El Gobierno ve cada vez más factible que los catalanes tengan que volver a las urnas a mediados de julio, ante las dificultades de ERC y Junts para cerrar un acuerdo de investidura o de gobierno antes de que expire el plazo, el 26 de mayo. Fuentes gubernamentales abogan por evitar esa nueva convocatoria electoral, al entender que no favorece a la estabilidad, aunque están convencidos que, de producirse, el PSC tienen incluso posibilidades de mejorar sus resultados y por ello, no les preocupan en ese sentido.
Varios miembros del Ejecutivo reconocen en los pasillos del Congreso que todo parece indicar que Cataluña está abocada a una repetición electoral, no por que lo crean ellos, sino por lo que traslada ERC y su «pesimismo», y por las importantes desavenencias que han protagonizado los republicanos y Junts en los últimos días y la ruptura de sus negociaciones.
«Por los movimientos que hemos visto, parece que habrá elecciones en Cataluña», asegura un ministro. En la misma línea se ha pronunciado otro miembro del Gobierno, al asegurar que «a día de hoy», ve «muy poco margen» para el acuerdo, si bien reconoce que hay «precedentes» de acuerdos in extremis, como el que llevó a la investidura de Carles Puigdemont en enero de 2016.
PIDEN QUE SE DEJE A ILLA INTENTARLO
En este punto, el Gobierno defiende que la prioridad es evitar unas nuevas elecciones y que se conforme ya un gobierno en Cataluña que asuma la recuperación económica y lucha contra la pandemia sin interinidad. Y para ello, piden que se deje al candidato del PSC, el exministro Salvador Illa, intentar formar gobierno, ya que fue él quien ganó las elecciones.
Así se lo ha trasladado el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, durante la sesión de control en la Cámara Baja. «Llegados a este punto, a lo mejor se podría pensar en un gobierno de izquierdas liderado por el PSC», ha afirmado.
CREEN QUE ERC PREFIERE ELECCIONES A HABLAR CON EL PSC
No obstante, fuentes del Ejecutivo reconocen que son conscientes de que ERC parece querer «antes elecciones que contar con el PSC». En este sentido, aseguran que ERC ni siquiera les quiere pedir su apoyo o su abstención para que el candidato republicano, Pere Aragonés, logre la investidura –a los republicanos les bastaría la abstención de cuatro diputados socialistas para lograr la investidura de Pere Aragonés–.
En el caso hipotético de que ERC cambiara de estrategia y les pidieran su apoyo, uno de los ministros consultados señala que «de todo hay que hablar en la vida» y que «habría que considerarlo», pero insiste en que no creen que se lo vayan a pedir. A este respecto, otro miembro del Ejecutivo también se muestra escéptico y añade que habría que ver cuáles son sus condiciones. No obstante, todos insisten en que fue Illa el que ganó las elecciones, y el que debería ser investido president.
Y en el escenario de que se repitan las elecciones catalanas, desde el Gobierno argumentan que no les preocupan en términos de apoyos, porque creen que el PSC puede incluso sacar mejores resultados que en los comicios del 14 de febrero. A su juicio, los ciudadanos ven a dos partidos independentistas «incapaces de gobernar» y van a ver en Illa «a alguien que sí quiere gobernar».
«Lo que puede pasar es que el independentismo se abstenga más y el PSC gane más», ha resumido uno de los miembros del Ejecutivo, que da por sentado que la repetición electoral va a penalizar a los independentistas, y que asegura que el PSC puede rentabilizar «la «ola de gente que diga basta».
«ERC Y JUNTS NO SE SOPORTAN»
«Junts pensaba que podía estirar la negociación y ha agotado la paciencia de ERC antes de lo que ellos pensaban», aseguran las fuentes consultadas, que añaden que ha quedado demostrado que «ERC y Junts no se soportan» y que «no hay una hoja de ruta compartida».
Aunque uno de los miembros del Gobierno consultados reconoce que era de los que pensaban que se podía llegar a un acuerdo, ahora reconoce que ve muy poco margen, aunque no se atreve a descartarlo del todo. Sobre todo, avisa de que «quedan días» y de que «hay precedentes también», en alusión al acuerdo in extremis que se llegó en enero de 2016 para que Carles Puigdemont fuese investido presidente de la Generalitat tras el veto de la CUP a Artur Mas.