El frágil equilibrio de Podemos, a punto de reventar con la remodelación del Gobierno

En Podemos hay un equilibrio de poder complicado que hará caer a la formación, según deslizan las quinielas internas del partido. La realidad de Podemos es que hay tres dirigentes que destacan sobre el resto y que aún no se han aclarado ni entre ellas para ver quién lleva la batuta de Unidas Podemos. Por un lado está la previsible candidata de la formación morada, la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. Por otro, la ministra de Igualdad, Irene Montero. Y por último, la secretaria general del partido, Ione Belarra. El problema es que quien cuenta con el respeto de las bases y con la bendición del exlíder del partido, Pablo Iglesias, es la primera. Y las dos últimas buscan la forma de someterla sin abrir una crisis interna que lleva amenazando la formación desde el mismo momento en el que Iglesias anunció a los suyos que dejaba el partido en manos de Yolanda Díaz. Y tras esta última remodelación del Gobierno, parece que los problemas entre las tres dirigentes están lejos de solucionarse.

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha sido capaz de salvar los muebles. Dentro de la criba presentada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se puso sobre la mesa la posibilidad de echar a los ministro de Podemos que menos aportaban. Por supuesto, el nombre de Manuel Castells fue el primero en ponerse encima de la mesa, pero el de Irene Montero y su amado Ministerio de Igualdad también se dejó caer en plena crisis con la sorpresa de que fue la propia vicepresidenta la que se plantó ante la posibilidad de echar del Consejo de Ministros a Montero. Lo que dicen las malas lenguas del partido es que lo hizo no porque crea plenamente en que es necesario mantener los 451 millones anuales para Igualdad, sino por evitar abrir una crisis interna dado que Montero manda más en Unidas Podemos de lo que al resto les gustaría.

La relación personal entre Iglesias y Montero hizo que la ministra tuviera que olvidarse de ser la sucesora. «Esto no es Argentina», dicen fuentes del partido recordando a los Perón. Pero lo cierto es que Yolanda ha mantenido estable ese frágil equilibrio que mantiene los poderes con contrapesos. La vicepresidenta es la que tiene más poder de facto por su posición y porque suena como candidata, pero quien organiza las listas no es ella, sino Montero. En toda esta historia, Ione pinta más bien poco, pues es como la testaferro de Irene dado que la titular de Igualdad no tenía la justificación moral como para presentarse a suceder a su pareja. Ella manda, pero no tiene los galones. Solo se basan en formar las listas y en que Ione y Yolanda no se han rebelado.

si las encuestas son malas, Yolanda será la candidata con todo el consenso

El gran problema que se avecina con un consenso también complicado es quién será la cara visible de Podemos. Desde Podemos aseguran, al menos las fuentes que no son excesivamente palmeras de la nueva dirección de la formación morada, que si las encuestas son malas, Yolanda será la candidata con todo el consenso. Otra cosa es que los resultados que arrojen los sondeos sean buenos para el partido. En ese caso, saldrá a relucir de nuevo el debate sobre si es mejor que quien sea la candidata sea la testaferro de Montero antes que la propia Yolanda Díaz.

En cualquier caso, y con ese problema en ciernes. Lo cierto es que la primera oportunidad que ha tenido Yolanda para dejar caer a Montero la ha frenado para mantener el frágil equilibrio que sostiene la formación. Las opciones que se pusieron sobre la mesa fueron cuatro: la primera, si subirse al carro de los austeros ministeriales y eliminar alguna cartera que no ha aportado mucho; la segunda, si dejar caer y eliminar definitivamente algunos ministerios, entre los que se sopesaba la idea de acabar con Igualdad; la tercera, mantenerse firmes tal y como están; y la cuarta, cambiar de cara algunos ministerios.

En cualquiera de los escenarios, parece que ganó la tercera opción y que Yolanda no quiso abrir el melón aunque sabe que ella no cuenta del todo con la confianza de Montero y de Ione. Las dos amigas de universidad llevan tiempo planteándose cómo hacerse con el control de Podemos sin la interferencia de una Yolanda Díaz que parece que va por libre o que al menos no cuenta con la confianza de Belarra y Montero.

EL NUEVO GOBIERNO

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha acelerado la remodelación del Ejecutivo. El cambio más llamativo es que Iván Redondo, jefe de gabinete de Presidencia del Gobierno, abandona el cargo y será el presidente de Paradores, Óscar López, quien ocupe su cargo. Este sábado comparecerá para dar los cambios que se esperan, pero ya se han filtrado la mayoría de ellos. El más sonado es la salida de la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, cuyo puesto ocupará por completo Nadia Calviño. Yolanda Díaz, ministra de Trabajo, y Teresa Ribera, que ostenta la cartera de Transición Ecológica, se mantienen en sus puestos por el momento y hasta que acabe la legislatura. Tal y como adelantó MONCLOA.com, la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, y el titular de Transportes, José Luis Ábalos, también salen del Ejecutivo por su pésima gestión durante estos últimos meses. Cogen galones otros socialistas como el secretario de Estado de Presidencia del Gobierno, Félix Bolaños, que se convertirá en Ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática.

Será José Manuel Albares, el embajador de España en Francia hasta ahora, el próximo ministro de Exteriores. Este socialista es un viejo conocido de Sánchez, no porque saliera en la famosa foto del Falcon, sino porque fue quien urdió todos los tempranos éxitos del Gobierno en materia de diplomacia internacional. Albares era un asesor de Sánchez que ahora viene a salvar al Ejecutivo de la desastrosa gestión de Arancha González Laya. El ministro de Transportes y secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, deja también el Gobierno y ocupará su cartera Raquel Sánchez. Otro castigo que ya adelantó MONCLOA.com tras varios enfrentamientos. Y Ander Gil sustituye a Pilar Llop como presidente del Senado. También deja el Gobierno la ministra de Educación, Isabel Celaá, y entrará en su lugar Pilar Alegría.