Un estudio detecta alteraciones en el cerebro de menores con obesidad

Investigadores de la Unidad de Investigación en Resonancia Magnética del Servicio de Radiología del Hospital del Mar y del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) han identificado en un estudio que hay determinadas zonas del cerebro de menores obesos que presentan alteraciones si se comparan con niños y niñas de la misma edad con peso normal o sobrepeso.

La revista ‘Cerebral Cortex’ ha publicado los resultados del estudio en el que han analizado imágenes del cerebro de 230 menores de entre 8 y 12 años a través del estudio Breathe liderado por ISGlobal, centro impulsado por la Fundación la Caixa, han informado ambas instituciones en un comunicado este miércoles.

Los investigadores han detectado a través de resonancias magnéticas funcionales que hay dos zonas del cerebro de los menores con obesidad que tienen alteraciones y se encuentran «hiperexcitadas»: la corteza orbitofrontal y la amígdala.

Estas alteraciones son iguales a las de las personas que sufren un trastorno obsesivo-compulsivo y a aquellas que tienen la enfermedad de Prader-Willi, de origen genético, que produce un trastorno obsesivo y deriva en obesidad.

Así, los investigadores han abogado por la intervención terapéutica en estos menores porque la alteración del sistema que regula la conducta se puede considerar que llega al nivel de patología cerebral, un hecho que «hay que tener en cuenta a la hora de abordar estos casos».

Sin embargo, los autores han aclarado que el estudio no permite determinar si la obesidad genera las alteraciones cerebrales o son estas alteraciones las que provocan el sobrepeso y la obesidad, aunque han defendido que sí que hay que tener en cuenta los dos factores, la alimentación y la patología cerebral.

«ANSIEDAD PERMANENTE»

La corteza orbitofrontal y la amígdala son los centros que regulan las sensaciones de recompensa y de castigo y su relación con la parte del cerebro que regula las necesidades básicas, como la comida y las emociones, y la corteza somatosensorial, donde el cerebro representa la imagen del propio cuerpo.

El hecho de tener hiperexcitadas estas zonas del cerebro provoca una «ansiedad permanente» en los niños con obesidad y, a la vez, altera la propia percepción del cuerpo, magnificándola, por lo que para los investigadores es necesario un abordaje multidisciplinario de estos casos.