La temporada de huracanes de 2021, que comenzará este 1 de junio y se prolongará hasta el 30 de noviembre, tiene al menos un 60 por ciento de posibilidades de ser más activa de lo normal en el Atlántico norte, según datos de la Oficina Nacional de la Administración Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés).
El portavoz de la AEMET, Rubén del Campo, ha explicado que hay una gran probabilidad de que en el Atlántico norte sea muy activa en tormentas tropicales pero, de momento, ha confirmado que esta temporada de 2021 es ya la séptima consecutiva en la que se registra al menos una tormenta subtropical antes del pistoletazo de salida oficial, que se inicia el 1 de junio.
Así, ha informado de que el pasado 22 de mayo se formó la tormenta subtropical Ana, que tuvo una duración de dos días. Por ello, dado que en los últimos años se ha dado la misma circunstancia, por primera vez el Centro Nacional de Huracanes de Miami comenzó ya el 15 de mayo a proporcionar de información rutinaria sobre la formación de estas tormentas.
«Es la primera vez que la información sobre la temporada comienza a darse de forma diaria quince días antes», ha comentado Del Campo que observa que esto se debe a que la tendencia se va consolidando.
El portavoz ha recordado que la temporada de huracanes de 2020 fue la más activa desde que hay registros, con 30 ciclones tropicales, que comenzaron el 16 de mayo con Arthur y que terminaron el 18 de noviembre con Iota. De esos, señala que 14 fueron huracanes y 7 alcanzaron el nivel de gran categoría (III, IV o V, en una escala que va del I al V).
Así, ha comentado que estos siete huracanes son una cifra récord y que iguala a 2020 con la temporada de 2005, que fue el año del destructivo huracán Katrina. Ese año, 2005, según recuerda Del Campo, tuvo lugar Vince que fue el primer sistema con características tropicales que llegó hasta la Península Ibérica. También en 2020 llegó a la Península la tormenta subtropical Alpha, que tocó tierra en Portugal a mediados de septiembre.
En este contexto, ha precisado que la NOAA ha pronosticado que con un 60 por ciento de posibilidades la temporada de 2021 será más activa de lo normal y espera que se llegue a nombrar entre 13 y 16 ciclones tropicales, es decir, que sean tormenta tropical o huracanes.
Así, ha apuntado que la media en el periodo de referencia 1981-2010 eran 12 ciclones tropicales, pero este año se va a empezar a usar el periodo de referencia 1991-2020, y en ese periodo la media son 14 ciclones con nombre. «Esto quiere decir que la media ha subido en dos más en una década, lo que confirma la tendencia al aumento en la frecuencia de ciclones», destaca.
«Incluso cambiando el periodo de referencia se superará la media, según las previsiones de la NOAA, ya que espera nombrar entre 13 y 16 unidades», ha subrayado.
Pero además, en cuanto a la intensidad, el portavoz expone que el Centro Nacional de Huracanes de Miami –es decir aquellos sistemas en los que la velocidad sostenida del viento supera los 120 kilómetros hora– ha pronosticado para este año entre 6 y 10 unidades. Esto, insiste también es superior a la media, que entre 1981-2010 era de 6 y en el periodo de referencia 1991-2020 la media es de 7. «Así que también en este caso sube respecto a la media del nuevo periodo de referencia», comenta.
En esa línea, ha ahondado para explicar la predicción de la NOAA espera que se registren entre 3 y 5 huracanes, algo que también se sitúa por encima de la media que, en ambos periodos de referencia es de 3.
CAUSAS DEL AUMENTO DE HURACANES
Entre las causas de este mayor nombramiento de ciclones tropicales, el portavoz señala que la NOAA apunta cuatro explicaciones. La primera estaría en la «mejora continua» de los sistemas de información que detectan «mejor», sobre todo los ciclones subtropicales, es decir los que tienen características híbridas entre latitudes medias y tropicales.
En segundo lugar, Del Campo justifica esta intensificación de la temporada de huracanes con el calentamiento del océano provocado por el cambio climático ya que «la temperatura del agua del mar es el combustible» de los ciclones.
Por otro lado, ha recordado que en este momento la Oscilación Multidecadal del Atlántico (AMO, Atlantic Multidecadal Oscilation, en inglés) está en un periodo positivo.
Del Campo apunta que el AMO es un proceso de variabilidad natural por el que el patrón de anomalía de temperaturas del Atlántico tiene periodos de entre 20 a 40 años con anomalía positiva o con anomalía negativa. Es decir que hay décadas en las que la temperatura natural del Atlántico está más cálida de lo normal o por el contrario más fría. Pues bien, ha precisado que en la actualidad la AMO se encuentra en una fase positiva que comenzó a mediados de los años 90.
La cuarta de las causas está en la tendencia al cambio climático, que eleva la intensidad de los fenómenos meteorológicos. En ese sentido, ha dicho que los huracanes de categorías I y II se mantienen en tres nombramientos, pero los de categorías IV o V presentan una tendencia a un aumento de frecuencia desde los años 80. «Es decir que aumentan más los huracanes más intensos», ha señalado.
Más allá de la tendencia de los últimos años, de acuerdo con los servicios meteorológicos estadounidenses, el portavoz de la AEMET detalla que las causas por las que esta temporada de 2021 puede ser más activa de lo normal son «parecidas a las del año pasado»: se necesitan aguas oceánicas más cálidas y se espera que el Atlántico y el Caribe estén más calientes que la media.
Asimismo, ha incidido en la importancia de los fenómenos meteorológicos El Niño, (las aguas cálidas en el Pacífico oriental) y La Niña (aguas frías en el Pacífico Oriental) que influyen en el Atlántico. En este momento, precisa que habrá La Niña y hay un periodo de Niño neutro, lo que favorece la formación de fenómenos atmosféricos proclives a la creación de huracanes en el Atlántico norte.
«Se prevé que esta temporada haya condiciones neutras y después volveremos a fenómeno La Niña una vez está más avanzada la temporada, bien entrado el verano», ha pronosticado.
Del Campo añade que todo ello favorece las condiciones atmosféricas para que se desarrollen los huracanes, ya que un Niño neutro y La Niña evitan que haya mucha cizalladura (variación) del viento, que es precisamente lo impediría que los huracanes adquieran la simetría propia de estos sistemas», ha puntualizado.
Por otro lado, además del agua caliente en el océano, junto con El Niño neutro o Niña, está el Monzón africano que es un régimen de vientos húmedos del Atlántico tropical que entra hacia el interior de África y favorece la formación de pequeñas perturbaciones que después se convertirán en el germen de los futuros huracanes. «Es decir, que habrá muchos más gérmenes de ciclones tropicales», apunta.
Finalmente, el portavoz pronostica que en el futuro el cambio climático va a influir en estos sistemas ciclónicos porque recuerda que las proyecciones a largo plazo indica que aunque no tiene por qué aumentar el número de huracanes sí se espera que se incremente su intensidad o categoría.
Así, explica que los meteorólogos de NOAA dicen que es posible que estos ciclones tropicales serán más destructivos a la hora de tocar tierra por el efecto combinado de las mareas ciclónicas y la subida del nivel del mar a consecuencia del cambio climático. «El agua entrará más adentro y serán más destructivos y, por otro lado, las precipitaciones asociadas serán mayores por lo que las consecuencias en forma de inundaciones serán mayores», ha advertido.