El PSOE tiembla ante la venganza de Ábalos, el fontanero «vividor» que Sánchez ha humillado

Si algo tiene José Luis Ábalos es que no es precisamente una «hermanita de la caridad», tal y como le describen sus propios compañeros de partido. Que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el exsecretario de Organización del PSOE y exministro de Transportes, José Luis Ábalos, llevaban tiempo enfrentados no era ningún misterio. Lo que Ábalos no se esperaba es que el líder de su partido se tomara la justicia por su mano y le humillara de esa manera. La venganza de Sánchez ha sido de tal nivel que desde el PSOE están temblando ante la posibilidad de que el fontanero del partido saque la llave inglesa a pasear y reviente tres o cuatro cañerías que saquen a flote toda la porquería del partido. Hay miedo no solo por el carácter de Ábalos, sino porque la humillación de Sánchez hacia su hombre de confianza ha sido «excesiva», según detallan fuentes del partido, porque llegó a preparar con el exsecretario de Organización la remodelación del Ejecutivo sin avisarle al propio Ábalos de que él estaría también fuera.

Los tambores de guerra suenan desde el pasado sábado. No solo en el PSOE, también en otros partidos que conocen bien el carácter del ministro «vividor» y su capacidad para responder a quienes le han humillado. Ábalos no solo ha sido expulsado del Gobierno, también del partido. El presidente del Gobierno le ha quitado todo lo que tenía. Ya no es ministro (pese a que sonaba su nombre incluso como próximo titular de Defensa) ni secretario de Organización del PSOE. El problema es que su segundo cargo le ha dejado un nivel de información suficiente como para poder filtrar lo necesario para colapsar el partido o incluso hundirle antes de que acabe la legislatura. Y en el PSOE tiemblan ante los pasos que pueda dar el exsocialista.

Los hay más optimistas que confían en que Ábalos es un «hombre de partido» y que consideran que nunca traicionaría sus principios para acabar con el PSOE. Pero el sentir general es que se avecina tormenta porque los cambios de Sánchez no han sido del todo conciliadores. Tanto Ábalos como todo su equipo son trabajadores que infunden cierto miedo en el partido por las posibles filtraciones que se puedan dar desde ahora. Son muchos los que se han quedado sin su trabajo público y que ahora quieren venganza por la humillación sufrida a manos de Sánchez.

Ábalos fue parte activa en la remodelación del Gobierno

Decimos «humillación» porque desde el PSOE deslizan que Ábalos fue parte activa en la remodelación del Gobierno. En la elección de nombres y en la decisión de qué carteras tenían que cambiar de titular. Mientras el presidente del Gobierno mantuvo varias reuniones (la mayoría de ellas vía telefónica) con el ministro de Transportes, Sánchez ya preparaba el recambio para Ábalos tanto en el ministerio como en la secretaría de Organización socialista. Y cuando se lo notificó a Ábalos, la sensación del ministro fue de traición.

En cualquier caso, la humillación llega a tal nivel que Ábalos ha mantenido su acta de diputado para seguir teniendo una retribución pública y Sánchez se lo ha permitido. Pero claro, tras años acudiendo en calidad de ministro de una de las carteras más relevantes del país pasará a ser uno más de los 350 diputados que llenan el Congreso. Pasar de lo más alto a lo más bajo en el escalafón del partido es un salto duro que alguien del carácter del ministro no parece que vaya a dejar pasar, tal y como aseguran fuentes cercanas al ya exministro.

«Sábado: ”José Luis, te quiero fuera del Ministerio y de la Secretaría de Organización del PSOE”. Hoy: Ningún miembro del actual Consejo de Ministros ni del anterior ha acudido a su despedida como Ministro de Transportes. Humillar a los fontaneros es peligroso. Saben cómo obstruir», ha comentado la portavoz de Vox en el Congreso de los Diputados, Macarena Olona.

Tal y como asegura Olona, efectivamente, nadie del Consejo de Ministros se ha atrevido a despedir a Ábalos durante el cambio de cartera. Nadie quiere meterse dentro de ese enfrentamiento que mantiene a Sánchez y al extitular de Transportes encarados. El presidente no tiene miedo y de hecho lleva meses que trabaja en la idea de castigar a Ábalos. No es ningún secreto que acabaron a voces más de una vez en el Gobierno por diferentes rencillas internas sobre cómo proceder. El problema real es que mientras que Sánchez confía en que Ábalos no puede herirle, todos los miembros del PSOE piensan exactamente lo contrario.

Ábalos al menos ha sido elegante al dejar los galones. Ha tardado horas en cambiar su descripción en Twitter a «diputado del por la provincia de València» y ha renunciado formalmente en cuestión también de horas a la Secretaría de Organización del PSOE. Entretanto, reina un silencio incómodo en el partido a la espera de que lo defenestrados por Sánchez busquen venganza. Y Ábalos es quien lidera las quinielas para protagonizarla.