La Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia del Principado de Asturias (TSJA) ha condenado a un hombre a 11 años de prisión por abusar sexualmente de una menor, hija de su mujer. El TSJA ratifica íntegramente en los mismos términos la sentencia de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Oviedo.
El fallo sostiene que el acusado nacido el 24 de julio de 1998, en fecha no determinada de 2009, cuando la víctima, hija de su mujer, tenía once años de edad y convivían en el domicilio de la provincia de León, entró, en torno a las seis de la mañana, en el dormitorio que la menor compartía con uno de sus hermanos, se deslizó en la litera en la que descansaba y, tras tocarle levemente en el hombro, y en la creencia de que estaba dormida, le tocó, con ánimo libidinoso, los pechos y los glúteos.
A partir de esa fecha se reiteraron este tipo de comportamientos, de forma que, en un número indeterminado de ocasiones, el entraba a primera hora de la mañana en su habitación y, sin consentimiento de la menor, le efectuaba tocamientos, por encima y por debajo de la ropa, en los pechos y los genitales.
La menor que se quedaba bloqueada, fingía en todas las ocasiones que seguía dormida, aunque intentaba taparse las zonas íntimas con los brazos o con la almohada, se giraba hacia la pared para dificultar que el procesado pudiera efectuar los tocamientos y se movía para que este creyera que estaba despertándose y cesara en su comportamiento.
Estos hechos cesaron cuando el hombre dejó de convivir con su mujer y sus hijos en el referido domicilio. A partir de enero de 2014, cuando la víctima tenía quince años y se había reanudado la convivencia, ahora en el domicilio de un concejo asturiano, el procesado reprodujo el comportamiento que se ha descrito, entrando a primera hora de la mañana en la habitación de la menor, que para entonces dormía sola tocándole los pechos, el pubis y la zona vaginal sin su consentimiento.
Este comportamiento fue, de nuevo, reiterado en el tiempo, se reprodujo en un número indeterminado de ocasiones, y cesó el 22 de enero de 2016, día en el que menor relató ser víctima de estos hechos en el Instituto en el que cursaba estudios, a la Jefa de Estudios, la Orientadora y la Directora.
Como consecuencia de estos hechos la niña presentó sensaciones de angustia, dificultades en la alimentación y el sueño, empezó a beber ocasionalmente y consumir drogas, sufría ataques de ira y episodios autolíticos y rehuía el contacto físico. Recibió asistencia psicológica en la asociación Cavasym, que se materializó en cuatro sesiones entre el 31 de julio y el 18 de septiembre de 2017, y no llegó a terminar el tratamiento por dificultades para desplazarse a Gijón, tras trasladar su domicilio a León. En la actualidad sigue tratamiento psicológico y psiquiátrico para la ansiedad y la depresión.