Moreno Bonilla regala 85.000 euros para hacer cortometrajes mientras la hostelería agoniza

El presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, ha perdido el norte. Al menos es la sensación que tienen en su propio partido no solo porque se haya enfrentado con el presidente del PP, Pablo Casado, por ver quién estaría al frente de la delegación en Sevilla, sino porque parece haberse vestido de socialista en según qué asuntos. No solo ha capado las posibilidades de los hosteleros a golpe de duras restricciones, sino que casi como un intento por ir a los Goya como invitado de honor ha decidido que es oportuno regalar en plena pandemia hasta 85.000 euros para motivar a los cineastas noveles a hacer cortometrajes en Andalucía.

Las subvenciones no son especialmente copiosas y desde el Partido Popular se esperaron que pasarían desapercibidas. Se repartirán a lo largo de unos años y se espera que cuando se den las ayudas ya la pandemia no esté golpeando con fuerza al país. Este año se darán 17.500 euros en ayudas para los noveles directores que quieran rodar un corto en Andalucía. No será La Liga de la Justicia de Zack Snyder, pero sí que contarán con algo de presupuesto en plena pandemia para dar rienda suelta a su creatividad. En 2022 se darán 25.500 euros y en 2023 se tirará la casa por la ventana y se darán 42.500 euros. En total, se regalarán 85.000 euros para las jóvenes promesas del cine español.

Moreno Bonilla ha dado el regalo a la cultura a través de la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales y el periodo de solicitud está abierto desde el pasado 24 de marzo hasta el próximo 15 de abril.

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Para el Partido Popular no se trata de una medida con la que se sientan especialmente incómodos. No están en contra de subvencionar la cultura. Donde sí que opinan es en relación al momento en el que Juan Manuel Moreno Bonilla ha accedido a conceder ayudas para hacer cortos. Hay muchos sectores económicos (por no decir prácticamente todos) en Andalucía que están agonizando. Las restricciones que ha aplicado el PP en este territorio no tienen nada que ver con las que se han impuesto en la Comunidad de Madrid. De hecho, la comunidad autónoma de Moreno Bonilla es una de las que ha aplicado más restricciones y de las que más se ha entrometido en la vida laboral.

El malestar en el PP con Moreno Bonilla no es nuevo. Ya decidió dar una buena cantidad de dinero para otros asuntos polémicos. Perseguir los micromachismos, por ejemplo, ha trascendido las competencias del Ministerio de Igualdad de Irene Montero. Ya es una obsesión nacional que ha salpicado a alguna que otra comunidad autónoma, como es el caso de Andalucía después de que haya decidido destinar hasta 244.695,92 euros públicos para mejorar la presencia del Instituto Andaluz de la Mujer en las redes sociales y en Google. Puede que no sea el momento, o sí, pero en cualquier caso ha llamado la atención del contrato por su elevada cuantía en un momento crítico para el país debido a la pandemia que aún sigue muy activa en todo el mundo y en especial en España.

BONILLA, EL CUESTIONADO

Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente de Andalucía, se ha subido a la parra (y también a Sierra Nevada a esquiar). Los aires del Palacio de San Telmo han hecho que el líder autonómico se crea con la capacidad de controlar con puño de hierro todas las delegaciones provinciales del PP hasta el punto de buscar perfiles afines a él y no a la cúpula del partido. Este pulso, que ha sido especialmente potente en Sevilla, ha llevado a Bonilla a entrar a la lista negra del Partido Popular y a perder completamente la confianza de la cúpula que lidera Pablo Casado. Tal es el enfado en Génova contra Moreno Bonilla que el entorno del presidente autonómico teme que no vaya a ser el cabeza de lista en las elecciones en caso de que pierda la presidencia en los próximos comicios. El PP quiere gente fiel. Y más ahora. Y el regidor autonómico se ha pasado de frenada.

Casado ha impuesto a su candidata por goleada. Virginia Pérez repetirá como presidenta del Partido Popular de Sevilla y ha dejado a su rival, Juan Ávila, el candidato que contaba con el apoyo del presidente de la Junta Andalucía, a la altura del betún y rabioso por el resultado (hasta el punto de que ha anunciado que recurrirá «ante todas las instancias» el «fraude histórico» que ha vivido). El embrollo que se ha desatado es variopinto, hasta el punto de que Ávila pretende seguir dando guerra a Génova a pesar de que se ha dado a conocer el resultado. Aún así, hay poco margen de maniobra para Ávila, dado que la candidata de Casado, por su parte, ha logrado en la primera vuelta el 61% de los votos, mientras que el chico de Bonilla no ha conseguido ni lo necesario para seguir en el encuentro.