Iván Redondo lanza una cortina de humo publicitaria para edulcorar la chapuza con Biden

El Gobierno, bajo el control de Iván Redondo, ha motivado nada menos que a la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, y a la agencia de noticias EFE (de la que el Estado es el principal accionista) a controlar la sangría de críticas hacia Pedro Sánchez tras su vergonzoso y corto encuentro con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden. La ministra ha asegurado en los medios de comunicación que Sánchez y Biden se reunieron previamente, sin cámaras de televisión, durante media hora. Y EFE ha confirmado que una fuente anónima de la Casa Blanca ha corroborado esta información. En cualquier caso, lo que aseguran fuentes del Gobierno es que Iván Redondo se ha puesto manos a la obra para tapar uno de los actos más vergonzosos de Sánchez.

Solo explicar de lo que habló con Biden le ha llevado al líder socialista casi más minutos que el tiempo que estuvo realmente con el presidente de Estados Unidos. La idea era, al más puro estilo Redondo, vender el paseo entre los dos mandatarios como un éxito rotundo, pero lo cierto es que este encuentro ha convertido a Sánchez en el hazmerreír de España. Y entre risa y risa asoma el lamento de muchos españoles por ver en qué se ha convertido el peso internacional de nuestro país. En cualquier caso, ha sentado especialmente mal a Redondo que lo que debía ser una imagen de éxito se haya convertido en algo humillante. Hasta el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, se ha mofado del ridículo del presidente.

El Gobierno salió rápido a intentar aclarar lo ocurrido. De hecho, Sánchez aseguró horas después de la presunta reunión que había hablado con Biden de la agenda progresista, de los problemas de centroamérica y de los lazos militares que unen a España con Estados Unidos. Todo en un pasillo y durante 20 metros de paseo. Pero lo cierto es que en los 29 segundos en los que Sánchez camina junto a Biden no le ha debido dar tiempo para mucho, pues hasta que el presidente de EE UU le despide con una palmadita en la espalda. En cualquier caso, y puesto que las aclaraciones de Sánchez no han convencido a nadie, Redondo se ha puesto manos a la obra para intentar desinflar el globo de mofas y risas que hay en las redes sociales respecto a esta reunión, que no olvidemos que es, en parte, obra de Redondo.

Redondo ha movilizado todo lo que ha podido. Por un lado, la ministra de Exteriores ha acudido a la Cadena SER para dar nuevas aclaraciones sobre este encuentro bilateral que ha convertido al presidente del Gobierno en el hazmerreír. La titular de Exteriores ha insistido en que Biden y Sánchez mantuvieron «una conversación por separado» antes del paseo de 29 segundos por el pasillo. Lo que critican desde la oposición es que este mensaje lo lance tanto Laya como EFE, pues consideran que hay alguien detrás de toda esta información convenientemente publicada. En cualquier caso, lo cierto y verdad es que si Redondo no hubiera alimentado las expectativas del encuentro, esta imagen hubiera quedado como algo informal e incluso positivo para Sánchez. El fallo de Redondo fue preparar el terreno con fuegos artificiales para que luego convirtiera a Sánchez en la vergüenza nacional.

También hay que destacar que la forma de Redondo de apropiarse de todo lo que tenga un email institucional está generando tiranteces entre algunos ministerios. Concretamente, la desconfianza en Laya ha sido tremenda hasta el punto en que Redondo ha hecho su labor para evitar que el activismo de la socialista manchara este encuentro. Al final ha sido patético.

La agencia EFE, por su cuenta, asegura haberse puesto en contacto con un anónimo de la Casa Blanca que ha asegurado por activa y por pasiva que, efectivamente, el encuentro entre Sánchez y Biden fue mucho más largo que el mostrado por las cámaras de televisión. Confirman que durante 30 minutos, tanto el presidente español como el estadounidense estuvieron reunidos y hablaron de todos esos temas de los que Sánchez se hace eco. «No tengo un cronómetro», comentó el presidente del Ejecutivo, pero lo cierto es que si solo se mantuvo el encuentro de los pasillos, a Sánchez no le dio tiempo físico de hablar de estas cosas.

a Sánchez no le importa la subida de la luz, pero sí hacer el ridículo

A todo esto hay que añadirle un punto crucial que ha influido en que Redondo se haya puesto las pilas: a Sánchez no le importan tanto asuntos como la subida de la luz, las tasas al diésel o los peajes. Sin embargo, hacer el ridículo tal y como lo ha hecho humillado por su capacidad diplomática y por el propio presidente de EE UU sí que le toca el ego. Redondo lo sabe y por eso ha puesto en marcha toda la maquinaria estatal para intentar frenar la sangría de cachondeo y risas que ha salpicado las redes sociales y los teléfonos móviles. Hasta en Marruecos se han hecho eco de este chapucero encuentro en un momento en el que Mohammed VI tiene una relación con Estados Unidos mucho mejor que la que mantiene España.

Redondo es publicista y ha puesto en marcha toda la maquinaria en el Ejecutivo para tapar la idea que ya se ha clavado en las retinas de media España de que la reunión fue un fiasco, tal y como muestran las imágenes. Se trata, al igual que se hizo con la llegada de la primera remesa de vacunas, de poner una pegatina que deje claro que no hay nada mejor que el Gobierno de España. El problema es que no parece que ahora haya calado cuando cualquier palabra relacionada con el fiasco del presidente ha sido trending topic durante todo este martes.