Pedro Sánchez somete a Margarita Robles y a Juan Carlos Campo para que traguen con los indultos

No todos en el PSOE estaban de acuerdo con la idea de conceder los indultos a los líderes del procés. Hay algunos dirigentes del partido que consideran que ir en contra del criterio del Supremo no es lo más adecuado en un estado de derecho. Lo curioso es que entre el grupo de políticos socialistas que estaban en contra de los indultos estaban la ministra de Defensa, Margarita Robles, y el de Justicia, Juan Carlos Campo. Decimos «estaban» porque ya ambos han aceptado (algunos en público) la idea de que se dé la libertad a los independentistas presos y también avalan la idea de ir en contra del criterio del tribunal sentenciador y, por tanto, de su colega de profesión Manuel Marchena. ¿Habrán recibido algo a cambio? Esta es la pregunta que más de una fuente del PSOE se hace.

Es curioso que dos magistrados que vienen del mundo de la justicia entiendan que es positivo que un Ejecutivo ignore al poder judicial por completo (y más en concreto al Tribunal Supremo). En un principio, la ministra de Defensa y el de Justicia habían evitado salir ante las cámaras a opinar sobre esta cuestión para no tener problemas. Sin embargo, una charla con Sánchez ha hecho que esta posición neutra y ausente diera un giro de 180 grados hasta el punto de que este jueves ha salido Robles al ruedo a defender la decisión de supervivencia que ha tomado su presidente. «No cabe ninguna duda sobre mi posición como ministra y como juez. La generosidad, cuando concurren las circunstancias necesarias que corresponde al Gobierno, siempre es un complemento clarísimo de la justicia», ha comentado la magistrada en la cadena de televisión La Sexta.

Pero, ¿a qué se debe este cambio? Sánchez no se sentía nada cómodo con la posición neutra de sus ministros. Son dos dirigentes, especialmente Robles, cuyo apoyo en esta postura es fundamental para dar empaque a la decisión que casi con total seguridad va a tomar el Gobierno este verano. Tanto Robles como Campo habían evitado pronunciarse y así querían seguir. Sin embargo, una llamada del secretario general de Presidencia de Gobierno, Félix Bolaños, ha puesto en vereda a ambos para que empiecen a dar su apoyo a las decisiones del presidente en público. Y Robles ha sido la primera en dar un paso hacia adelante con tal de que no la echen del Consejo de Ministros, pues ya sabe que está en el punto de mira y que no le queda mucho al frente de Defensa.

El problema para Campo y para Robles es que enfrentarse a Marchena es enfrentarse a la opinión de la mayoría de magistrados. Campo sabe que es cuestión de tiempo que vuelva al ámbito judicial y por eso aún guarda silencio en cierto modo. «No es una medida arbitraria, es discrecional», comentó el ministro de Justicia intentando no decir abiertamente que apoya que el presidente del Gobierno se salte olímpicamente las recomendaciones de su colega Marchena.

El caso de Robles es sensiblemente diferente porque ella no parece tener intención ninguna de volver a su puesto de origen

El caso de Robles es sensiblemente diferente porque ella no parece tener intención ninguna de volver a su puesto de origen y sabe que todo ello depende del presidente del Gobierno. Es por eso que la ministra no ha tenido problemas en apoyar al Ejecutivo desde el momento en el que Bolaños y Sánchez se lo han pedido. Con este apoyo abierto, puede que Robles consiga una plaza en algún sitio digno de su presencia; ya que la presidencia del Supremo la tiene completamente vetada a pesar de ser su sueño.

El Gobierno prepara el terreno e incluso el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, ha salido en público a asegurar que «bienvenidos sean» los indultos siempre que traigan la estabilidad. El Ejecutivo necesita un escenario lo menos hostil posible para aprobar la salida de prisión de los independentistas presos y está esforzándose en conseguir el apoyo de todos, pero le está costando más de la cuenta acallar las críticas internas, especialmente aquellas que vienen de sus barones y de alguno de sus ministros. Pero ya son dos menos los que incomodaban.

Poco le ha importado a Robles el haber firmado en 2012 un manifiesto en contra de los indultos. Entonces, esas palabras que firmó decían que «todas las personas, sin excepción, están sujetas a las leyes». Ahora le parece bien por volver a la convivencia a pesar de que hace meses guardara un silencio cómplice que incomodaba a Bolaños. La decisión de Margarita viene en parte fundamentada a sabiendas de que tiene tantos amigos como enemigos en el ámbito de la Justicia. A Campo, quien sí tiene mucho respeto por los jueces en general y por Marchena en particular, le cuesta más pasar por el aro. Pero lo ha hecho sin ninguna clase de problemas.

La derecha, que solo tragaba a Robles de todo el elenco de ministros del PSOE, no ha tardado en pronunciarse y en mostrar su decepción con la ministra. «A ver si por fin entienden todos los españoles que Margarita Robles forma parte de lo peor de la mafia socialista con su papel de disfrazar con discurso patriótico lo que siempre es traición. Lo hizo con Zapatero y lo hace con Sánchez Y siempre hay canelos que pican con la peque», ha comentado el eurodiputado de Vox Hermann Tertsch.