El radón es un gas radiactivo que se produce de forma natural en el subsuelo y que provoca cada año más de 1.500 muertes en nuestro país, sin embargo, en España no existe una normativa que proteja de este riesgo a la población, según han denunciado expertos durante el I Congreso Nacional sobre el Radón en España, organizado por la iniciativa Vivesinradon.org, puesta en marcha por la Fundación Vivo Sano.
Es la primera causa de cáncer de pulmón en no fumadores y la segunda en fumadores, para quienes el riesgo de contraer esta enfermedad se multiplica por 25. Se trata de un problema de salud pública totalmente evitable, y sin embargo está totalmente obviado en nuestro país», ha señalado el responsable de Vivesinradon.org, José Miguel Rodríguez.
El especialista ha achacado el actual desconocimiento de la problemática del radón entre la población general a la desidia de los poderes públicos. «Ni legislan, ni informan sobre el radón, ni existe ninguna estrategia de protección de la salud frente al radón», ha destacado.
Así, ha apuntado que España tenía de plazo hasta el 6 de febrero de 2018 para trasponer la Directiva 59/2013/EURATOM, «cosa que no ha ocurrido». «Y seguimos sin un Plan Nacional de Radón, al revés que otros países de nuestro entorno. El Código Técnico de la Edificación incluyó requisitos y exigencias de seguridad respecto al radón en los edificios a finales de 2019, pero la Unión Europea llevaba recomendándolo desde 1990, es decir, que solo hemos tardado 29 años en desarrollar esta normativa. Y debido al estado de alarma por la pandemia, este nuevo CTE no ha entrado en vigor hasta el 23 de septiembre de 2020», ha insistido.
Rodríguez ha resaltado que el radón está presente en grandes concentraciones sobre todo en los terrenos de composición granítica o con rocas con alto contenido de uranio y amplias zonas de España tienen esta problemática, como Galicia, Extremadura o las sierras de Guadarrama y Gredos.
Este gas radiactivo se infiltra en las viviendas a través de las pequeñas fisuras, los poros del hormigón, las juntas de las tuberías de desagües y otras acometidas «pero la inmensa mayoría de constructores no están formados sobre esta cuestión», explica Rodríguez, «mientras que, en otros países de nuestro entorno, como Renio Unido, Irlanda, o Bélgica, sí existen planes de medición en las viviendas puestos en marcha por el Gobierno».
ESTUDIOS EPIDEMIOLÓGICOS
Uno de los ponentes de este congreso, Alberto Ruano, profesor de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universidad de Santiago de Compostela, ha subrayado el problema de la falta de mediciones. «En Galicia, con mucha menos población que el resto del territorio nacional, tenemos realizadas unas 4.300 mediciones de radón en inmuebles, frente a 12.000 en toda España. Claramente se necesitan más mediciones que permitan caracterizar mejor la exposición a radón de la población, con mapas predictivos más resolutivos», ha sostenido.
Ruano ha participado en estudios epidemiológicos realizados en España, con cerca de 4.000 participantes, «y la propia evidencia en nuestro país, sin recurrir a otras investigaciones en otros lugares, demuestra que el radón aumenta el riesgo de cáncer de pulmón en personas que nunca han fumado y que de otra manera probablemente no desarrollarían esta enfermedad». «Es un problema serio», ha insistido.
La doctora en Geología Elena Giménez Forcada ha hablado de tender puentes entre la Medicina y la Geología. «La presencia del radón en el aire o en el agua subterránea es un ejemplo claro de cómo puede influir el entorno geológico donde vivimos en la salud de la población. Existen patrones de salud condicionados por el medio geológico, y entenderlos nos ayuda a prevenir enfermedades», ha indicado.
La oncóloga e investigadora Laura Mezquita, cuya principal línea de investigación en cáncer versa precisamente sobre radón residencial y cáncer, también ha apuntado a la importancia de la prevención. «Aunque la supervivencia de nuestros pacientes está mejorando gracias a la incorporación de nuevas técnicas diagnósticas y tratamientos de nueva generación, como la inmunoterapia o terapias dirigidas, actuar sobre los factores de riesgo evitables, como el radón, es clave y debería ser la línea de acción prioritaria», ha afirmado.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda una concentración de radón residencial inferior a 100 Bq/m3 (becquerelios por metro cúbico), pero en zonas muy graníticas no es infrecuente encontrar viviendas con rangos muy superiores, de hasta varios miles de Bq/m3. «La presencia de radón es una variable que debería formar parte de los parámetros de medición obligatoria de calidad del aire», ha aseverado al respecto Jose Luis Gutiérrez, doctor en Ciencias Físicas y especialista en mediciones de radón.
«En esos casos, lo primero es consultar con un experto que evalúe la magnitud del problema y proponga técnicas de remediación. Normalmente basta una pequeña obra menor para solucionar el problema. Lo importante es saber que existen técnicas para mitigar las altas concentraciones de radón en las viviendas», ha expuesto José Miguel Rodríguez.
Por parte de CCOO, el responsable de acción sindical en materia de radón, Óscar Bayona, ha puesto el acento en la necesidad de una normativa que proteja a los trabajadores. «Es lamentable que llevemos un retraso de más de tres años en la trasposición de la Directiva 59/2013 EURATOM. Desde CCOO llevamos años trabajando sobre este problema, e incluso hemos elaborado guías y otras publicaciones para informar a los delegados y delegadas», ha lamentado.