Puigdemont marca el ritmo a un cojo y débil Aragonés

Carles Puigdemont huele la sangre de un herido Pere Aragones. El líder de JxCat pretender manejar los hilos de la política catalana desde su palecete en Waterloo, mientras ERC se encuentra a su merced. La presión sobre Esquerra se ha materializado tanto este pasado viernes, con una investidura fallida, como lo hará este martes, abriéndose así el plazo de dos meses para llegar a un acuerdo o bien iniciar una nueva contienda electoral en Cataluña.

El fracaso de la primera vuelta en la investidura para presidir la Generalitat, en al que Aragonés cosechó sólo el apoyo de la CUP, se va a sumar también un nuevo fiasco en la segunda. JxCat volverá a abstenerse tras acordar por «unanimidad» esta dura posición, que deja ahora el camino abierto a nueva repetición electoral.

El consejo de ‘amigo’ de Puigdemont es pedirle a Aragonés que no acuda a la votación de este martes. Por segunda vez, y ésta por escrito y por voz, se lo ha vuelto a reiterar la formación de Puigdemont. «No hemos llegado a un acuerdo para tener un gobierno fuerte y estable para hacer frente a las emergencias y dar recorrido a una legislatura que es histórica, la del 52%», ha asegurado la portavoz de JxCat, Elsa Artadi, tras la Ejecutiva de la denominada derecha ndependentista. La decisión la han adoptado los miembros territoriales y diputados en el Parlament.

EL ACEURDO PARA CATALUÑA

Para evitar activar el plazo de dos meses, Artadi ha insistido en que Aragonés debe renunciar a la segunda votación al no conseguir los apoyos necesarios, y retrasar lo máximo posible una nueva convocatoria electoral. La formación insiste en alcanzar el acuerdo que Cataluña «necesita». «Somos optimistas. No llegaremos a la situación de agotar los dos meses que tenemos ahora por delante», ha considerado.

La gran diferencia entre JxCat y ERC continúa siendo el liderazgo del independentismo. Los de Puigdemont buscan que sea el Consell per la República -dirigido por el huido a Waterloo- el que tome y refrende las decisiones de la Mesa de diálogo y de la Generalitat. ERC, por su parte, se ha negado a acceder esta petición. Las posiciones de ambas formaciones mes y medio después del 14-F continúan alejadas y completamente en vía muerta. Ni Aragonés ni Puigdemont ceden terreno, conocedores de la situación a las que se enfrentan unos y otros.

JXCAT RECHAZA AHORA A ERC

Los equipos negociadores no logran desencallar la situación, pese a tener el respaldo dl 52% de los votos en Cataluña. Las posiciones se defienden con uñas y dientes o directamente ni se escuchan propuestas distintas a las ya planteadas hasta ahora. Con el Consell per la República, Puigdemont trata de pilotar el ‘procés’, un viaje emprendido en 2017 que no llevó más que a deteriorar la imagen de Cataluña y provocar una huida de empresas sin precedentes. ERC, sin apenas papel en este ente, y con la CUP fuera de este gobierno en la sombra, Puigdemont podría hacer y deshacer a su antojo.

Con este rechazo, los planes de Aragonés para lograr la investidura van camino de convertirse en declaraciones vacías, como papel mojado se está quedando también el ‘cordón sanitario’ al PSC pactado con el resto de fuerzas independentistas a cinco días edel 14-F. Aragonés ha asegurado por activa y por pasiva que había tiempo para conseguir un acuerdo. «Por nosotros no quedará«, ha asegurado el líder republicano, que volverá a presentarse este martes, y que necesitará más «síes» que «noes». ERC cuenta con 42 apoyos, mientras que los socialistas y Vox ya sumarían 44, anulando así cualquier posibilidad. Tan sólo una abstención del PSC daría luz verde a la investidura, un hecho imposible dad la negativa de los de Salvador Illa a hacer presidente a un independentista.

ERC ESPERA SU TIEMPO

La frustración de ERC suele convertirse en una venganza servida en plato frío. Ya lo hicieron con los socialistas con un veto que podría marcar un antes y un después, y lo volverán a hacer con Puigdemont a la menor oportunidad. Sea como fuere, la ruptura entre ambas formaciones puede ahondar aún más la mala relación entre el líder de ERC y Puigdemont.

de momento, la sangre no corre al río. Desde los micrófonos públicos, ERC asegura que las diferencias son reconciliables, salvables, pero es evidente que la economía catalana no puede estar más tiempo paralizada, una muestra del escaso interés delos actuales socios de Govern en los últimos años.

JXCAT VE «LEJOS» EL ACUERDO

Sin embargo, JxCat exige la «autodeterminación», un camino que no pudo completar en 2017 ni desde entonces pese a gobernar la Generalitat. El presidente de Junts en el Parlament, Albert Batet, ha considerado que el acuerdo está «lejos» y la calve para un pacto pasa por un acuerdo de legislatura.

Desde JxCat el acuerdo no es cuestión de días, como sí planteaba ERC. El tiempo ahora se pondrá en marcha y la presión se recrudecerá día tras día. Habrá que esperar y es quién es finalmente el ganador en esta lucha por la hegemonía del independentismo, y por tanto ostenta el bastón de mando para liderar el ‘procés’. El núcleo duro de Puigdemont en el Parlament, formado por Joan Canadell y sus seguidores, ha instado a mostrar fuerza una vez el Estado vuelva a rechazar el referéndum, como ha hecho con la ley de amnistía. Además, ha dicho que el pacto ERC-CUP no es asumible para JxCat.