El Rey, la Reina y sus dos hijas acudirán el próximo jueves a la puesta a flote del primer submarino de la serie S-80, el ‘Isaac Peral’, construido por Navantia en el arsenal de Cartagena (Murcia) y que se prevé que sea entregado a la Armada en el año 2023.
Junto a la ministra de Defensa, Margarita Robles, los Reyes, la infanta Leonor y la princesa Sofía asistirán al ‘hito’ de la puesta a flote del primer submarino de fabricación española. Se trata del primero de una serie de cuatro sumergibles que está previsto que estén en funcionamiento en 2028.
Tras la puesta a flote, el ‘Isaac Peral’ será sometido a pruebas en el puerto y posteriormente en el mar durante al menos un año antes de ser entregado a las Fuerzas Armadas.
Se trata del primer submarino diseñado y construido íntegramente en España y tendrá una eslora total de 80,8 metros, un diámetro de 7,3 metros y un desplazamiento en inmersión de alrededor de 3.000 toneladas.
Según explica Navantia, entre sus aportaciones tecnológicas destacan el sistema de combate y control de plataforma y un sistema de propulsión anaeróbico que aporta gran sigilo en inmersión, denominado BEST-AIP.
Este sistema de propulsión independiente de la atmósfera le permitirá obtener energía eléctrica, a partir de pilas de combustible que utilizan tecnología procedente del sector aeroespacial, a cualquier profundidad. Así, podrá permanecer semanas sin salir a cota periscópica, lo que mejorará su discreción, principal atributo de un submarino.
La ceremonia de puesta a flote tendrá lugar junto al taller en el que se ha construido el submarino antes de que se inicie el proceso por el que éste se trasladará al agua mediante un dique inundable. Esta maniobra, que requiere varias horas, se realizará en los días siguientes como acto de trabajo en el astillero.
Una vez puesto a flote, darán comienzo las actividades de pruebas de puerto y, posteriormente, las pruebas de mar, que incluyen navegación en superficie e inmersión hasta alcanzar la cota máxima. La primera navegación del S-81 está prevista a principios de 2022 y su entrega a la Armada un año después.
La serie S-80 alcanza esta fase tras superar numerosos problemas técnicos y económicos, con un coste final que ha duplicado los 1.800 millones previstos inicialmente.