Garzón acusa a la derecha de no tener una «matriz democrática antifascista»

El ministro de Consumo, Alberto Garzón, ha acusado este miércoles a la derecha española de no tener una «matriz democrática antifascista» como la de sus homólogos en Francia o Alemania y ha lamentado que en España las fuerzas de este espectro político tengan «una herencia intelectual y cultural vinculada a la reacción».

En una entrevista en RNE, Garzón ha distinguido entre la derecha europea que «nace de las cenizas del fascismo» y con la «conciencia del peligro de un movimiento» encabezado por Hitler y Mussolini de la derecha española, a la que ha acusado de pactar, gobernar e imitar a la ultraderecha.

El titular de Consumo se ha expresado así tras ser preguntado por la división en torno a la Segunda República, que se inició hoy hace 90 años. «Durante los últimos 200 años, y así lo digo, ha habido muy pocas victorias por parte del progresismo, el liberalismo, el republicanismo», ha comenzado Garzón.

En esta línea, el coordinador federal de Izquierda Unida se ha referido al Trienio Liberal, al Bienio Progresista, a la Revolución de 1868 y a la Primera República para argumentar que en España las «experiencias» de «modernización» siempre son «abortadas por un poder enorme». «Un poder reaccionario con gran capacidad, y eso sigue calando», ha sostenido.

A su juicio, ese poder que se opone al progreso está muy presente en la derecha española, que «se parece más a la de Orban» en Hungría que a la de Macron en Francia o Merkel en Alemania. «La derecha alemana y la francesa son conscientes del peligro del fascismo, de lo que produjo, y son reacios a pactar con partidos de extrema derecha», ha apuntado.

Por eso, Garzón ha lamentado que en España el PP pacte, gobierne e incluso imite en la Comunidad de Madrid la estrategia de la ultraderecha. Desde su punto de vista, las «trayectorias del pasado» explican porque la derecha española «no tiene una matriz democrática antifascista».

«Es una desgracia porque nuestro país merece modernización, poner en valor lo que supuso la Segunda República en conquistas, de construcción incipiente del estado de bienestar, de corrección de las desigualdades. Se cometieron errores pero fue un proceso de modernización interrumpido por un golpe de Estado de militares que querían preservar sus privilegios. Y, en cierta medida, algunos de esos segmentos reaccionarios conservan mucho poder «, ha zanjado.