El Juzgado de Primera Instancia nº 1 de Badajoz ha condenado a una peluquería canina de Badajoz a indemnizar con 3.000 euros por «daño moral» a la dueña de un perro que desapareció tras dejarlo en el establecimiento para cortarle el pelo, más otros 900 euros por el coste del animal.
Los hechos tuvieron lugar el 7 de mayo de 2019, cuando la demandante, Verónica G., llevó a su perro, de raza Yorkshire y de nombre Moncho, a una tienda de productos para mascotas para cortarle el pelo, y aproximadamente, una hora después, los responsables del establecimiento le llamaron «para manifestarle que el perro se había escapado y no lo localizaban».
Según recoge la sentencia el animal lleva desaparecido desde entonces, y su dueña no lo ha localizado a pesar de haber realizado «numerosas gestiones, incluso en distintos medios de comunicación, desplazándose a diferentes lugares donde le indicaban que podía encontrarse» e incluso llegó a ofrecer una recompensa de 1.500 euros a quien lo encontrara.
La vista se celebró el pasado 16 de marzo de 2021, y en la sentencia, la jueza considera que la desaparición del perro causó a su dueña, con la que llevaba ocho años conviviendo, una situación «de mucha ansiedad y un gran desgaste emocional».
Por todo ello, Verónica G. reclamaba tanto a la propietaria del establecimiento como a la aseguradora de la responsabilidad civil, una indemnización por daños y perjuicios de 3.900 euros, de los que 900 euros se corresponderían con el valor atribuido al animal y 3.000 euros con el daño moral causado.
LA PELUQUERÍA ADMITE LOS HECHOS
La juez resalta en su sentencia que la parte demandada no discute ni los hechos, es decir, la pérdida del perro propiedad de la demandante llamado Moncho el 7 de mayo de 2019, ni su responsabilidad por este hecho acaecido.
Según la versión de los responsables del establecimiento, el incidente se produjo cuando el perro estaba en una jaula a la espera de que se la atendiera, y «justo en el momento era sacada con su arnés y correa para comenzar el lavado, se soltó de los elementos de agarre y salió corriendo», momento en el que la puerta estaba abierta por la entrada de un cliente, por la que salió el animal y fue imposible su localización.
Por este motivo, la parte demandada acepta su responsabilidad por la pérdida del animal y ofreció a su propietaria el pago de la cantidad de 900 euros por el coste del animal, pero se opuso al pago de los 3.000 euros, ya que según argumentaba, no constaba acreditado el padecimiento psicológico de la mujer y aboga por «evitar cualquier enriquecimiento injusto».
Respecto a esta petición de daño moral, la sentencia señala que «cada persona, en función de numerosos factores, puede tener un vínculo afectivo de muy diferente intensidad con su mascota», por lo que en caso de pérdida del animal, «el sufrimiento, estrés, ansiedad, que ese hecho produce puede ser de distinta entidad».
Así, en este caso, la jueza estima la indemnización de 3.000 euros a la dueña de Moncho, debido a que «se considera suficientemente acreditado que» como consecuencia este hecho, la demandante «sufrió, y sigue sufriendo en la actualidad, una situación de ansiedad, dolor, angustia y zozobra provocada por la pérdida de su mascota y por la incertidumbre sobre lo que puede haberle sucedido».
La sentencia reconoce la «importante vinculación emocional con su perro de larga duración», ya que era considerada como un miembro de la familia, cuya desaparición le había causado «un dolor y una ansiedad que repercutió en su estado de salud», de ahí que no se acepten las alegaciones de los demandados, ya que «la indemnización por daño moral debe vincularse al padecimiento psíquico» de la propietaria del animal.