Irene Montero somete a Carmen Calvo y saca adelante una ley trans que traerá problemas jurídicos

La ministra de Igualdad, Irene Montero, se ha salido con la suya y ha sometido a la vicepresidenta del Gobierno Carmen Calvo. La dirigente de Unidas Podemos ha conseguido los apoyos suficientes para sacar adelante una polémica ley que traerá muchos quebraderos de cabeza jurídicos y otras tantas críticas. La ley trans es una realidad aparente y ahora asuntos tan complejos como el que menores accedan al cambio de sexo sin el consentimiento paterno o que se reserven plazas en la administración pública a los transexuales solo por el mero hecho de serlo son ley. Montero está orgullosa porque considera que esta ley es su legado. Desde la justicia ven un problema jurídico importante la cantidad de flecos sueltos que deja esta nueva norma. A ver cómo adaptan el DNI al género fluido u otras cuestiones de las que ya se quejaba Calvo. El caos ha venido para quedarse.

El «todos, todas, todes»; el «solos, solas, soles» y el «mundo binario, CIS heteropatriarcal» han venido para instalarse en nuestras vidas. La ley trans no es un canto a la igualdad, según fuentes del Consejo General del Poder Judicial, sino un frente que traerá más conflictos jurídicos y problemas que libertades para el colectivo LGTBIQ+. Irene Montero ha conseguido presionar al PSOE junto al peso de todo su partido para sacar adelante la ley trans. La chapuza jurídica salida del Ministerio de Igualdad ha sido aprobada en el Congreso y ahora llegarán los cambios en un contexto en el que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha cedido con tal de permanecer dos años más en la Moncloa. Y decimos que «ha cedido» porque una de sus dirigentes de confianza, Carmen Calvo, se había negado en rotundo a apoyar esta ley con un resultado parlamentario muy diferente. 

jaime de los santos
Jaime de los Santos asiste a la manifestación estatal a favor de los derechos LGTBI. Foto: Flickr Comunidad Madrid

Montero tiene su legado. Así espera quitarse el San Benito de ser la «mujer de», tal y como la denominó esta semana el presidente del Partido Popular, Pablo Casado, en un discurso. Pero lo cierto es que la cantidad de problemas jurídicos que traerá la ley están aún por llegar. A ver cómo se lo toman aquellos que lleven años opositando para que ahora vean cómo una buena cantidad de plazas se reservan al colectivo transexual solo por el mero hecho de serlo. Y lo más complicado: a ver cómo demuestras quién es transexual y quién no, pues la ley trans incluye bajo este nombre a muchos colectivos: los queer, los de género no binario y ese curioso «otros» que tanto atemoriza a los legisladores. «¿Qué significa ese otros?», comentan desde el CGPJ.

La buena noticia para Podemos es que las encuestas han puesto contra las cuerdas a Pedro Sánchez, que con tal de permanecer en el poder está dispuesto a ceder en más de una medida. Irene Montero ha conseguido sacar adelante su legado y lo que ella considera una medida que tapará el hecho de que hay quien la acusa de estar en el poder por haber sido pareja del exvicepresidente del Gobierno y exlíder de Unidas Podemos Pablo Iglesias. Pero también ha logrado someter a la principal detractora de su proyecto y la más crítica con la ley trans de Montero: la vicepresidenta del Gobierno Carmen Calvo. Sin embargo, esta ley cuyo anteproyecto ha sido aprobado en el Congreso tiene más sombras que luces.

EN QUÉ CONSISTE LA LEY

La ley trans de la ministra de Igualdad, Irene Montero, se abre a asuntos muy polémicos que traerán cola y quejas. Una de las cuestiones clave es que si un menor de edad siente que sus padres no respetan su identidad sexual (no especifican la edad, por lo que se entiende que con el mero hecho de tener menos de 18 años es suficiente) puede recurrir al Estado para que intermedie en la situación. El problema es que si la administración entiende que los padres no respetan la identidad sexual de su hijo, directamente le pueden quitar la custodia. Algo que no todos entienden en el Congreso y que abre una puerta peligrosa.

El artículo 6 de la ley de Montero es contundente. En su apartado segundo, se especifica que “las personas menores de dieciocho años incluidas en el ámbito de aplicación de la presente Ley tienen derecho a recibir de los poderes públicos del Estado y las Comunidades Autónomas, en el marco de sus respectivas competencias, la protección y atención necesarias para promover su desarrollo integral, así como el ejercicio pleno del derecho a la libre autodeterminación de la identidad sexual y expresión de género. La negativa a respetar la identidad sexual o de género de una persona menor de dieciocho años por parte de las personas que ostenten la patria potestad o la tutela legal, será considerada situación de riesgo”. Pero no solo esto.

La ley trans de la ministra de Igualdad, Irene Montero, amenaza con poner la situación actual de los transexuales patas arriba. Desde Unidas Podemos están convencidos de que este paquete de medidas que han presentado como anteproyecto del ley en el Congreso de los Diputados solo tiene beneficios para este colectivo. Sin embargo, la letra pequeña del texto de la ministra augura un caos administrativo importante debido a que Irene Montero ha convertido el ser transexual en una condición mucho más amplia de lo que hasta ahora se concebía. Ya no es un hombre o una mujer atrapado en el cuerpo del sexo contrario; ahora, las “personas trans” serán “transgénero, transexuales, travestis, hombres o niños con vulva, mujeres o niñas con pene, variantes de género, queer, personas no binarias u otros”. Y todos ellos tendrán acceso a la renta activa de inserción, por lo que si antes era difícil acceder a ella por la falta de recursos, que se preparen los nuevos integrantes que con la ley trans pueden acceder a una subvención pública.

También, tal y como se refleja en el contenido del anteproyecto de ley que ha presentado la ministra en el Congreso de los Diputados, más medidas polémicas se descubren. Montero prevé reservar plazas públicas en la administración a todo opositor que sea transexual solo por el hecho de serlo. Esto no ha sentado bien entre la oposición, a falta de sondear a quienes llevan años estudiando para obtener una plaza pública siendo solo un número a ojos de la administración. Sin embargo, en esta ley, los transexuales tendrán preferencia respecto a los demás. También en el sector privado.