Pablo Iglesias siempre ha destacado por su escaso fondo de armario. Si se revisa la hemeroteca en los últimos dos años, podemos identificar claramente el número de camisas, jerséis, corbatas y chaquetas que utiliza en función del espacio público que ocupe en ese momento. Lejos ha quedado el luchador de la clase obrera que utilizaba ropa de Alcampo y a mucha honra. Pillado en el hemiciclo incluso antes de ser parte del Gobierno de Coalición con una chaqueta de Zara, compañía y dueño que ha recibido furibundas críticas desde las filas de Unidas Podemos. En el verano pasado sorprendió a todos con un nuevo look: moño con gomina o fijador, y pendiente nuevo. Ahora, como candidato que busca recuperar el espíritu del 15-M, saca las sudaderas reivindicativas del armario. En dos semanas, el cambio de imagen ha sido notable, y nada casual.
Tampoco lo está siendo su actividad de pre-campaña. Llama la atención que en las semanas previas, incluso meses previos, el perfil del líder de Unidas Podemos se había mantenido más bien bajo, con pocas apariciones en medios y siempre con su atuendo camisero y su moño, símbolo de una nueva etapa en su vida. Sin embargo, ha sido autoproclamarse candidato a la Comunidad de Madrid y desplegar una apretada agenda de entrevistas y actos. Hay que dejarse ver y reconquistar a aquellos a los que se convenció de que ellos son el cambio. Aunque no sea tan fácil ahora. Incluso desde el asiento de la Vicepresidencia Segunda del Gobierno.
4CON LA MARCA DE REFERENCIA (Y DEL COMPAÑERO) PARA LOS ACTOS DE PARTIDO
Aquí ya le vemos en un acto de partido, y como tal, Pablo Iglesias elige el estilo sudadera, con el pelo no tan repeinado, más desaliñado como se le veía cuando el 15-M estaba en auge. En vez de utilizar el altavoz del Partido para hacer una reivindicación apuesta por que se vea claramente de qué marca viste, de la ‘oficial del partido, por supuesto. La marca republicana a la que compra las camisas de 40 euros y las mascarillas con las que en el Gobierno pretendía dar la nota.