El Informe Mundial de ONUSIDA sobre el sida 2021 ha advertido de que las personas que viven con el VIH son más vulnerables a la COVID-19, pero que las crecientes desigualdades les impiden acceder a las vacunas de la COVID-19 y a los servicios relacionados con el VIH.
Estudios realizados en Inglaterra y Sudáfrica han revelado que el riesgo de morir por COVID-19 entre las personas que viven con el VIH era el doble que el de la población general. En el África subsahariana, donde viven dos tercios (67%) de las personas que viven con el VIH, menos del 3 por ciento había recibido al menos una dosis de la vacuna a fecha de julio de 2021.
Los países ricos de Europa se preparan para disfrutar del verano mientras sus poblaciones tienen fácil acceso a las vacunas COVID-19, mientras el Sur global está en crisis. No hemos aprendido las lecciones del VIH, cuando a millones de personas se les negaron los medicamentos que salvan vidas y murieron debido a las desigualdades en el acceso. Esto es totalmente inaceptable», lamenta la directora ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima.
El nuevo informe muestra cómo los confinamientos y otras restricciones «han perturbado gravemente» las pruebas del VIH, lo que ha provocado en muchos países un fuerte descenso de los diagnósticos del VIH, de las derivaciones a los servicios de atención y del inicio del tratamiento.
ONUSIDA apunta que en KwaZulu-Natal (Sudáfrica), por ejemplo, se produjo un descenso del 48 por ciento en las pruebas del VIH tras el primer confinamiento nacional impuesto en abril de 2020. También hubo menos diagnósticos de VIH nuevos y un descenso en el inicio del tratamiento. Esto se produjo cuando 28.000 trabajadores sanitarios de la comunidad del VIH pasaron de las pruebas a la detección de los síntomas de la COVID-19.
El documento muestra que en 2020 los 1,5 millones de nuevas infecciones por el VIH se produjeron predominantemente entre las poblaciones clave y sus parejas sexuales. Las personas que se inyectan drogas, las mujeres transexuales, los trabajadores del sexo y los hombres homosexuales y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, así como las parejas sexuales de estos grupos de población clave, representaron el 65 por ciento de las infecciones por el VIH en todo el mundo en 2020.
Estas poblaciones clave representaron el 93 por ciento de las nuevas infecciones por el VIH fuera del África subsahariana y el 35 por ciento dentro del África subsahariana. «Sin embargo, siguen estando marginados y en gran medida fuera del alcance de los servicios del VIH en la mayoría de los países», denuncia ONUSIDA.
Según el organismo de Naciones Unidas, en 2020 alrededor de 800.000 niños de 0 a 14 años que vivían con el VIH no recibían tratamiento. La cobertura del tratamiento era del 74 por ciento para los adultos, pero solo del 54 por ciento para los niños en 2020. «Muchos niños no se sometieron a la prueba del VIH al nacer y siguen sin conocer su estado serológico, lo que hace que encontrarlos y llevarlos a la atención sea un gran reto», insisten.
El informe también muestra que las mujeres y las niñas del África subsahariana siguen teniendo un mayor riesgo de infección por el VIH, y que la desigualdad de género y la violencia de género están en el centro de ese riesgo.
«Las desigualdades de género y la violencia de género privan a las mujeres y niñas de sus derechos humanos fundamentales, como el derecho a la educación, la salud y las oportunidades económicas. Esto aumenta su riesgo de infección por el VIH y bloquea el acceso a los servicios. En el África subsahariana, las adolescentes y las mujeres jóvenes representan el 25 por ciento de todas las nuevas infecciones por el VIH, a pesar de representar solo el 10 por ciento de la población», argumenta ONUSIDA.
«Los multimillonarios navegan en sus yates en las mismas aguas del Mediterráneo en las que se ahogan los migrantes. ¿Cómo podemos quedarnos quietos y dejar que esto sea la ‘nueva normalidad’? Debemos hacer frente a estas horribles desigualdades y volver a hacer hincapié en el respeto de los derechos humanos básicos y fundamentales», critica Byanyima.