Isabel Bonig ha movido ficha este lunes al anunciar que decide no presentarse al congreso autonómico para seguir como presidenta del PPCV, pese a que, de forma reiterada, había anunciado su intención de hacerlo. Con este movimiento deja atrás seis años intensos como líder de la oposición desde que en julio de 2015 se puso al frente del partido en un momento muy complicado, tras la derrota electoral que puso fin a 20 años de hegemonía ‘popular’.
Esta política «guerrera», como le gusta definirse, ha mostrado durante estos años su orgullo por ser «de derechas, española y valenciana» y no ha dejado de defender una oposición útil y basada en la gestión frente al tripartito del Botànic o ‘Titanic’ –como han acuñado desde el PPCV– que comparten PSPV, Compromís y Unides Podem.
La decisión se ha dado a conocer en un comunicado, sin que Bonig haya hecho declaraciones, en el que se anuncia una junta directiva del PPCV para este jueves, 6 de mayo, para trasladar la propuesta de acuerdo de convocatoria del congreso regional.
Mientras desde ‘Génova’, la sede del PP nacional, se ha agradecido a Isabel Bonig su «esfuerzo» y «dedicación» al frente del PPCV y se ha subrayado, en día festivo y previo a las elecciones a la Comunidad de Madrid, que Bonig seguirá siendo un «actor clave para el partido a nivel autonómico y nacional».
Desde la dirección nacional se apunta como relevo a Carlos Mazón, presidente de la Diputación y del PP de Alicante. Un candidato que ya se ha postulado es el alcalde de Ayora, José Vicente Anaya.
En unos días con menos agenda, fue notoria la apelación de Bonig a los «satélites de Génova» de la semana pasada. Sin especificar a quién se refería, les pidió «tranquilidad» porque los veía «muy preocupados y con demasiada prisa para que se convoque el congreso regional del partido». «Yo hablo con Génova y a mí no me han dicho nada», recalcó el pasado martes, mientras advertía que «no por apretar más» se celebrará antes.
En los últimos meses, muchos han sido los rumores respecto a su sustitución por Carlos Mazón. De hecho, en una entrevista en enero, consideraba que el presidente de la Diputación de Alicante no era un «rival político» sino un «aliado».
Bonig ha destacado por su defensa de las primarias en un partido que no celebraba habitualmente. De hecho, las considera un «revulsivo»: «Yo soy una gran defensora de la política americana y anglosajona y de la libertad». De cara a los militantes, solo pedía «dos cosas»: «Los que ganaban tenían que tener generosidad con la gente que no les votó y los que perdieron tenían que tener la responsabilidad y la lealtad con quien ganase».
Respecto a Pablo Casado, Bonig afirmaba que «siempre ha tenido y sigue teniendo» una «muy buena relación» y destacaba que «siempre ha valorado el trabajo que se ha hecho en el Partido Popular de la Comunitat Valenciana». «Me consta que lo hace en público y en privado», explicaba.
‘LA THATCHER DE LA VALL D’UIXÓ’
‘La Thatcher de la Vall d’Uixó’, un apelativo que aceptó con gusto como admiradora de la ‘Dama de Hierro’, no ha ocultado que le encantan los mítines y el «cuerpo a cuerpo», que es «hija de socialista», que estudió Derecho por vocación y que siempre que puede disfruta del FIB porque le encantan grupos como The Killers.
«Mediterráneo, libertad y British rock», reza su biografía de Twitter y ha mostrado también su gusto por el rock reivindicativo vasco. De hecho, en televisión se la ha visto entonar el ‘Sarri, sarri’ de Kortatu.
La todavía presidenta del PPCV cogió las riendas del partido en 2015 y se convirtió en la primera mujer en dirigirlo, en sustitución de Alberto Fabra y en un momento difícil para los ‘populares’ tras perder el gobierno de la Generalitat después de más de 20 años. Y lo hizo también asumiendo la portavocía del PP en Les Corts para ofrecer un discurso unitario en el partido y el grupo parlamentario.
El nombre de Bonig tiene mucho peso en Castellón, donde nació, y cobró relevancia cuando el ‘expresident’ Francisco Camps la nombró consellera de Infraestructuras en 2011. Así, fue consellera en la legislatura en la que Camps tuvo que dejar la Presidencia de la Generalitat, a los pocos días de revalidar el cargo, por el conocido como ‘caso de los trajes’.
Isabel Bonig, de 51 años, fue dejándose ver más en el partido durante los años previos, en los que compaginó la alcaldía de la Vall d’Uixó con la coordinación del partido. Así, entre los congresos de 2008 y 2012, desempeñó esta responsabilidad junto a Mª José Catalá –actual portavoz del PP de València–, Rita Barberá –exalcaldesa fallecida en 2016– y Mercedes Alonso.
Fue tras las elecciones de 2015 cuando asumió tanto la presidencia del partido como la portavocía del grupo ‘popular’, una decisión que adoptó el PP valenciano «por aclamación» en sustitución de Alberto Fabra, que renunció al cargo.
Dos años después fue reelegida en el XIV Congreso del PPCV con el 94,49% de los votos. Era la única candidata tras el proceso de primarias al que inicialmente también se presentó el expresidente de NNGG José Luis Bayo, quien se retiró ante acusaciones de falta de juego limpio a la dirección. «Hoy dejamos atrás lo peor del pasado, recordamos solo lo bueno del pasado y empieza el futuro. Así que a trabajar y a por ellos», proclamó Bonig entonces.
«MANO TENDIDA» Y «CLIN CLIN»
En estos últimos cuatro años se ha dedicado a lo que ella define como «política en mayúsculas» basada en defender el «progreso» económico de los valencianos, ante una Generalitat que ve desnortada y perdida en sus batallas internas. Se ha mostrado especialmente combativa en defender la «doble alma» de los ciudadanos de la Comunitat, como valencianos y españoles, ante los «ataques al castellano».
Bonig ha repetido que el PP ofrece la «mano tendida» al ‘president’ Ximo Puig para mejorar su gobierno, una idea que ha venido reforzando especialmente este último año desde el estallido de la pandemia y en el que las críticas más repetidas han sido por la «falta de gestión» sanitaria y económica y los «ximoanuncios».
Otro de los puntos de fricción entre Bonig y Puig es la investigación al hermano del ‘president’, que utiliza habitualmente en sus intervenciones en Les Corts, para el que suele utilizar una onomatopeya: «Clin, clin». «Clin, clin, clin, cae la subvención, a ver si clin, clin, clin, cae el hospital», ironizó en un pleno en el que acusó a Puig de otorgar más subvenciones a su hermano que a la rehabilitación del Hospital Militar de Mislata.
«ACTOR CLAVE PARA EL PARTIDO»
En su despedida, la dirección nacional del PP ha agradecido a Bonig su «esfuerzo» y «dedicación» y ha subrayado que seguirá siendo un «actor clave para el partido a nivel autonómico y nacional».
Queda por dirimir desde dónde ejercerá este papel ya que, ahora, al no revalidar la presidencia del PPCV se abren cuestiones sobre su futuro y si se mantendrá al frente del grupo parlamentario en Les Corts o si cederá el mando a otro u otra diputada. Mientras llega el congreso, mantiene el cargo de presidenta del PPCV. Así también lo refleja su biografía de Twitter, donde añade: «Dicen que gano de cerca y sé que no me rindo ni de lejos».