que se incluya un tercer género en el DNI. Habrá hombres, mujeres y transexuales. El problema es que esto irrita a muchos transexuales porque no se les permite identificarse con el género que quieren. Cuando una mujer transexual reivindica su condición de mujer, lo que quiere no es que le recuerden que es trans, sino que acepten su género. El problema de lo de Calvo es que no se acepta que se cambien el sexo en el DNI, sino que se metan en un cajón desastre que incluirá a todas las sensibilidades de género que no se identifiquen con el género binario.

Esta medida ha traído críticas de todos los colores a nivel interno y aunque Calvo aún no ha desarrollado el proyecto, ya se huelen que habrá un enfrentamiento duro entre quienes prefieren la ley de Montero a la de la vicepresidenta socialista.

LA LEY TRANS DE MONTERO

La Ley Trans que promueve y aprobará Irene Montero al frente del Ministerio de Igualdad sigue dando que hablar. Junto con la introducción y dotación presupuestaria para la introducción del género binario, y las tensiones políticas entre facciones feministas, está en el punto de mira por una de las novedades que espera introducir para cambiar la forma en la que los menores pueden acceder al cambio de sexo. Montero espera que la futura ley elimine el requisito para cambiar de sexo en el registro civil de contar con un diagnóstico médico o psicológico de disforia de género; y también del tratamiento hormonal obligatorio por dos años. La ley actual, la 2/2007 de 15 de marzo, impone ambos y recomienda el consentimiento patero. Algo que también quedará fuera de la Ley Trans de Montero.

La ley trans de la ministra de Igualdad, Irene Montero, se abre a asuntos muy polémicos que traerán cola y quejas. Otra de las cuestiones clave es que si un menor de edad siente que sus padres no respetan su identidad sexual (no especifican la edad, por lo que se entiende que con el mero hecho de tener menos de 18 años es suficiente) puede recurrir al Estado para que intermedie en la situación. El problema es que si la administración entiende que los padres no respetan la identidad sexual de su hijo, directamente le pueden quitar la custodia. Algo que no todos entienden en el Congreso y que abre una puerta peligrosa.