El que fuera presidente del Sacyr Luis del Rivero señaló el pasado 14 de abril, ante el juez de la Audiencia Nacional que instruye el caso ‘Tándem’ que las diferentes actuaciones del comisario José Manuel Villarejo contra su persona le valieron un infarto que acabó en una operación a corazón abierto en la que tuvieron que hacerle «cinco baipases de una vez».
En su declaración y a preguntas de su defensa, el que fuera presidente de la constructora en los años 2004 y 2005 explicó que por esa época vieron conveniente retirarse del ladrillo y buscar refugio en otras inversiones, por lo que decidieron entrar en BBVA. Esto, según el sumario de la pieza separada 9 de Tándem, derivó en la contratación del comisario por parte de la entidad para abortar dicha operación –el proyecto ‘Trampa’–.
Durante su comparecencia ante el juez Manuel García-Castellón indicó que «en ningún momento» el consejo de administración de Sacyr se proponía lanzar una opa hostil contra el banco y de hecho que en una primera fase sólo aspiraban a llegar al 5 por ciento de las acciones y contando con el apoyo de accionistas antiguos.
Pero al poco de hacer pública esa intención, según Del Rivero, sufrió «una campaña brutal» desde los medios en su contra, que si bien en un inicio pensó que provenía del banco, luego pudo saber que fue orquestada por Villarejo, quien escribió en informes que «tenía penetración total en medios fundamentales». «Me creó una tensión brutal», confesó al magistrado.
Tras esto, su abogado le preguntó por si estos hechos resaltados le habían causado algún perjuicio, a lo que Del Rivero indicó que si bien ya en enero de 2005 comenzó a replantearse la operación de entrada en BBVA por los ataques «tremendos» en prensa, el sábado 12 de febrero vio en la televisión el incendio del rascacielos Windsor y pensó que «hasta ahí llegaban las cosas» y decidió proponer la venta de las acciones al consejo, algo que ocurrió días después.
LA FALTA DE APOYO DE CARUANA, DECISIVA
Al hilo, explicó que ante el consejo expuso los motivos, y detalló que la operación no era avalada por el gobernador del Banco de España, por aquel entonces Jaime Caruana. «Ese motivo decisorio y decisivo nos hizo que la noche del 15 –de febrero de 2005– pusiéramos una colocación acelerada y que el 16 se comunicara a la opinión pública».
Tras esto, y sobre los daños sufridos por esa presión realizada por Villarejo contra su persona, el expresidente de Sacyr indicó al juez que sufrió un infarto por su culpa. «Villarejo se vanagloria dos veces de haberme ocasionado un infarto, y es cierto; el día 20 –no dice fecha exacta– tuve un primer ingreso en la Ruber –hospital privado– y el 26 tuve un segundo ingreso y fui operado del corazón con cinco baipases de una vez», recordó, para luego indicar que si se hubiera muerto en ese momento no hubiera conocido a sus nietos ni el desarrollo de sus hijos.
Añadió que esa «es una de las operaciones más complicadas» y luego tiró de refranero para afirmar que «hay disgustos que matan». A esto sumó daños morales «bastante importantes» porque su reputación se vio afectada y de hecho desde entonces dejó de ganar cantidades de dinero importantes debido a esto.
A lo largo del interrogatorio realizado por el fiscal anticorrupción, Del Rivero comentó de manera pormenorizada las reuniones tanto con personas del Gobierno –Miguel Sebastián o el ministro de Economía Pedro Solbes– como con la oposición –José María Aznar– o con accionistas. Además realizó un cronograma de los hechos relevantes de esas fechas apoyándose en sus agendas.
Además, Del Rivero hizo referencia al entonces presidente del BBVA, Francisco González señalando que como «había llegado allí por la política, pues se creería que se ponían y quitaban presidentes de los bancos por la política».
Realizó estas manifestaciones, a preguntas del fiscal, en la parte de su relato en la que se refiere al presunto apoyo por parte del Gobierno de entonces, a cargo del socialista José Luis Rodríguez. «Ese Gobierno, si hubiese querido que la operación se hubiera hecho, la hubiera hecho, hubiera salido, pero el Gobierno estaba al margen del tema –relató Del Rivero–, el primer día que llegó sacó las tropas de Irak, paralizó el trasvase del Ebro, el Estatuto de Cataluña… Si una cosa de éstas la hubiera querido hacer, la habría hecho».
CONOCIMIENTO POR AZNAR Y ABELLÓ
Del Rivero manifestó varias veces que nunca se sintió espiado ni hostigado, sólo mediáticamente, y que una vez aprobada la operación el primer contacto fue con el ex presidente el Gobierno José María Aznar, en una comida en el domicilio del empresario Juan Abelló. «Le parecía bien», recordó.
En cuanto al momento en el que decidieron no seguir adelante, el empresario sitúa la decisión el 15 de febrero de 2005, tres días después del incendio en Madrid del edificio Windsor. «El consejo era conocedor que había una investigación de Anticorrupción sobre papeles de Merrill Lynch, era público -explicó ante el juez-. Y si vemos que a nosotros un ataque tan brutal el 28 de enero con el tema del agua, que si yo me llevaba el agua (de los agricultores murcianos) que todas las semanas los confidenciales atacando, y en ese momento sabiendo que los papeles de Merrill Lynch que tenían que ver con el presidente del banco BBVA se quema, pues decimos que hemos venido a tener un negocio, no a hacer una guerra».
A continuación, Del Rivero niega que trate de hacer imputaciones ni quiera hacerlo, si bien desde Sacyr entendieron que no iban a ir «a una guerra a muerte». Sobre su conocimiento de los citados papeles de Merrill Lynch, a preguntas del representante del Ministerio Público el empresario se limitó a decir que sabían que se estaban investigando esos documentos «cuyos informes los tenía Deloitte, eso era lo que sabíamos».
En cuanto a la investigación que le realizó Villarejo, reconoció durante su declaración judicial que en ella aparecían ciertos datos de su vida íntima como la realización de un regalo, un viaje con sus esposa o la existencia de una comida a la que asistió junto con Abelló y Demetrio Casteller en Aranjuez (Madrid). También señaló al fiscal que el director de seguridad de Sacyr entonces era un ex policía, Rodrigo Álvarez.