Los meses de confinamiento debido a la pandemia de la Covid-19 han dejado varias lecciones, poniendo de relieve la necesidad de extender la conectividad a las zonas rurales, lo que traerá grandes beneficios para la sociedad en su conjunto, a corto y largo plazo, al impulsar la cohesión social y territorial.
Durante un 2020 atípico, España aprobó con nota los primeros desafíos en cuanto a infraestructuras de telecomunicaciones se refiere. Las redes demostraron su resistencia y fortaleza frente a un aumento histórico en el tráfico por Internet y las llamadas de voz. Al mismo tiempo, quedó en evidencia la importancia del sector de las telecomunicaciones en la continuidad de las actividades y el funcionamiento general del país.
En los últimos años, los esfuerzos se han centrado en el despliegue de infraestructuras, con resultados muy positivos. España es, hoy en día, líder en conectividad. Así lo demuestra el Índice de Economía y Sociedad Digital (DESI) 2020, que destaca el buen desempeño del país en el ámbito de la conectividad. Ahora, teniendo en cuenta la evolución de la pandemia, queda claro que el próximo paso es extender la cobertura de las redes de conectividad a las zonas rurales.
La hoja de ruta es clara. En los próximos meses, se debe acelerar el despliegue de las redes 5G en España para que todos los ciudadanos, sin importar dónde se encuentren, tengan el mismo nivel de conectividad digital. Es decir, se debe avanzar en el uso social de la tecnología para alcanzar la igualdad de oportunidades. Una estrategia que, a su vez, permitirá fortalecer la cohesión territorial y abordar el problema del despoblamiento de ciertos territorios.
Ampliar el alcance de las redes de telecomunicaciones no solo servirá para reducir la brecha digital, sino también para impulsar una verdadera transformación económica, gracias al aprovechamiento de las oportunidades que trae consigo la nueva tecnología 5G. La quinta generación de tecnologías de telefonía móvil representa una verdadera revolución. Gracias a su baja latencia, esta tecnología proporciona una mayor cobertura y capacidad, así como una mayor velocidad en las conexiones. Es decir, garantiza conexiones prácticamente en tiempo real. Esta es la clave detrás del poder de esta nueva tecnología, cuyo potencial de aplicación es inmenso.
En el ámbito rural, la incorporación de la tecnología 5G servirá como motor para el progreso económico, al incrementar la productividad y competitividad. El despliegue de estas redes en zonas rurales permitirá, entre otras cosas, mejorar el acceso a servicios de teleasistencia. A su vez, la llegada de estas redes al entorno rural impulsará el desarrollo de nuevos modelos de negociopara sectores económicos como el de la agricultura, ganadería y turismo.
En concreto, estas redes servirán de apoyo para la expansión de la agricultura inteligente y de precisión. Este nuevo modelo se basa en el aprovechamiento de las tecnologías de la IoT para llevar a cabo el seguimiento, la supervisión y la automatización de la actividad agrícola. En la práctica, su aplicación permite a los agricultores prevenir incendios, controlar heladas o inundaciones, desplegar sistemas de riego de suma precisión y realizar controles de forma remota mediante el uso de drones, entre otras cosas. Además, la tecnología 5G posibilita el despliegue de sistemas de control inteligentes de insumos, como el agua, dando lugar a una mayor eficiencia hídrica, una reducción de costes y un ahorro energético. En definitiva, a un modelo de agricultura más sostenibley rentable.
En este sentido, el aspecto medioambiental es fundamental. Después de todo, tanto España como el resto de los países de la Unión Europea tienen claro que la recuperación económica post-pandemia estará basada en la sostenibilidad y en la digitalización. Los fondos europeos NextGenerationEU, de los cuales España recibirá 140.000 millones de euros, giran en torno a estos dos ejes. Se trata de una oportunidad de inversión única para seguir reforzando el objetivo de una España conectada, ecológica y resiliente.
Para alcanzar los objetivos previstos en el Plan de Recuperación,Transformación y Resiliencia de España, resulta indispensable extender la conectividad a las zonas rurales. Para ello, el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital ha lanzado una propuesta para la concreción de proyectos para extender la banda ancha de alta velocidad y la cobertura 5G en zonas rurales y áreas de baja densidad poblacional.
Sin duda, se trata de un paso en la dirección correcta para alcanzar los objetivos previstos en el Plan para la Conectividad y las Infraestructuras Digitales y en la Estrategia de Impulso de la Tecnología 5G, que pretenden que en 2025 el 75% de la población tenga cobertura de 5G mediante bandas designadas como preferentes y, sobre todo, priorizar el despliegue de redes en zonas rurales.
A través de la colaboración público-privada y de planes diseñados conjuntamente con las administraciones regionales, España podrá sacar el máximo provecho de los fondos europeos. Se trata de una oportunidad para combatir la brecha digital rural e impulsar un verdadero cambio en sectores que son vitales para la economía. Es por ello que resulta fundamental que el Gobierno español aproveche de manera eficaz y estratégica la ayuda europea para asegurar que la recuperación post Covid-19 sea sostenible, digital y, también, más inclusiva e igualitaria.