La filósofa feminista y consejera de Estado Amelia Valcárcel ha pedido «enfriar el debate» sobre la ley trans, que considera «mejorable», y ha reivindicado que se discuta conociendo «la historia de las ideas». «Se está tratando de un modo sentimental que no es el adecuado», ha señalado.
Valcárcel, que ha participado en el curso sobre el papel de la Abogacía en la Sociedad Civil de los Cursos de Verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), ha opinado que el debate sobre la citada ley está provocando «un tsunami de victimización» y ha llamado a «conocer bien el tema, que es muy complejo».
En este sentido, ha destacado que en España «ya existen muchas leyes autonómicas queer». «Es un debate que no es nuevo y no va a durar mucho tiempo, por lo que conviene que sepamos las líneas generales», ha apuntado.
La filósofa explicó durante su ponencia las diferencias entre los pensamientos feministas clásicos y la teoría queer, así como el origen de los debates presentes en la sociedad en ambas posturas, que cristalizan en las discusiones actuales. «La teoría feminista y queer o son lo mismo sino que colisionan en muchos puntos», ha señalado.
«Vivimos en una civilización feminista», ha destacado Valcárcel, quien ha asegurado que la «civilización occidental o de sociedades abiertas» es la primera en la historia que tiene ese rasgo presente.
«Nuestra civilización es feminista porque reposa sobre una idea fundamental, la de que varones y mujeres son lo mismo, puede que se distingan, pero la verdad esencial es que valen lo mismo y tienen que ser tratados de la misma manera», ha apuntado.
De este modo, la filósofa ha señalado que, frente al concepto feminista de igualdad, donde «el sexo no tiene que ser decisivo para disfrutar de los derechos o los bienes», la teoría queer reivindica que el sexo no existe, y plantea el género como una «proliferación de identidades paródicas». «El sexo si existe, lo que pasa es que hay una mala colocación del lenguaje», ha afirmado.
Así, Valcárcel ha explicado la dificultad para definir qué se adquiere desde el nacimiento (sexo) y qué se adquiere desde el plano cultural (género), considerando también realidades como la intersexualidad, «que afecta a una de cada 400.000 personas».
«Delimitar qué es biológico y qué es cultural va a ser un debate que dure 1.000 años», ha asegurado, opinando que «hay que dejar libertad porque es un tema muy complicado».
Para la filósofa, estos postulados de la teoría queer, a la que ha calificado como «doctrina», donde se define el sexo como una performance, tiene buena recepción en unas sociedades donde «las grandes seguridades se han vuelto líquidas».
El punto de partida encajaría entonces con la idea del «sea usted como quiera», de acuerdo a Valcárcel, que ha apuntado que este es un punto «que siempre admitirá el feminismo».
Sin embargo, ha planteado sus dudas sobre el salto de estas consideraciones al plano legal. «El deseo de la moral es convertirse en ley», ha considerado.