El PSOE se parte por la mitad. Pero ya no hablamos exactamente de las bases, que también, sino del mismo Consejo de Ministros. Hay un equipo de ministros que se han hartado del puño de hierro del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y sobretodo de la política endiosada y publicitaria de su jefe de gabinete, Iván Redondo. Esta revuelta la protagoniza el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, junto con la titular de Defensa, Margarita Robles, además de contar con la inestimable ayuda de la portavoz socialista Adriana Lastra. El motivo del hartazgo es sencillo: no quieren que Redondo imponga más su criterio y se han cansado de la dirección y deriva que ha tomado la formación socialista.
¿Quién lo diría? Ábalos, secretario de Organización del PSOE y un comisario político como pocos en el partido lidera una revuelta intelectual contra el presidente del Gobierno. Las fuentes consultadas apuntan a que el titular de Transportes se ha hartado del control y de las exigencias de Moncloa. El palacio se ha convertido en una especie de búnker al que casi nadie tiene acceso cuyo único objetivo es el de controlar cada paso que dé el Ejecutivo. Y claro, cuando se dan órdenes que no gustan a según qué ministros, empiezan los problemas. Y precisamente el ministerio de Ábalos, plagado de curiosas personalidades como el condenado a prisión (e indultado) por agresiones Koldo García Izaguirre u otros colaboradores y directores generales tildados por su propio partido como «vividores» no es el entorno ideal en el que exigir.
La revuelta la protagoniza Ábalos, pero no sin apoyos. La ministra de Defensa, Margarita Robles, tampoco mantiene una buena relación con el presidente desde que éste le diera un toque de atención por inmiscuirse en asuntos que ni le venían ni le iban. La socialista, que está en el cargo por el único requisito de haber sido leal al presidente en sus horas más bajas, cuando la expresidenta de Andalucía Susana Díaz intentó abordar el poder por la vía directa, ya no goza del cariño de Sánchez porque ha querido meter mano en la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Y tampoco le ha venido bien rechazar la propuesta de Pedro en la que se pedía a Margarita que fuera la candidata del PSOE en la Comunidad de Madrid.
Al equipo hay que añadir a Lastra. La portavoz más altiva del momento también se ha querido sumar a ese grupo que no quiere que Redondo les diga lo que tienen que hacer. Hay devoción hacia Sánchez, pero no entienden por qué deben obedecer los designios del publicista que hace a su vez de jefe de gabinete.
Todo se vino abajo con los resultados de las elecciones de la Comunidad de Madrid
Según detallan las fuentes, este enfrentamiento es real y se ha recrudecido con la posición de La Moncloa respecto a los indultos. Todo se vino abajo con los resultados de las elecciones de la Comunidad de Madrid, pero lo cierto es que el hecho de que Sánchez y Redondo se hayan empeñado en conceder los indultos a los líderes del procés en contra del criterio del Tribunal Supremo ha erosionado aún más (si cabe) su relación con los ministros socialistas.
Por el momento, estos ministros mantienen un perfil discreto a sabiendas de que habrá una crisis de Gobierno. Sin embargo, lo que apuntan las fuentes es que si esta política sigue adelante, puede que Sánchez se enfrente a una revuelta interna más pronto que tarde. Los indultos darán el pistoletazo de salida, pero habrá que esperar a ver cómo evoluciona la legislatura en materia de concesiones.
A SEDUCIR A CARMEN CALVO
En este contexto, este grupo de rebeldes sin causa quiere aumentar sus adeptos a toda costa para conseguir condicionar al presidente del Gobierno y evitar que su egolatría les salpique. Uno de esos fichajes que Ábalos y Lastra se empeñan en hacer es el de la vicepresidenta Carmen Calvo. A muchos les puede parecer una locura intentar poner contra el presidente a esta leal seguidora (que no súbdita) del líder socialista, pero su mala (y cada segundo que pasa, peor) relación con el director de gabinete Iván Redondo puede ser una coyuntura ideal para conseguir un peso pesado del Gobierno que se alinee con el grupo de díscolos en el Gobierno.
Por el momento, Calvo se ha dedicado a chocar con Redondo por todos los despachos posibles. Los gritos se oyen desde fuera del palacio si alguien se puede acercar sin que los escoltas les adviertan. No se aguantan y esto es oro molido para quien quiera captar a Calvo, si es que esto implica enfrentarse directamente con Iván Redondo.
Calvo tiene las mismas pretensiones que Redondo por controlarlo todo. El problema es que quien goza de la total confianza del líder socialista no es Calvo, que no hace más que sacar titulares absurdos como que lo importante no es a qué hora hay que planchar, sino quién plancha. En cualquier caso, Calvo quiere coordinar la concesión de las ayudas de la UE en materia de pandemia y Redondo no la deja. Solo hay discusiones en un entorno en el que Ábalos quiere captar, como si de la CIA se tratara, a la vicepresidenta para que se una al equipo de vividores con ego.