El Gobierno se compromete evaluar cada año su cumplimiento de la Estrategia de Acción Exterior

El Gobierno se ha comprometido a presentar cada año un informe sobre la ejecución de la Estrategia de Acción Exterior 2021-2024 que se aprobó este martes y con la que aspira a que España deje de ser un mero espectador en la escena internacional para convertirse en un «país nodal».

Ese es uno de los pocos cambios que se han introducido en el documento final de la estrategia, publicado por el Ministerio de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, con respecto al proyecto que se presentó a finales de enero.

En general, salvo pequeños matices y alguna corrección de erratas, el texto es el mismo que llevó la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, a Congreso y Senado y que el Gobierno ha discutido también con otros actores de la acción exterior, incluidas comunidades autónomas y entes locales.

No obstante, uno de los añadidos es precisamente para indicar que «se dará cuenta de la ejecución de la Estrategia de Acción Exterior, de las actuaciones realizadas y de los objetivos logrados, en el Informe Anual de Acción Exterior», extremo que ya había adelantado en sus comparecencias parlamentarias la ministra.

Por este motivo, precisa el Gobierno en la Estrategia, «se realizará una extensa labor de seguimiento y evaluación, que permitirá realizar un ejercicio integral de rendición de cuentas». El proceso también permitirá que se pueda adaptar la Estrategia «a los cambios en el contexto internacional y será una oportunidad para identificar buenas prácticas y profundizar en ellas», reivindica.

OTROS CAMBIOS

El resto de cambios, en forma de algunos añadidos y reestructuración del texto, se han introducido en el apartado de la «respuesta de España» y más en concreto en el capítulo dedicado a «Derechos Humanos, democracia, seguridad, feminismo y diversidad como referentes».

Así, por ejemplo, se indica que «se pondrá especial énfasis en la implicación activa del sector privado en la defensa y promoción de los Derechos Humanos y el cumplimiento del principio de diligencia debida», cuestión esta última que no figuraba en el original.

Además, «se reafirmará el compromiso con el Tribunal Europeo de Derechos Humanos como instancia fundamental para garantizar el cumplimiento de la Convención Europea de Derechos Humanos», y se impulsará la «protección de la infancia, particularmente en contextos de vulnerabilidad, y la promoción universal de los derechos recogidos en la Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas».

Por otra parte, también se ha introducido un párrafo en el que se manifiesta que «España promoverá activamente el cumplimiento de los Derechos Humanos y del Derecho Internacional Humanitario para asegurar la protección de la población civil en conflictos armados, en especial colectivos particularmente vulnerables como mujeres e infancia».

El segmento al que se ha introducido más cambios ha sido en el relativo a «España como referente de política exterior feminista y de promoción de la diversidad», que en texto final se ha desglosado en dos apartados para diferenciar mejor ambas cuestiones pero sin modificaciones en cuanto al contenido.

FALTA LA MEMORIA ECONÓMICA

Aunque en sus comparecencias parlamentarias González Laya se comprometió a que la Estrategia de Acción Exterior iría acompañada de una memoria económica, tal y como le exigían desde la oposición, por el momento el Ministerio de Asuntos Exteriores no la ha publicado.

No obstante, durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros la ministra desveló que para 2021 está previsto destinar 5.600 millones de euros a la acción exterior.

Asimismo, reivindicó que la estrategia, la segunda tras la adoptada en 2015 por el Gobierno de Mariano Rajoy, «no es un catálogo de buenos deseos o una colección de acciones» sino que parte de un «diagnóstico» del mundo actual, cada vez más volátil y con cambios rápidos en el que impera la interdependencia.

En este contexto, y partiendo de la base de las «fortalezas» de España, como el que es una de las quince mayores economías mundiales o que el español es el segundo idioma más hablado, el Gobierno se ha fijado el objetivo de que «España sea un país nodal, que no sea solamente espectador de la acción exterior de otros sino que sea capaz de contribuir a construir consensos, tejer acuerdos y dar respuestas a las fracturas que atraviesa nuestro mundo», explicó.