La agudización de la pobreza, la brecha educativa y el impacto en la salud mental, son algunas de las consecuencias que la pandemia ha dejado en los niños, niñas y adolescentes españoles, según advierten las organizaciones de infancia, cuando se cumple un año de la primera salida de los menores tras 42 días encerrados por la pandemia de la Covid-19.
Este lunes 26 de abril se cumple un año de la fecha en que los pequeños pudieron salir a dar un paseo por primera vez después de cinco semanas en sus casas. En concreto, esta medida de alivio supuso que los casi 7 millones de niños menores de 14 años pudieran salir a dar un paseo acompañados de un adulto, durante un máximo de una hora y por zonas verdes a una distancia no superior a un kilómetro.
«Algunos nos decían que lo esperaban con mucha ansiedad, con ganas de encontrarse en el parque con algún compañero, de salir a correr, de agarrar la bici, pero también sentían temor, los que habían vivido situaciones extremas, con algún familiar fallecido o enfermo, todavía tenían miedo de que el virus pudiera hacer daño a sus seres queridos», ha explicado la responsable de Políticas Locales de Infancia y Participación de UNICEF España, Lucía Losoviz.
Además, según añade la directora de Sensibilización y Políticas de la Infancia de la entidad, Catalina Perazzo, este desconfinamiento parcial fue «liberador», sobre todo, para los niños y niñas «en situaciones más vulnerables», como «aquellos que estaban viviendo con toda su familia en una habitación», que no pasaron igual el confinamiento que quienes vivían en un piso con varias habitaciones y terraza.
En este sentido, las organizaciones de infancia señalan que el confinamiento «puso sobre la mesa las desigualdades» que existen entre las familias. «Fue un cambio brutal en su vida y los impactos fueron desiguales según las condiciones en las que vivían: unos en hogares más pequeños o con más habitantes, otros cuyos padres no podían conciliar y acompañarles en las tareas educativas, otros que no tenían acceso a Internet. Se vio que había mucha desigualdad», comenta la responsable de infancia de UNICEF.
Asimismo, recuerda que durante el confinamiento los pequeños se sentían «invisibilizados», pensaban que no se les «tenía en cuenta» y que no se les facilitaba información adaptada a su edad. Por ello, pidieron «formatos de información amigables» y fomentaron que «se respetaran los ritmos de los niños».
«La infancia no estaba en agenda», coincide la directora de políticas de Infancia de Save The Children, quien afirma que no se pensaba en cómo estaba impactando el encierro a los niños y niñas. No obstante, añade que en la desescalada ya se empezó a tener en cuenta a la infancia tomando unas medidas que fueron «adecuadas».
Ambas organizaciones consideran que los niños y niñas fueron un «ejemplo de buen comportamiento» y siguen dando actualmente una «lección» a los adultos. «Después de un año, les vemos ir a las escuelas pero con sus mascarillas, sus geles, se juntan sus grupos burbuja, te dan una lección de responsabilidad», ha asegurado la responsable de infancia de UNICEF.
En todo caso, las ONG avisan de que la pandemia, el confinamiento y la crisis económica y social provocada por el coronavirus han marcado «un antes y un después» en la infancia española, en cuanto a pobreza, brecha educativa e impacto en la salud mental.
«En el caso de los que ya estaban en situación vulnerable, la pandemia y la crisis no hacen sino aumentar la brecha en muchos ámbitos, como el educativo; en cuanto a la salud mental, todavía hay niños con miedo a salir a la calle, de verse expuestos, de jugar con otros niños; también se han fortalecido roles negativos de género, hemos visto durante el confinamiento cómo las chicas tenían que asumir las tareas de cuidados y del hogar», ha expuesto la directora de infancia de Save The Children.
Asimismo, la responsable de Políticas Locales de Infancia de UNICEF España advierte de que «se han incrementado los casos de violencia» hacia la infancia y «se han exacerbado las vulneraciones de derechos que ya existían».
También advierte del impacto en la vida de los adolescentes, muchos de los cuales se sienten «tristes, con ansiedad y angustia», experimentan «frustración» en cuanto a las perspectivas de futuro, «ven cómo sus familiares pierden el trabajo» o sienten «que el colegio no les está preparando lo suficiente para las adversidades».
Ahora, a juicio de las ONG, hay que poner el foco en los menores que se han podido ver más perjudicados por la pandemia para que no se queden atrás y puedan continuar teniendo las mismas oportunidades que los demás.
De cara a este 26 de abril, la Fundación Crecer Jugando y más de 1.500 entidades, organizaciones y empresas del ámbito de la infancia, han solicitado al Gobierno de España que declare el 26 de abril como el ‘Día del Niño y de la Niña’, para poner en valor el comportamiento ejemplar que han tenido los menores durante la crisis sanitaria. La campaña ha recogido hasta el momento unas 300 firmas en Change.org.